Este martes 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, fecha en la que se recuerda la importancia de preservar y garantizar los derechos lingüísticos de los hablantes de lenguas indígenas u originarias en el Perú para conservar la riqueza pluricultural del país.
El Día Internacional de la Lengua Materna fue aprobada en la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) realizada en 1999 y se celebra en todo el mundo desde el año 2000.
Para conocer más sobre el estado de las lenguas indígenas que se hablan en el Perú, las que parecen extinguirse y las que se revitalizan, dialogamos con Roberto Zariquiey, lingüista y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
El lingüista dijo a Infobae que la importancia de preservar una lengua originaria tiene varias razones, entre ellas: hablar la lengua materna es un derecho; las lenguas no solo son gramática, sino que hay en cada una un conocimiento sobre el mundo alternativo al hegemónico; desde una perspectiva más científica, tener variedad de lenguas ayuda a entender la capacidad cognitiva del ser humano para representarse el mundo.
“Cada vez que se pierde una lengua, se puede estar perdiendo un rasgo semántico o gramatical que no existe en ninguna otra lengua y que va a generar un sesgo de nuestra interpretación de cómo funciona el lenguaje”, explicó.
Estado de las lenguas originarias en el Perú
Zariquiey comentó que el Estado peruano reconoce 48 idiomas indígenas u originarias, sin contar con el castellano. De ellas, actualmente hay ocho que tienen menos de diez hablantes y se encuentran en un estado de reducción radical. Siete de ellas son lenguas de la Amazonía y el kawki, que se habla en la sierra de Lima.
En el caso del quechua y aimara, las lenguas originarias con más hablantes en la región, Zariquiey explicó que estas son consideradas por el Estado peruano como lenguas, cuando en realidad, según su opinión técnica, se trata de familias lingüísticas, ya que existen varias variedades como el quechua cusqueño, ayacuchano, el que se habla en Amazonas y San Martín y otras zonas del país con tradiciones históricas y culturales independientes. Además, son bastantes distintas entre sí.
“Hay varias variedades de quechua que están en un proceso de debilitamiento muy marcado, como el quechua huanca, de La Libertad y de Cajamarca (…) Por ejemplo, el expresidente Pedro Castillo (quien es natural de Cajamarca) no era quechua hablante”, comentó el lingüista.
Añadió que, en cambio, Guido Bellido, congresista y natural del Cusco, habla un quechua muy fluido. “Al parecer el quechua del Cusco ha tenido más transmisión intergeneracional”, dijo.
Zariquiey recordó que, en el último censo nacional (2017) hubo un repunte de quechua hablantes en los últimos 10 años, de casi medio millón de personas que afirmaron que hablaban esa lengua. Así, pasó a tener de 3′363.603 (en 2007) a 3′805.531 (en 2017).
“Puede haber varias cosas que pueden haber cambiado: puede ser el resultado de una metodología diferente, o de que la gente ha comenzado a sentirse más orgullosa de hablar quechua y no lo oculta”, indicó.
Por otro lado, si bien en Lima hay más de medio millón de quechua hablantes, en la capital, esta lengua no se está transmitiendo a las generaciones más jóvenes. Si eso continúa, puede darse una reducción muy abrupta en una sola generación, advirtió.
Educación cultural bilingüe en desarrollo
Por otro lado, Zariquiey indicó que, si bien el Estado promueve la educación intercultural bilingüe en algunas regiones para brindar a los niños una enseñanza más pertinente, hay mucho por mejorar, ya que prácticamente no hay educación secundaria bilingüe.
“La transición de la primaria a la secundaria todavía no está bien manejada. Por otro lado, se debe entender que el impacto de la escuela es limitado. Es más importante lo que pasa fuera de la escuela que lo que pasa dentro de ella. Por eso se dice que la educación cultural bilingüe debe salir del aula y promoverse espacios donde los niños puedan usar la lengua”, expresó.
Lenguas maternas y las nuevas tecnologías.
El lingüista está convencido de que la tecnología puede servir en el fortalecimiento lingüístico. La tecnología tiene varias ventajas: una de ellas es promover el uso de las lenguas en nuevos espacios.
Tener un corrector ortográfico, un teclado configurado en una lengua, u otra tecnología adaptada, tiene un impacto muy positivo sobre el hablante ya que percibe que la lengua que habla no está muerta.
“Una persona que ve su lengua indígena en una App o en otra herramienta tecnológica, cambia la perspectiva respecto a su lengua”, dijo.