Luego de poco más de un año, Ruth Bárcena, líder de la Asociación de familiares asesinados y heridos en Ayacucho, acaparó los medios de comunicación nacionales e internacionales al increparle cara a cara a la presidenta Dina Boluarte.
Durante una actividad oficial, la mujer logró burlar la seguridad del Estado y acercarse a la mandataria, visiblemente afectada. Incluso, cuando la policía la detuvo exclamó: “Mataron a mi esposo, ¿cómo voy a estar tranquila yo?”.
“Mi esposo fue herido de bala. Un familiar vino a buscarme para decírmelo. Corrí al aeropuerto, donde ellos estaban, y me crucé con una masacre, un desastre. En cada esquina caían balas. Miraba hacia arriba y los helicópteros lanzaban perdigones y bombas lacrimógenas. La gente corría intentando salvar su vida. Los militares estaban detrás de ellos. La presidenta dice que los policías acompañaron nuestra marcha. No es así. Todos eran militares. Ellos asesinaron a nuestros familiares”, recuerda Ruth Bárcena.
Leonardo David Hancco Chacca trabajaba como transportista en Ayacucho. Aquel fatídico viernes 16, toda la ciudad se paralizó para participar en las manifestaciones en contra de la crisis política que atravesaba el país. Los compañeros de trabajo de Hancco se unieron a las protestas. El miembro de transportistas también deseaba participar de estas marchas, así que preparó un cartel que reflejaba su principal demanda: la reforma de la Constitución.
“Ese día me dijo que quería unirse a la marcha porque todo Ayacucho se había levantado y no podía trabajar. Él se sumó al grupo de transportistas al que pertenecía. Recuerdo claramente la pancarta que preparó: ‘Cambio de Constitución’. Eso era lo que él anhelaba para que nosotros tengamos más trabajo”, contó Ruth Bárcena, viuda de Hancco Chacca, a Infobae.
El transportista recibió un impacto de bala cerca al tórax que le generó complicaciones en organismos cercanos. Según indicó su esposa, fue una de las víctimas que más porcentaje de donaciones de sangre recibió debido al estado de gravedad en el cual se encontraba.
“Él fue el primer auxiliado por el SAMU. Lo trasladaron a un establecimiento de salud que se llama Conchupata porque era una herida de gravedad. La bala le impactó en el tórax, pero le destrozó dos riñones, el hígado y el páncreas. Tuvo una hemorragia interna al recibir el impacto. Los médicos tuvieron que quitarle un parte del intestino, del hígado y del páncreas. También le quitaron ambos riñones. Con todo esto, él continuó luchando por su vida. Luchó todo el día 16 de diciembre. Todo el día. Pero su cuerpo no aguantó más y falleció el 17 a las 4:05 de la mañana”, dijo.
“Muchos de los fallecidos perdieron su vida al instante. Les dispararon. Todas las necropsias que tenemos indican que fueron heridos con proyectil de arma de fuego. No hay muertos por otra causa”, añadió.
Respecto a la relación de muertos en las manifestaciones, Amnistía Internacional ha enfatizado que los hechos de violencia cometidos en contra de la población peruana han sido de parte de las autoridades estatales y han tenido un rasgo racista, pues el 80% de las víctimas mortales y heridos fueron reportados en zonas de origen campesino y andino. Asimismo, el 20% de los fallecidos se concentran en la región ayacuchana.
Ruth, quien permaneció en el aeropuerto del departamento cuando se produjeron estos enfrentamientos, mantiene una versión similar. Según su relato, una ola de militares disparó en contra de la población que se encontraba manifestando. La joven madre reveló que los fallecidos y heridos registraron fueron impactados por proyectiles provenientes de miembros del ejército.
“En los videos se ve claramente que han sido militares. Han estado posicionados 11 militares en una fila. De pronto, ellos se ponen en posición de disparo y el militar que estuvo al lado izquierdo le disparó a mi esposo. Él no estaba peleando con nadie, no se estaba enfrentando a nadie, no tenía nada en la mano. Por el contrario, el alzaba la mano pidiendo que no disparen, pero lo hicieron. Yo puedo reafirmar que las víctimas de Ayacucho fueron asesinados por los militares. Él no murió, lo mataron”, aseguró.
Ruth Bárcena lidera la Asociación de familiares asesinados y heridos en Ayacucho. De acuerdo a su relato, las 10 víctimas mortales y más de 60 heridos han dejado viudas, hijos huérfanos y familias abandonadas, pues muchos de ellos eran el sostén de estos hogares.
“Eran personas muy jóvenes. Muchos de ellos tenían hijos, esposas, familias que dependían de ellos. El señor John Mendoza cuidaba a su mamá, quien estaba enferma de cáncer. Desde que falleció él, la salud de su madre empeoró y murió. Algo similar sucedió con Jonathan Alarcón, dejó a una bebé por nacer. Raúl Gallo tenía tres hijas que ahora están huérfanas. Ahora no tienen donde vivir ni qué comer. Están abandonadas. Otro señor deja tres hijos que eran universitarios”, manifestó.
Hancco Chacca dejó a una hija en estado de orfandad. Su madre, Ruth, señaló a este medio que la pérdida de su padre para la pequeña ha sido un trauma que no puede superar. A diario, la niña le pregunta a su mamá por la muerte de su padre. Bárcena cuenta que la menor tenía la ilusión de tener una fiesta de quinceaños para bailar con su papá. Con la muerte de Leonardo David, este sueño no podrá cumplirse.
“Mi hija se quedó sin su padre a los 7 años. Ella soñaba con pasar sus 15 años con su papá y eso no sucederá. Para mí eso es bastante doloroso. Todas las noches me pregunta cada vez más: ‘¿Por qué mi papá?, ¿por qué no fue otra persona? o a mi papá lo mataron’. Son preguntas bastante dolorosas y muy difíciles de responder a una niña pequeña. Aparte de quitarle el cariño y amor de su padre le truncaron su futuro. Le hicieron daño psicológico. Su padre jamás va a volver y ni siquiera el dinero podrá reparar eso”, expresó.
“Cuando murió mi esposo, yo estaba embarazada. Estábamos esperando gemelos, tenía dos meses. Pero el 20 de diciembre yo le tuve que donar sangre porque no habían suficientes donaciones. Él fue el herido que más unidades de sangre utilizó. En total se requirieron 56 unidades porque mi esposo desangró por completo. A mí me tuvieron que sacar sangre y eso, sumado a la depresión en la que entré, hizo que perdiera a mis gemelos. Solo nos quedamos mi hija y yo”, agregó.
La líder de la asociación también informó que los deudos se encuentran en una situación preocupante, pues desde el fallecimiento de sus familiares se han quedado sin ingresos económicos. Ruth dijo que no ha llegado ningún tipo de ayuda para los deudos. Por el contrario, muchas veces reciben actos de indiferencia.
“En Ayacucho tenemos 10 muertos y 68 heridos. Son personas que ahorita no tienen nada que comer, vestir ni vivir. Pero a veces esto no se toma en cuenta. A veces las mismas personas son muy indolentes a lo que hemos pasado y no se han solidarizado. Pero también hay ciudadanos que sí muestran solidaridad con nosotros. Pese a todo ello, nosotros estamos iniciando la búsqueda de la justicia. No pararemos hasta encontrar la verdad. No puede quedar impune tanta muerte. Hay tantos niños que han quedado huérfanos”, aseveró.
Una investigación de Amnistía Internacional reveló que después de dos meses de los hechos ocurridos no se han “desarrollado diligencias claves para las investigaciones, como la realización de ciertos peritajes o la recolección de testimonios”. En comunicación con este medio, Marina Navarro, directora de la organización, afirmó que el equipo de investigación ha encontrado aún restos de balas y bombas lacrimógenas en zonas donde se desarrollo estos ataques que no han sido tomados en cuenta por las autoridades que investigan estos casos.
La abogada también precisó que ha conversado con fiscales de Ayacucho sobre estas observaciones, quienes han afirmado que no cuentan con los recursos suficientes para continuar con el proceso de investigación. Este reclamo fue trasladado a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien descartó una carencia de recursos en las fiscalías del país.
“Nosotros hemos ido a tocar la puertas a las fiscalías y exigir, por favor, avance en las investigaciones. pero no lo hicieron. solo hubo un poco de avance. Tuvimos que recurrir a abogados de algunas asociaciones como IDL y ahora Amnistía. Nosotros les hemos pedido que sigan de mano con nosotros y nosotros no nos vamos a soltar de ellos. Lo hemos pedido en nombre de todos que sigan con nosotros apoyándonos y yo sé que va a ser así”, expresó.
“Así estemos abuelitos, ancianos, seguiremos buscando justicia. Seguiremos exigiendo hasta que paguen las personas que han sido culpables de estas muertes”, exclamó.
Asimismo, la líder de la asociación de padres de fallecidos y heridos en las manifestaciones refirió que los hospitales de la regiones afectadas no cuentan con los recursos suficientes para atender a los pacientes ingresados por estos acontecimientos.
“Quiero pedir apoyo para Andahuaylas. Allí no están trabajando los fiscales. En Ayacucho está pasando lo mismo. También es necesario más apoyo para nuestros heridos. La ministra de Salud dice que los centros de salud están apoyando a las víctimas, no es así. En nuestros hospitales no funcionan ni siquiera las máquinas para ecografías. El sistema de salud en la sierra es nefasto”, indicó.
Los miembros de la región de Ayacucho han presenciado de cerca la violencia desencadenada por las fuerzas del orden en contra de sus pobladores. Ruth comentó que han visto las balas, las agresiones y las bombas lacrimógenas dirigidas hacia los manifestantes. Los familiares de los muertos y heridos aún se preguntan el porqué se dio tal respuesta del Estado. Para ellos, tales actos son una orden de una de las máximas autoridades del país: la presidenta de la República, Dina Boluarte.
“Yo puedo decir que no quiero a la señora Boluarte. Para mí no representa una autoridad. Si alguien de otro país viene a preguntarme quiénes nos representan en Perú, diremos que somos huérfanos de nuestras autoridades. A nosotros no nos sirve que ahora muestre solidaridad con nosotros después de haber mandado a matar tantas personas, después de dejar tantos niños huérfanos”, señaló.
Luego de haberse registrado las muertes en la región, la presidenta envió un comunicado vía redes sociales donde expresaba sus condolencias a los familiares de los fallecidos. Sin embargo, la ciudadanía ayacuchana rechaza estos actos de la jefa de Estado y lamentan el actuar de las autoridades, pues ningún acto traerá devuelta a sus hijos, hermanos y padres que perdieron la vida en las calles de estas provincias.
“No puedo creer que ella tenga el descaro de decir ‘me solidarizo’. Para mí eso no significa nada porque no lo va a remediar. Lo único que puedo asegurar es que ella es la causante de todo esto, la culpable de todo. Ella es la que dio el orden de disparar. Ella es la que ordenó que repriman a nuestros familiares, a nuestros ciudadanos, no solamente de Ayacucho, sino que hubo masacre en Andahuaylas, en Puno y en Juliaca”, concluyó.