Eutanasia para Ana Estrada: “A esta sociedad le molesta aún hablar de una muerte sin sufrimiento”

Josefina Miró Quesada, abogada de Ana Estrada, habló con Infobae sobre la batalla legal de la psicóloga y activista, quien sufre polimiositis y permanece conectada a un respirador artificial durante casi todo el día. Su firme decisión de conseguir una muerte digna, cuando ella misma lo decida, la ha convertido en el primer símbolo de la eutanasia en Perú

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 El Poder Judicial ordenó
El Poder Judicial ordenó al Ministerio de Salud y al seguro social Es Salud llevar a cabo un protocolo de cumplimiento de derecho a la muerte digna de Ana Estrada.

La abogada Josefina Miró Quesada Gayoso (Lima, 1992) fue una de las primeras voces que celebró la noticia esta semana. Más de dos años después de asumir la defensa de Ana Estrada desde la Defensoría, el Poder Judicial había ordenado ejecutar el protocolo de eutanasia aislado para la psicóloga, quien lucha por una muerte digna ante la enfermedad degenerativa e incurable que padece.

Abogada por la PUCP y MPhil en Criminología por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Josefina también cultiva el canto como afición. Algunos clips que grababa con su celular los compartía en sus plataformas sociales. En uno de esos videos, hace años, Ana puso un tímido like. No se conocían, ni imaginaban siquiera que compartirían esta batalla legal contra los sectores más conservadores.

Ana Estrada se ha quedado sin voz y ya no suele recibir visitas, pero este domingo recibió a la letrada después de padecer un severo cuadro de coronavirus. “Creo que aún no nos damos cuenta de la dimensión que significa su caso” para la región, dice a Infobae en esta entrevista.

- Era octubre de 2019. ¿Qué fue lo primero que viste del caso?

En ese momento, Ana contaba [su experiencia] en su blog y en redes sociales. Pero fue particularmente un reportaje de Cuarto Poder lo que me acercó a su lucha por conquistar el derecho a una muerte digna. Yo era asesora de Gabinete y conversé sobre con el exdefensor Walter Gutiérrez sobre la posibilidad de que interviniera Defensoría. No se había judicializado aún [el caso]. Acordamos intervenir en la defensa y patrocinio. La contacté por redes sociales y le comuniqué la intensión para llevarlo a los tribunales. Desde entonces la he acompañado.

- ¿Recuerdas lo primero que conversaste con ella?

Lo curioso es que Ana y yo ya habíamos tenido interacciones por redes sociales, no por nada que tenga que ver con Defensoría, sino porque nos seguíamos, y creo que en algún momento ella le puso un me gusta, o algo así, a un video que colgué cantando. Ella sabía que yo cantaba, aunque no tenía ni idea de mi trabajo. Cuando le comenté, acordamos vernos en persona. La visité en el día de su cumpleaños.

Hace cinco meses, la Corte
Hace cinco meses, la Corte Suprema aprobó en parte la demanda que solicitaba no aplicar el delito de "homicidio piadoso" al caso de Ana Estrada

La idea era brindarle información para que la Defensoría tomara el caso, lo cual implicaba que el estudio de abogados [que la asesoraba] dejara de hacerlo. Hubo una conexión mágica. Pudimos conversar sobre muchos temas. Hubo una conversación muy honesta. Al poco tiempo, decidió que Defensoría llevara el caso. Le informamos también cómo se iba a dar, la estrategia que íbamos a tener, el equipo que se iba a conformar. Era un caso de litigio estratégico, es decir, de mucho interés público.

- ¿Y qué te pareció lo más desafiante?

Que no había antecedentes. Básicamente, construimos el caso desde la experiencia colombiana. Colombia, desde 1997, ya había avanzado en el reconocimiento judicial del derecho a la muerte digna. Había muchas sentencias de la Corte Constitucional que nos podían servir de referencia para enmarcar un derecho que, aunque no tuviera reconocimiento expreso en la Constitución, existe para permitir que las personas puedan decidir sobre el final de su vida, cuando es intolerable seguir expandiendo el sufrimiento. Por supuesto, otro de los principales temores era enfrentarse a una sociedad profundamente conservadora y, claro, a que algunos de los jueces quizás se dejaran orientar [por sus creencias], pese a que jurídicamente es inconstitucional.

Nunca se trató de imponer la visión de Ana, sino de hacer respetar un estado de derecho en donde existe la pluralidad de creencias y pensamientos. El ejercicio de un derecho merece la tutela del Estado y este debe activar su maquinaria para protegerlo. Se trataba, sobre todo, de enter la decisión sobre cómo, cuándo y dónde morir.

- El año pasado, en julio, la Suprema ratificó el derecho de Ana Estrada. Pero a fines de enero, una magistrada se rehusó a ejecutar la sentencia por decoro. ¿Cómo tomaste esa decisión?

Me sorprendió bastante. Primero porque la decisión tenía calidad de cosa juzgada desde julio del año pasado. Después tantos meses, que una jueza responda de esa manera, me pareció sorpresivo y ofensivo. Esa decisión casi se iguala a los mensajes de odio que había recibido Ana todo este tiempo.

Fuente: TV Perú

Al final, lo que dijo la jueza es que se abstenía porque creía que la vida es irrenunciable, pero esa discusión de fondo se había dado en primera instancia y estaba resulta. Solo debía ejecutar, no pronunciarse. ¿Te imaginas cuán riesgoso es que los jueces pronuncien sobre una decisión ya establecida? Los jueces son garantes de derechos. No deben decir: mi opinión es esta, cuando en juego están los derechos.

- En un reciente mensaje, Ana reveló que intentó una muerte digna cuando contrajo covid-19 y que lo iba a hacer en el extranjero. ¿Pudiste hablar con ella sobre esto último?

Sí, pero no podría contar detalles porque está enmarcado en el secreto profesional.

- El caso es que habían ratificado su derecho, pero no había protocolo de eutanasia. En rigor, ¿cómo es este procedimiento?

El fallo ordena a EsSalud, donde Ana es usuaria, que diseñe un plan que incluya aspectos asistenciales y técnicos [por ejemplo, que el procedimiento lo hará] un médico por vía intravenosa, que el personal no va a ser sancionado de ninguna manera, etcétera. Ese documento será enviado al Ministerio de Salud, como ente rector, que en máximo 15 días hará las observaciones que crea conveniente.

Una vez que eso ocurre, regresa a EsSalud para hacer ajustes y el Minsa tiene una última oportunidad para ver. Si está conforme, queda, y se aprueba con esos ajustes. Aprobado, se comunica al juzgado, y a partir de ahí queda en manos de Ana querer aplicarse la eutanasia con la confidencialidad del caso.

- ¿Para cuándo podría estar listo este protocolo aislado?

Aproximadamente en dos meses, en el mejor de los escenarios.

- La resolución del PJ también expresa que el proceso de eutanasia se realizará dentro de los diez días hábiles a partir del momento en que Ana manifieste su voluntad de poner fin a su vida.

Ese es un tema importante que debe estar incluido en el protocolo. Debe ser un trámite lo menos engorroso y burocrático.

 El juzgado resolvió favorablemente
El juzgado resolvió favorablemente la acción de amparo, interpuesta por la Defensoría, que pedía "con celeridad y urgencia" ejecutar la sentencia

- ¿Has visto a Ana últimamente?

Estuve con ella el domingo. Hubo un momento en que no quería recibir visitas. Fueron días muy duros que se acentuaron por la decisión de la jueza en enero, sumado a la coyuntura de muertes por protestas, al tema de los cambios que iba a tener EsSalud con los prestadores de ventilación mecánica y finalmente el covid, que la dejó sin voz.

- Su último post es bastante lúcido y hasta revelador porque se infiere que solo está esperando que el protocolo esté listo para efectuar su decisión de ponerle fin a su vida. ¿Es así?

No lo sé. Nadie más que ella lo sabe. Lo cierto que está en un período próximo. Su salud está bastante resquebrajada. A ella le afecta mucho que haya personas expectantes de su muerte. Le genera una situación de estrés, a veces le llegan comentarios muy hirientes y siente una fuerte presión. Cuando menos indaguemos sobre esa pregunta, mejor.

- Entiendo que será sumamente privado.

Creo que es importante que ella lo sienta así. Ella decidirá cuándo quiera despedirse. Es algo realmente revolucionario tener el control sobre la muerte. No existe ningún manual que diga cómo afrontar una muerte de la que sabes que tienes control, dominio. Creo que a veces las personas rehúyen a hablar porque pensamos la muerte en términos violentos. A la sociedad, enferma por violencia, le molesta aún hablar de una muerte dulce, sin sufrimiento, donde se ejerza la máxima expresión de libertad. Esto choca con la visión hegemónica en la cual la hemos encuadrado.

El ejercicio a una muerte digna no es únicamente a través de la eutanasia. Puede darse también por el suicidio asistido, como en Estados Unidos, a través de cuidados paliativos, o el rechazo a tratamientos médicos. En Perú están criminalizadas dos, el suicidio asistido y la eutanasia. El rechazo a tratamientos médicos, que también es una forma de expresar mi derecho a una muerte digna, ocurre en la práctica y además es legal.

- ¿Ana es consciente de la magnitud que significa su caso para la región?

Particularmente, en estos días grises, trato de recordárselo. Al ser una persona que ha recibido tanta cobertura mediática, está expuesta también a muchos comentarios negativos que, por supuesto, le afectan. Todavía no nos damos cuenta de la dimensión que significa un caso de esta naturaleza y lo que significa que ella lo haya abanderado, que haya abierto el paso a muchísimas otras personas.

Su firme decisión de conseguir
Su firme decisión de conseguir una muerte digna, cuando ella misma lo decida, la ha convertido en el primer símbolo de la eutanasia en Perú.

Pudo hacerlo de manera clandestina, pero tuvo fuerza para llevar este caso por la vía judicial para que el Estado reconozca que este es un derecho. Y yo estoy luchando por un tema justo, que no es un crimen, que no es un delito. Entonces, al encuadrarlo así, creo que es importante que no se olvide nunca su legado de coraje, de firmeza, de valentía.

- Ana ha cerrado su post con un “ya gané”. ¿La próxima noticia que vamos a tener sobre ella será cuando haya ejercido su voluntad de una muerte digna?

A mí me gustaría que el protocolo y todo el plan esté ya lo antes posible. Yo espero que las siguientes noticias no sean malas en el sentido de bloquear o dilatar estos procesos, o que haya objeciones de conciencia de los doctores. Con eso, solo quedaría decir que si Ana quiere seguir viviendo, bacán; si ya no puede más, que tenga el poder en sus manos. Al final, de lo que se trata no es de estar a la expectativa, sino de garantizar que esa decisión esté efectivamente en sus manos, que ella tenga el poder efectivo de decir cuándo sí, cuándo no.

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