Julio C. Tello recuperó en 1937 diversos objetos de oro y plata para el Museo Nacional que provenían de la huaca ‘La ventana’, en Batán Grande, jurisdicción de Poma, en Lambayeque. El objeto más preciado se distinguía rápidamente y se constituyó en paradigma de la metalurgia del Perú Antiguo: el ‘Tumi de Íllimo’ o ‘Tumi de Lambayeque’.
Este objeto precioso estaba formado por una sola pieza, el mango tiene forma rectangular o trapezoidal y la hoja cortante es semicircular. Algunos tenían incrustaciones de piedras semipreciosas. Fue usado por la cultura Moche, Sicán, Chimú e Incas y una de sus funciones era ser usado como cuchillo ceremonial de las culturas precolombinas que habitaban en la costa peruana.
Al ser objetos ceremoniales, los tumis eran fabricados a menudo con algún tipo de metal precioso, como oro, plata, cobre o bronce ¿Qué otros usos se le daba y por qué ahora es tan cuidado? Te lo detallamos en la siguiente nota.
Origen del Tumi
Según se relata, los mochicas llevaban un tiempo navegando por el río Chancay en busca de un lugar adecuado en el que establecerse. Fue en ese camino que observaron algunos leones marinos en la orilla y entendieron eso como un mensaje de los dioses al punto que decidieron hacer de ese emplazamiento su hogar. Por tal motivo, en su lengua la palabra ‘tumi’ significa león marino. Al ser este animal considerado una señal enviada por los dioses, la palabra ‘tumi’ empezó a asociarse con lo divino desde entonces.
Objeto ceremonial
Muchas culturas precolombinas, entre ellas la mochica, creían que debían ofrecerse sacrificios a los dioses para complacerles y cuando ellos empezaron a realizar sacrificios humanos, las dagas que utilizaban empezaron a ser conocidas también como ‘tumis’. Por tal motivo, estos sacrificios adquirieron un carácter sagrado, y no sorprende que los cuchillos que utilizaban en ellos recibieran un nombre vinculado a lo divino. Esta es la razón por la que el tumi aparece a menudo en la iconografía mochica, habitualmente cortando el cuello de las víctimas.
Esta herramienta fue adoptado posteriormente por la cultura Sicán cuando la Mochica desapareció, pero tuvo algunos cambios. Cuenta la leyenda que el fundador de esta cultura, llamado Naylamp, murió y le crecieron alas en la espalda, despertándose y volando por los cielos. Por tal razón, crearon la imagen del hombre pájaro en memoria de su fundador, decorando el tumi con la figura de un hombre pájaro.
Antigua cirugía y modernos descubrimientos
Los tumis también se utilizaban para la cirugía, más específicamente para la trepanación, una intervención en la que se practica un orificio en el cráneo mediante el raspado o la perforación. A diferencia de los tumis ceremoniales, las hojas de estos escalpelos eran más pequeñas. Los médicos incas realizaban esta cirugía para aliviar a los pacientes que sufrían inflamaciones a causa de traumatismos craneales.
Estas operaciones muchas veces permitían que el herido siguiera viviendo, tal como lo demuestra la evidencia arqueológica de cráneos trepanados encontrados sobre todo en la costa sur peruana, especialmente de las culturas Paracas y Nazca.
Ahora, es una idea generalizada que los cortes se practicaban con cuchillos de pedernal y con tumis metálicos. Sin embargo, lo más probable es que el Tumi haya sido utilizado para circunstancias especiales y específicas, pues el filo hace que no pueda utilizarse para cortar hueso ya que el borde cortante solamente se presta para incisiones largas y superficiales .
Tumi fue robado en el asalto más importante de un museo del Perú
Sucedió en noviembre de 1981. Tres delincuentes ingresaron el viernes 26 al museo y lograron un robo sin antecedentes en la historia institucional del Perú. En total fueron 34 piezas de oro, plata y bronce, provenientes de las culturas prehispánicas, entre ellas uno de los tres tumis de oro.
Los ladrones también se llevaron vasos ceremoniales de oro y plata, pectorales, keros, collares, orejeras, sonajas, entre otras cosas de valor. Manuel Valdivia Heredia (25 años), un obrero de carpintería metálica, de 25 años; Eduardo Rocca Vásquez (26 años); y Fernando Solano López (25 años) eran los autores de este delito. El tumi estaba destrozado.