Aunque a muchos todavía les cueste de creer, la realidad nos dice que el Perú es un país multirracial. En tiempos en lo que el país parece estar enfrentado consigo mismo y hermanos hacen daño a hermanos, tal vez se tiempo de recordar todo somos peruanos y la única misión que tenemos como es salir adelante y hacer cada día mejor a esta nación para generaciones futuras.
Y a pesar de algunas burlas contra varios pueblos originarios y sus símbolos, como contra la whipala por ejemplo, los peruanos de todos los rincones debemos recordar a algunos personajes que llegaron alto y marcaron un hito en la historia política de nuestra nación.
Un ejemplo de eso fue la excongresista de la República Paulina Arpasi Velásquez, quien rompiendo todo pronóstico se convirtió en la primera mujer de origen aimara en ser parlamentaria.
Miembro del CCP
Nacida un 19 de diciembre de 1956, en Collacachi, Puno; Paulina Arpasi Velásquez realizó sus estudios primarios en la Escuela 71505 y los secundarios en los colegios Daniel Alcides Carrión y Villa del Lago. De igual manera, sus estudios superiores los cursó en el Instituto Tecnológico José A. Encinas de Puno.
Desde muy jovencita se comprometió con la labor social y se convirtió en la única mujer, de cuatro miembros en ser parte del Confederación Campesina del Perú (CCP). Con la CCP representó al Perú en la III Conferencia Mundial de Campesinos en África.
El camino al Congreso
Fue en el año 2000, siendo parte del CCP que ganó notoriedad nacional al organizar marchas, casi a diario frente a Palacio de Justicia, denunciando a emisarios fujimoristas por obligarlas a votar por su líder Alberto Fujimori. Caso contrario habrían consecuencias.
“Los funcionarios de agricultura les habían dicho a las mamitas, como ellas no saben leer ni escribir: ‘mira, ahora hay computadora, de la computadora les vamos a descubrir [si] efectivamente han marcado el tractor o no han marcado el tractor’. Así nos han obligado que marquemos por Fujimori”, le dijo Arpasi al portal de CuerpaChola.
Entonces al ser una figura reconocible en la lucha contra el fujimorismo, es Eliane Karp quien se le acerca para ofrecerle que sea la candidata al Congreso por Puno por el partido Perú Posible que lideraba su esposo, Alejandro Toledo (Perú Posible), para las elecciones del 2021. Al principio, el ofrecimiento de la candidatura venía con la promesa de solventar todos los gastos de campaña por lo que ella no se tenía que preocupar de nada.
Obviamente, apenas la futura primera dama le dio la espalda se olvidó de lo ofrecido y la campaña fue casi nula. Aun así, tanta era la popularidad de Arpasi en Puno que terminó convirtiéndose en la congresista más votada de ese proceso electoral con 28,825 votos.
“Nunca pensé que iba a ganar. Por eso estoy sumamente, eternamente agradecida a mis hermanos de Puno. A todos mis hermanos de la ciudad, del campo más que nada; ellos se han reivindicado bastante. Yo siempre digo: me debo a mis hermanos de Puno”, recuerda con nostalgia aquellos años.
Labor en el Congreso
Durante su paso por el Parlamento, asumió un 27 de julio de 2001, Arpasi se convirtió en presidenta de la Comisión de Amazonía, Asuntos Indígenas y Afroperuanos y de la Comisión Especial Revisora de la Legislación de Comunidades Campesinas y Comunidades Nativas.
Entre sus logros está el haber creado la Comisión Especial Revisora con relación a las campesinas y comunidades nativas incluidas en la Ley 21510.
Esta ley tiene como objetivo principal estudiar la situación a profundidad para establecer, de una vez por todas, una ley general que beneficie a todos los campesinos del Perú.
Con relación a este tema, Paulina ha escrito dos libros “Desarrollo comunal en la era global. Derecho indígena en el siglo XXI” y “Una luchadora aymara en el Congreso: logros y desafíos, 2001-2006″. Fue durante su gestión que también se declaró la Fiesta de la Candelaria como patrimonio cultural del Perú.
Por otro lado, Arpasi fue una de las primeras congresista es pedir igualdad de género para que los partido cada vez que haya elecciones. Claro está, esto fue pasado por alto por años.
La idea de la dirigente aimara en los primeros años del siglo XX era que se considerara un mínimo de 40% de mujeres y un mínimo de 20% de representantes de las Comunidades Campesinas, Nativas y Pueblos Originarios. Este proyecto todavía duerme el sueño de los justos.
Racismo, ¿novedad?
Pero no solo de proyectos o buenas intenciones está competa la vida de Arpasi durante su etapa congresal. Ella también sufrió una de las peores enfermedades que todavía se resiste a desaparecer de la sociedad peruana como es el racismo.
Y es por mucho tiempo fue ridiculizada y discriminada por los propios trabajadores del Estado. Todo se debía a su dificultad al hablar castellano, sus características faciales andinas y su forma de vestir. Hasta fue usada como tema de parodia para algunos programas cómicos limeños.
“Yo lo he visto el racismo lo tienen acá adentro, dentro de su corazón, y difícil que lo saquen eso por eso actúan con ese gesto. Yo por ejemplo le di un beso a una congresista y se limpió la cara. Desde ahí hasta me da miedo dar beso. Es más doloroso eso a que te diga india, campesina, chola. A mucha honra yo digo. Sí, soy chola. Sí, soy campesina, ¿cuál es el problema? Soy peruana originaria a mucho orgullo, le diría. Pero esos gestos que te hacen, es muy doloroso”, recuerda con dolor sobre su etapa en el Parlamento.
Hoy lejos de los reflectores que da la política en nuestro país, vive una vida tranquila en uno de los suburbios de Puno al lado de sus hijos.
Pero nadie le va a quitar ese orgullo y ese honor de haber sido la primera mujer aimara en llegar al congreso de la República.