La lonchera escolar representa, según datos de la cartera de Salud, el 15% de la alimentación del día, de modo que debe ser sana y balanceada para garantizar un óptimo desarrollo físico e intelectual.
Mariana Hidalgo, nutricionista y blogger de vida saludable, especifica que, aunque no debe ser considerada como un reemplazo del almuerzo, es indispensable que integre alimentos energéticos, protectores o reguladores, así como formadores o constructores.
En el primer grupo están los cereales, las grasas y azúcares. Por ejemplo, los panqueques de avena que, aparte de brindar energía, proporcionan gran cantidad de fibra y ayudan a la digestión. El insumo se puede encontrar en la tienda América Orgánica vía Fazil.
Los protectores, en tanto, aportan vitaminas, minerales y fibra (frutas y verduras), opciones que La huerta del Nonno, GoldenFarms y Verfru ponen al alcance.
Los alimentos formadores, en tanto, son fuentes de proteína animal, como las carnes (pescado, pollo, res), los huevos y los lácteos; o vegetal, como la soja, menestras, frutos secos y semillas.
Su consumo ayuda al crecimiento y a la formación de tejidos. Una de estas opciones son los huevos de codorniz o los alimentos fortificados y novedosos como Sangrecita Factory, la marca en Tottus que combate la anemia con divertidas creaciones, o las galletas NutriH, premiadas en el extranjero por reducir considerablemente los índices de este mal junto con la desnutrición infantil.
Mochilas
Vanessa Vargas, médica instructora de la Escuela de Emergencia de EsSalud, indicó que el peso excesivo que la mayoría de los escolares carga sobre sus hombros puede devenir en problemas en la salud como deformaciones de la columna, malas posturas al caminar y otros trastornos del sistema músculo esquelético.
La especialista advirtió a Andina que el dolor en el cuello y espalda, contracturas musculares en los hombros, así como molestias a nivel lumbar, porque son las principales complicaciones que afrontan los estudiantes debido al uso incorrecto y peso excesivo de las mochilas.
El peso de la mochila escolar, a su criterio, no debe sobrepasar el 10 % del peso corporal del escolar, principalmente si se trata de un infante, cuya edad va hasta los 8 años de edad. Señaló que al momento de cargar la mochila es importante mantener una buena postura, la espalda recta y no curvarla.
También evitar cargas inútiles, de lo contrario el niño se verá obligado a arquear la columna vertebral, y llevar hacia adelante la cabeza y el tronco para compensar el peso. Sostuvo que si el menor usa una mochila con ruedas, lo recomendable es llevarla hacia delante, ya que, si lo arrastra o jala, podría presentar dolores de hombros o encorvarse.
Si son mochilas con tirantes y correas deben ser acolchadas y evitar jalarlas desde el suelo para colocarlas en un hombro. Lo adecuado es ubicarlas sobre la mesa y desde ahí colocarla en los dos brazos al mismo tiempo.
Sobre ‘síndrome posvacacional’
Para los padres de familia, el inicio de las clases escolares implica modificar algunos hábitos de los menores en casa con mucha paciencia y diálogo, pues no todos tienen la misma fuerza de voluntad para regresar al colegio y adaptarse a la rigidez de las clases.
A través del programa Salud y Bienestar, los especialistas indican que a veces surgen el ‘síndrome posvacacional’, el cual consiste en sentirse triste y apático por tener que regresar a las obligaciones escolares.
Para algunos es más fácil la adaptación, pero para otros estos cambios cuestan más. Por ello, los expertos dicen que es importante prepararlos paulatinamente en las nuevas rutinas o, en todo caso, conversar sobre el nuevo panorama que vivirán.