El Jirón Conde de Superunda es uno de los lugares más concurridos del Centro Histórico. La variedad de restaurantes, librerías y negocios de diferentes rubros se concentran en esta zona que es visitada por un gran número de turistas entusiasmados por conocer más sobre la “Ciudad de los reyes”.
En este lugar se esconde una curiosa pieza que, hasta la fecha, no se ha podido conocer su procedencia, ni mucho menos quien fue la persona que dio la orden de colocarla ahí. Al día, cientos de ciudadanos caminan sobre ella, y pocos han mirado hacia abajo para percatarse del misterioso detalle.
Una historia oculta en la Casa de la Gastronomía Peruana
En marzo del 2011, se creó la Casa de la Gastronomía Peruana, anteriormente Casa de Correos y Telégrafos, un recinto para fortalecer nuestra identidad y promover el turismo gastronómico en el país. Esta área tuvo como principal objetivo beneficiar a agricultores, emprendedores, productores y todos aquellos involucrados en el sector.
El diseño arquitectónico fue de Emilio Pazos y Maximiliano Doig. Tiene una fachada simétrica de estilo neorenacentista, con ángeles de hierro, un reloj, faroles y una cabeza de león para recibir cartas.
Fue uno de los proyectos del gobierno de Alan García, expresidente del Perú. Durante una expedición urbana, el director de Lima la Única, David Pino, apreció una forma que se encuentra debajo de la fachada del establecimiento, que no es percibida con facilidad.
Al ser reacondicionado para que cumpla con su nuevo propósito, se hicieron unos cambios en la estructura interna y externa, abarcando parte de la vereda donde se aprecia una cabeza de león que servía como buzón. Este no es la única curiosidad que se conserva ahí.
Una lápida para el recuerdo
Debajo de ese objeto de bronce, y entre el material que forma el camino, hay una inscripción que llama la atención. Aunque con el paso del tiempo no es legible, se puede reconocer lo que está escrito.
Pino logró reunir las partes, formando una lápida, la cual lleva inscrito el nombre de Rodrigo Franco Montes y dos fechas, de nacimiento y fallecimiento.
Un dirigente en la calle limeña
Rodrigo Franco Montes fue un abogado y político peruano nacido en Lima. Su cercanía al partido APRA nació gracias a sus padres, quienes eran militantes.
En su trayectoria profesional se resalta su rol como funcionario público durante el primer gobierno de Alan García, desde 1985 hasta 1990.
Asumió el cargo de presidente de la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos, conocida por sus siglas, ENCI.
Para entender la causa de su muerte es valioso el testimonio de su esposa, Cecilia Martínez del Solar. Franco fue asesinado el 29 de agosto de 1989 en Ñaña y sin un autor del crimen. Este hecho misterioso fue cercano a su renuncia al cargo, ya que registró una serie de irregularidades que lo motivaron a dar un paso al costado.
13 balazos acabaron con su vida cuando intentó enfrentar a un grupo de hombres encapuchados y armados, quienes amenazaron con asesinar a toda su familia.
Este caso fue considerado como un ataque terrorista de Sendero Luminoso, aunque nunca se comprobó que de su cúpula se haya emitido una orden contra él y sus parientes.
Una lápida y dos apristas
Uniendo los hitos de la historia, y para comprender por qué una lápida con su nombre apareció en el suelo de la Casa de la Gastronomía Peruana es importante recordar la cercanía de García Pérez con Franco Montes.
El haber sido miembro de su gobierno, y aunque rechazó otros cargos públicos para continuar laborando en el Estado, pudo ser el génesis de su amistad y compañerismo.
Se cree que esa pieza con su nombre inscrito pudo ser una suerte de homenaje tras su asesinato en Ñaña. Han pasado 11 años desde su inauguración en el Centro Histórico de Lima y aún sigue siendo un enigma la razón de su ubicación, y quién fue la persona que pidió su colocación.