Un nuevo desafío viral en TikTok, conocido como el ‘reto del clonazepam’ o ‘el que se duerma al último, gana’, viene despertando un preocupante interés en menores de edad, de 12 a 17 años, de diferentes países. Chile, Ecuador y México ya registraron casos de escolares que se sumaron a este peligroso “juego” y terminaron intoxicados. Aunque aún en el Perú no se reportó oficialmente este tipo de hecho, existe preocupación en las autoridades sanitarias porque se replique.
En esta popular red social, son diversos los videos de adolescentes y jovencitas que cuentan abiertamente su experiencia tomando este ansiolítico, que debería poder adquirirse solo con receta médica por sus potentes efectos tranquilizantes. Ingerirlo va más allá de creer que es solo un reto, pues en altas dosis puede llevarte al coma o hasta la muerte.
Las autoridades mexicanas encontraron a escolares de secundaria intentando introducir a las aulas este tipo de fármaco. La finalidad, según detallaron, era hacer el reto de forma conjunta para ver quien de todos los menores presentes soportaba más los efectos tranquilizantes. De ahí ‘el que se duerma al último, gana’. Al menos ocho estudiantes de ese país ya terminaron intoxicados y en el hospital.
En Ecuador y Chile se registraron situaciones similares a las mencionadas: más colegiales intoxicados y padres de familia desesperados por la salud de sus hijos. Acá, en el Perú, la preocupación recae en que las redes sociales no entienden de fronteras y no se descarta que ese desafío viral llegue.
Infobae Perú contactó con el experto en salud pública, Marco Almerí, quien explicó que el clonazepam, alprazolam o diazepam son medicamentos que “se usan mayormente para manejar la ansiedad” y que “si una persona lo toma por más de tres meses seguido genera una dependencia”.
“Es decir, la persona en adelante ya no puede vivir sin hacer uso de este medicamento. Entonces, cuando el menor o el adulto se lo automedica, pues puede caer en una situación de fármaco dependencia. Y esta situación, los lleva a un espiral de la que no pueden salir y en la que se destruyen la vida”, señaló.
Consultado por si estos ansiolíticos pueden ser mortales, el médico aseguró que sí, sobre todo si se mezclan con bebidas alcohólicas, energizantes o algún otro fármaco. En ese sentido, recordó que las llamadas ‘peperas’ precisamente mezclan clonazepam con cualquier tipo de trago para dormir a sus víctimas, quienes -en muchos casos- llegan a perder hasta la vida.
Precisó que el clonazepam en dosis bajas genera somnolencia, pero cuando se lo toma en demasía, la persona “puede entrar en sopor, es decir, una desconexión del entorno, pero todavía vivo y duerme mucho más de lo que normalmente lo hace”.
“Pero si estamos hablando de más de cuatro tabletas puede entrar incluso en coma, cuando se mezcla con alcohol o con energizantes. Entonces, del coma a la muerte ya hay un pequeño paso”, agregó.
El riesgo de automedicarse
Este reto de TikTok también ha traído a colación la preocupante cifra de personas que se automedican en nuestro país. El experto reveló que “actualmente en el Perú de cada 100 personas, 62 van buscando su propio medicamento”.
“¿Qué porcentaje de peruanos se automedican? 56 % antes de la pandemia, 62 % después de ella. En la pandemia hubo un pico de 80 % de automedicación. La gente se compraba sola su paracetamol... Bueno, estamos en 62 % de automedicación”, detalló.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la automedicación como el uso de productos medicinales sin receta médica. Esta, precisó el experto, “es una práctica de riesgo en el Perú que data de muchísimos años atrás”.
“¿Qué consecuencias puede traer la automedicación? En la práctica lo que nosotros vemos cuando llegan los pacientes automedicados es que enmascaran su enfermedad de fondo. Por ejemplo, tienen una apendicitis y esto se está reflejando en un dolor abdominal, toman analgésicos y de pronto con eso calman los síntomas, pero luego llegan tarde al hospital porque ya no es una apendicitis sino una peritonitis”, comentó.
Mercado negro
Pese a que la venta de clonazepam, alprazolam y diazepam está normado en el Perú, existe un mercado negro de medicamentos en varios puntos de Lima en el que este tipo de fármacos se pueden adquirir sin receta médica.
De acuerdo a lo explicado por el doctor Almerí, en nuestro país pasa lo siguiente: los grandes laboratorios son los que importan enormes cantidades de estos medicamentos y con esto abastecen las necesidades de las grandes cadenas. Sin embargo, las farmacias o boticas de los conos de la capital no son consideradas en este proceso de compra.
“Por ejemplo, una caja de 100 tabletas de clonazepam de 0.5 miligramos o de alprazolam, también de 0.5 miligramos, está costando ocho soles. Entonces, las farmacias pequeñas, que tienen un solo dueño y están en la periferia de Lima, que no son parte de una cadena, pues no forman algo atractivo para que estos grandes laboratorios le lleven una cajita de 100 tabletas por ocho soles, que eso es lo que ellos podrían comprar al mes”, refirió.
“Lo que el Colegio de Farmacéuticos del Perú ha denunciado es que estos grandes laboratorios traen productos con los que abastecen las grandes cadenas de farmacia y el resto va a un mercado negro que todos sabemos que está en el Centro de Lima, en la calle Capón y Mesa Redonda. Y allí, estas farmacias pequeñas que no forman parte de la cadena de distribución de los grandes laboratorios es donde se abastecen”, añadió.
Sin receta
Aseveró que estas farmacias pequeñas consiguen estos medicamentos y al venderlos no piden receta, pero a cambio lo distribuyen a un precio mayor para que su ganancia esté justificada.
“Una tabletita de clonazepam de 0.5 miligramos en una farmacia en Carabayllo o Puente Piedra está a 50 céntimos. Entonces, ya cuando venden 10 tabletas ya son cinco soles, y si venden las 100 tabletas ya son 50 soles. Y lo compraron a ocho o diez soles. Claro, obviamente la ganancia es mucho mayor”, acotó.
“Ese mercado negro podría ser también el que finalmente, si este reto de los ‘clona’ llegara al Perú, abastecería a estos chicos que buscarían dónde conseguir estos medicamentos sin receta médica, aunque sea a un sobrecosto, y que finalmente podría poner en peligro o en riesgo la salud de estos jóvenes”, remarcó.