Una guerra se ha desatado entre trabajadoras sexuales venezolanas y transgénero peruanas que ofrecen sus servicios en las calles del Centro de Lima. El conflicto ocurre en medio del cobro de cupos de las mafias extranjeras de proxenetas que tienen tomados los jirones Zepita, Cañete, Inclán y Chancay, así como parte de la avenida Alfonso Ugarte.
Un informe del programa Domingo al Día expuso esta preocupante situación que parece se ha vuelto incontrolable para las autoridades. En esta ‘zona rosa’ trabajan ambos grupos de mujeres, sin embargo, en las últimas semanas los problemas empezaron cuando las meretrices extranjeras intentaron desplazar a las trabajadoras trans.
Las imágenes de un video del jueves 9 de febrero da luces de la disputa entre ellas. En el clip se observa a una mujer trans y una venezolana discutir fuertemente. Poco a poco el tono fue subiendo y de pronto las meretrices se agarraron a golpes, al punto que una terminó en el suelo.
“Nosotras lo hemos fundado (la plaza) hace muchos años. Ni tú ni nadie va a venir a decirme dónde yo me puedo parar, ¿me entiendes?”, reclamó un mujer trans a la extranjera. Las primeras denuncian que ahora no solo tienen que preocuparse del cobro de cupos, sino también de la peligrosidad de los sujetos que resguardan a las meretrices venezolanas.
Según el informe, ya van cinco trabajadoras sexuales transgénero asesinadas en lo que va de año, a manos de ‘Los Gallegos’, una peligrosa banda conformado por avezados hampones venezolanos que se dedican a la extorsión, sicariato, proxenetismo y otros delitos.
Dos de las cinco fallecidas perdieron la vida durante la última semana. Se trata de Rubí (30) y Priscilla (24), meretrices trans del Centro de Lima que terminaron baleadas por negarse a pagar su cupo a esta peligrosa mafia extranjera.
A Rubí la mataron la madrugada del lunes 13 de febrero, una ráfaga de disparos acabó con su vida en un descampado en Carabayllo. El sicario que aprieta el gatillo grabó todo el ataque con la cámara de su celular y dejó un atemorizante mensaje para que sus amigas no cometan el mismo “error”.
La madrugada del día domingo 12, un día antes del crimen de Rubí, sicarios asesinaron sin piedad a Priscilla, quien estuvo presente el día de la pelea del 9 de febrero. A ella también la acribillaron con total sangre fría.
“De ahí mandaron el video en el que asesinan a mi amiga Rubí. Esto lo hacen para amedrentarnos y tenerles miedo, atemorizarnos, para no decir nada, no protestar ni reclamar y dejar que ellos invadan todos nuestros lugares de trabajo”, declaró para el dominical una trabajadora trans, quien prefirió el anonimato.
Temible mafia
“Zepita, Cañete y Alfonso Ugarte. O sea rodean una manzana ahí trabajan, pero ahora ellas quieren ocupar las plazas donde trabajan las chicas trans, que es Peñaloza, Inclán y Chancay, y poco a poco están avanzando a la esquina donde trabajan las trans y por eso es ahí donde empieza el enfrentamiento”, detalla la misma meretriz.
Este territorio, según las trabajadoras trans, ya está tomado por una temible mafia venezolana que llega casi a diario a cobrarles cupos por su presencia en las calles, jirones y plazas que frecuentan.
“Mandan a personas con un número de cuenta y un número de celular para depositarles, lo peor es que la persona que viene llega a bordo de un carro con varios y te toman foto de la cara y ahí ya te tienen fichada”, detalla.
El 30 de junio del año pasado, una transexual fue acribillada en la cuadra 13 de la avenida Petit Thouars, en Lince. Cuatro disparos en el estómago acabaron con la vida de Sharon Silva Ruíz, de 39 años, otra víctima que tuvo que morir por negarse a pagar un cupo extorsivo.
Hegemonía territorial
Hoy en día, las mafias extranjeras buscan la hegemonía territorial de la prostitución en diversas partes de la capital, para conseguirlo han desatado una masacre que se está volviendo incontrolable.
“Para que vean que yo no estoy jugando. Busquen manera de alinearse, de escribirnos a estos números de teléfono, para que nosotros no arremetamos en contra de ustedes. Las únicas dos que nos pagaron esta semana son las que van a estar salvas cuando yo vaya para allá y empiece a descargar el plomo a todas las demás”, se le oye a uno de los miembros de ‘Los Gallegos’, en uno de los tanto videos que termina llegando al WhatssApp de las meretrices.
Las mafias les cobran a las trabajadores sexuales venezolanas 200 soles semanas. En este punto del Centro de Lima hay al menos 150 de ellas. Haciendo un simple ejercicio de multiplicación se puede conocer que estos grupos criminales de proxenetas pueden amasar hasta 30 mil soles semanalmente y 120 mil mensualmente.
El grupo de extranjeras, de curvas pronunciadas y llamativas minifaldas, se paran en plena vía pública a todas horas del día. Ofrecen su servicios de 15 a 20 minutos por 50 soles, fuera del pago del hotel que son 15 soles más. Hasta este punto llegan decenas de hombres de todas partes de Lima con la consigna de convertirse en sus clientes.