La celebración ancestral en Puno donde miles de personas rinden culto al padre creador, Pachatata y la madre tierra, Pachamama

Diversos países cuentan con historias antiguas, creencias y costumbres que forman parte de su identidad cultural. En América del Sur, uno de los países que ha hecho eco de una identidad muy fuerte es el Perú, y ahí se encuentra una de las costumbres ha llamado la atención de varios viajeros. Los elementos que reúne forman parte de una celebración ancestral a la que se le conoce como el ritual de Pachatata y Pachamama.

Este evento se da en medio del lago navegable más alto del mundo y uno de los más grandes de Sudamérica. Una isla en la que viven alrededor de 4.000 personas, se convierte en el escenario principal de esta ceremonia.

De acuerdo a la cosmovisión andina que rige en algunos países de la zona sur de América, el “Pachatata” es el padre creador, que usualmente suele ser representado por el espíritu de las montañas.

En el caso de la “Pachamama” es la madre que da vida y va más ligado a un ámbito natural. Es una palabra quechua, cuyo significado es el siguiente “pacha” es tierra (universo) y “mama” es madre, en conjunto significaría Madre Tierra. “Tata” es una palabra quechua que significa padre.

Es conocido a nivel mundial el ritual o festival de la Pachamama, celebrada, no solo en Perú, sino también en países como Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y el sur de Colombia; pero eso no sucede con la celebración ancestral que reúne a ambas deidades de la cultura andina.

De acuerdo a los registros, el tradicional ritual del Pachatata y la Pachamama se lleva a cabo en la Isla de Amantaní, ubicada en el departamento de Puno, Perú.

Este lugar alberga alrededor de 4.000 personas repartidas en 10 comunidades que conviven con los vientos y el agua del Lago Titicaca que los rodea. Respecto a su altitud esta puede llagar a los 4150 m.s.n.m. en su punto más alto que es el monte Llacastiti. Tiene una superficie de 15 km2.

La celebración del ritual del Pachatata y la Pachamama se da únicamente en el mes de enero, y de acuerdo a los locales, esta no puede pasar del día 20, fecha en que usualmente se celebra.

Se trata de un acontecimiento importante que reúne a todas las comunidades en dos templos que se miran frente a frente y que únicamente se abren en este día.

Las personas fungen ser los intermediarios entre ambas deidades. La unión metafórica de ambos, tendrá como resultado la llegada de la vida, que es representada a través de lluvia que envía el Pachatata para que caiga sobre la Pachamama (Tierra) y la vuelva fértil.

Para realizar ello, los pobladores se visten con sus mejores y coloridos trajes. Un grupo, conocido como ayllus, ascenderán al templo cuyo interior tiene muros que forman un cuadrado (Pachatata), mientras que otro grupo, conformado por cinco comunidades ascenderán al otro templo, cuyo interior alberga una figura redonda (Pachamama). Son dos templos incas que solo se abren para esta fecha.

El trabajo ancestral es encabezado por un sacerdote andino, quien utiliza una vasija con carbón humeante y los pasa frente a todas las personas que se encuentran en el lugar, mientras va dando su bendición. Sus acompañantes llenan las vasijas con los productos cosechados en e la zona. Estos pueden ser trigo, quinua y cebada. Todo sucede mientras el “Paqo” (sacerdote andino) rinde tributo a los Apus (cerros más altos)en el idioma natal de los lugareños (quechua). La hoja de coca es indispensable para esta ceremonia.

Como parte de las ofrendas hacia las deidades está lo cosechado, duces, billetes y un sullu (feto de llama). Se enciende el fuego sagrado (para el ritual), llamado Wilqa Nina, y los tributos son lanzados sobre él. Las personas comienzan a danzar entorno al elemento.

Cuando todo termina, las personas se encargan de cerrar los templos, cuyas puertas serán reabiertas en un año. Se crea un entorno de confraternidad, entre abrazos y saludos y un compartir. Las mujeres se ubican al lado izquierdo donde está el cerro femenino, y los hombres a la derecha, donde está el cerro masculino.

En medio de conversaciones, se da reinicio a las danzas y la celebración por la ceremonia que de acuerdo a su cosmovisión les dará un año más de tierra fértil, junto con las lluvias necesarias para el sembrío.