En estos tiempos de interconexión no existe limeño alguno que no haya pasado alguna vez (o al menos haya escuchado) por la avenida Eduardo de Habich, ubicada en el distrito de San Martín de Porres y que cruza la también conocido Universidad Nacional de Ingeniería.
Lo que muchos no saben es que ambos, el personaje y la casa de estudios están íntimamente relacionados.
Este no es el único caso que podemos en varios distritos de la gran Lima en la que muchas grandes avenidas han sido bautizadas con nombres de personajes que parecen haber pasado al olvido en la memoria colectiva de los ciudadanos pero, sin embargo; tienen una historia relevante que merece ser conocida.
Como es el caso de Eduardo de Habich quien fue un ingeniero polaco que llegó al Perú para trabajar con el Estado y acabó ganándose un lugar de nuestra historia contemporánea al fundar la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Vida militar
Nacido como Edward Jan Habich, en español Eduardo Juan de Habich Mauersberger, un 31 de enero de 1835 en la capital de Polonia, Varsovia; desde muy chico se vio envuelto en las revueltas populares que los polacos organizaron en contra del imperio ruso. Por ejemplo, participó del conocido Levantamiento de Enero para defender a su país.
Como el destino es caprichoso, años después tuvo que ingresar al ejército ruso (no tenía ni 20 años) y pelea en la Guerra de Crimea.
Habich sabía que el destino estaba lejos de las armas, por lo que decidió viajar a París (Francia) para comenzar a estudiar en la Escuela de Puentes y Calzadas. Pero el llamado sagrado de la patria lo convocó una vez más para defenderla, otra vez, de los abusos rusos.
Y si la historia nos ha enseñado algo, es que los rusos casi siempre van a ganar una guerra, sobre todo, porque son más que sus rivales. Esta vez no fue diferente y Habich, ya como teniente coronel, fue derrotado con su tropa.
Al ver que su futuro no era muy promisorio, y que los rusos buscaban capturarlo, es que Eduardo fugó a la ‘Ciudad Luz’ con su hermano Gustavo. En la capital francesa, los dos dedicaron a la docencia y fundaron a Escuela Superior Polaca, para aquellos inmigrantes que lograron salir de Polonia.
El destino lo quería en Perú
Establecido cómodamente en París y con una vida hecha, en 1869 Habich conoció al encargado de negocios del Perú en Francia. Este lo contrató para trabajar de manera directa con el gobierno.
Al principio solo fueron unos estudios simples, para él, hasta que le asignaron una labor de envergadura como la construcción como el del Ferrocarril de La Oroya.
Culminada su labor, en 1872, el gobierno peruano le renovó el contrato y el propio presidente de la República de ese entonces, Manuel Pardo, le encomendó la labor de volver a Europa y conseguir profesores, programas, libros y cuanto material de enseñanza encontrara para la futura Escuela de Minas. De esa manera fue que llegaron Perú notables ingenieros polacos como Folkierski, Babiński, Kluger, Ksawery Wakulski, entre otros.
Fundación de la UNI
Una vez de vuelta en nuestro país fundó una nueva casa de estudios dedicada a la ingeniería y todas sus ramas.
Así fue como en 1876, se inaugura la Escuela Especial de Ingenieros de Construcción Civiles y Minas, hoy lleva el nombre de Universidad Nacional de Ingeniería. Como era de suponer, Habich fue su primer director.
Lamentablemente poco tiempo después, en 1879, estalló la Guerra del Pacifico y, como se sabe, los chilenos llegaron a invadir Lima y usaron las instalaciones de la Escuela de Ingenieros como cuartel general.
Fue gracias a la intervención de Habich que se lograron salvar algunos archivos de la secretaría y de la dirección.
Vida personal y muerte
Don Eduardo de Habich contrajo nupcias con Virginia Brando y tuvieran cinco hijos (cuatro varones y una mujer). Uno de sus vástagos, llamado también Eduardo de Habich Brando, también se casó con Marta Maria Trefogli, hija del reconocido arquitecto suizo Michele Trefogli, quien se encargó de construir la famosa prisión llamada ‘El Panóptico’.
Líneas arriba decíamos que el destino era caprichoso, y en la vida de Habich parce que fue así. Y es que justamente murió un 31 de octubre de 1909. Un día que será recordado en el Perú también por otras razones. Sus restos reposan en el Cementerio Presbítero Matías Maestro en Barrios Altos.
Debido a su gran aporte al desarrollo del estudio de la ingeniería en el Perú, las autoridades decidieron nombrar la gran avenida como el profesor polaco. Y desde entonces, y hasta nuestros días, esa es una de las avenidas más transitadas de todo Lima Norte.
Por último, dentro de la Universidad Nacional de Ingeniería también se creó un museo con su nombre que expone diversas obras de arte y parte del mobiliario que Don Eduardo usó en vida.