Ricardo Cuenca cuestiona a Dina Boluarte: “No tiene capacidad de liderazgo y recurre a acciones mucho más autoritarias”

El exministro de Educación señaló, en diálogo con Infobae, que la presidenta de la República y su primer ministro, Alberto Otárola, demuestran una enorme impericia política al recurrir a la fuerza y no el diálogo democrático. Además, cree que el Congreso no aprobará ningún adelanto porque se quiere quedar hasta el 2026.

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Ricardo Cuenca, exministro de Educación e investigador del IEP, habla con Infobae.
Ricardo Cuenca, exministro de Educación e investigador del IEP, habla con Infobae.

La crisis política no tiene cuando acabar en Perú. En el Congreso de la República no se pusieron de acuerdo para aprobar el adelanto de las elecciones generales y desde el Gobierno no se contempla la posibilidad de una renuncia de la presidenta Dina Boluarte. En el centro de este entrampamiento, las movilizaciones en Lima y regiones del interior del país no cesan y se avizora que puedan retomarse con más fuerza en los próximos días.

Infobae buscó a Ricardo Cuenca, exministro de Educación e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), para que nos pueda ofrecer su visión respecto a la enorme polarización que crece cada vez más, y que no tiene algún horizonte de cuándo pueda bajar.

Hace unos días le pidió al Congreso que haga política y piense estratégicamente. ¿Qué lectura tiene que esta semana rechazaron tres proyectos para adelantar las elecciones?

Sin ninguna vocación política. Lo que tienen [los congresistas] es un conjunto de intereses particulares que están por delante de los intereses públicos y nacionales que son la mejor expresión de hacer una buena política.

Desde las bancadas de la derecha propusieron un adelanto electoral, pero con el término ‘complementarias’. Digamos, había una posibilidad que los parlamentarios actuales pudieron postular. ¿Cómo vio este proyecto que, incluso, le abría la puerta al expresidente Pedro Castillo para presentarse otra vez?

Es una expresión, y me parece muy bueno tu ejemplo, muy clara de esto que yo digo que hay una precariedad y una renuncia a la política. Porque otra vez están pensando en sus intereses particulares, inclusive, bajo el riesgo de que hubiese pasado lo mismo con el expresidente Castillo. Entonces, es tanto que finalmente terminan no teniendo ninguna idea política de bien común, general y estratégica del país.

¿Usted percibe el mensaje que los parlamentarios se quieren quedar hasta el 2026?

Se quieren quedar hasta el 2026 para sacar adelante sus proyectos personales.

Por otro lado, la izquierda propuso un adelanto más una Asamblea Constituyente. ¿Considera que debería ir como una consulta?

La constituyente es una especie de objeto del deseo de un grupo político, es decir, perseguir detrás de ello para lograr la consecución de una serie de luchas que han tenido durante tanto tiempo. Sin embargo, hay que ser bien claros sobre dos cosas respecto a la constituyente.

¿Cuáles?

Una primera tiene que ver con la cerecita del pastel que es el capítulo económico de la Constitución. Ese es el que se quiere pelear y es el de la disputa. Mantener el modelo económico o modificarlo. Lo segundo que hay que tener en claro es que también hay un riesgo que no están terminando de medir quienes impulsan una Asamblea Constituyente por un cambio de Constitución. Porque también algunas de las encuestas, como la del IEP, ha mostrado que las características más conservadoras de la población empiezan a salir. Cuando se le pregunta si, por ejemplo, cuestiones asociados al enfoque de género o a la población LGBTI aparecerían en la constituyente, la respuesta es no. Entonces, creo que la obsecuencia por seguir detrás de una Asamblea Constituyente, así como por los intereses particulares, nuevamente están olvidando partir del análisis del país que somos, de los riesgos y posibilidades que se haga un cambio de magnitudes tan grande como es el de una Constitución.

La izquierda se enfoca demasiado en el capítulo económico, pero como usted bien señala la encuesta del IEP revela que la población sintoniza más con restablecer el servicio militar obligatorio y la pena de muerte para los corruptos.

Toda la tradición autoritaria peruana.

¿Podría ser un bumerán para la izquierda promover una constituyente cuando los puntos que proponen, finalmente, no son lo más prioritarios para la gente?

Hay que notar un enorme doble riesgo. Por un lado, si efectivamente le preguntase a todas las personas por el modelo económico, que tiene la bondad de haber disminuido en general la pobreza, termina teniendo una mejor imagen pública de la que realmente es porque creo mejoró esa situación [la disminución de la pobreza], pero no hizo nada por las desigualdades. Pero ese tema de las desigualdades es muy alejado de la población, salvo que ahora se esté viendo un discurso particular.

Entonces, si le preguntan a las personas si quieren cambiar el modelo económico, lo más probable es que haya un porcentaje que no quiera cambiarlo. Incluso, personas que no pertenecen a los niveles socioeconómicos altos porque han logrado, de alguna u otra manera gracias a este modelo, salir de la pobreza. No ha solucionado la desigualdades, insisto, pero creo que debería revisarse y pensarse. Creo que tiene mucho apego entre la gente.

Y lo segundo, tomando como caso a Chile, es que las agendas maximalistas siempre son éticas, pero no eficientes. Entonces, detrás de esto hay algo que he sostenido siempre que la derecha y la izquierda se juntan porque ambas son muy conservadoras. Allí se van a poner de acuerdo, como lo han hecho hasta ahora, en un discurso antigénero, antiderechos y que vaya en contra de una agenda social progresista. Me refiero a la derecha y la izquierda más radical.

Comisión de Constitución es presidida por Hernando Guerra García.
Comisión de Constitución es presidida por Hernando Guerra García.

También rechazaron la propuesta del Gobierno a pesar de que hubo un cronograma del Jurado Nacional de Elecciones.

Van a buscar los atajos posibles para no adelantar las elecciones porque no quieren irse. Eso está claro. Por otro lado, el Ejecutivo, que se ha equivocado desde el primer día en su manera de actuar, está arrinconado frente a la idea de una renuncia que supondría, entre otras cosas, la demostración pública por parte de la presidenta [Dina Boluarte] que ha fracasado y eso no es tampoco fácil de convencer a una persona. Entonces hay una trampa probablemente que, si esto se empuja más, la salida va ser una renuncia de la presidenta. Pero no porque ella haya elegido esa opción, sino porque efectivamente ya no hay más opciones porque está claro que el Congreso no va hacerlo. Creo que hay un conjuntos de atajos y triquiñuelas por parte del Congreso, pero también una impericia por parte del Ejecutivo.

¿La única salida en estos momentos es la renuncia de la presidenta Boluarte?

En este momento, sí.

La presidenta Boluarte no va renunciar. Algunas versiones señalan que quiso hacerlo en dos ocasiones, pero Alberto Otárola le hizo recapacitar para que no lo haga. ¿Cómo observa esta relación entre la mandataria y el premier, quien pareciera que manda en Palacio?

Lo que creo es que ambos, la presidenta Boluarte y el presidente del Consejo de Ministros [Alberto Otárola], no tienen ninguna capacidad de liderazgo y, por eso, recurren a acciones mucho más autoritarias. No tienen capacidad de liderar y no creo que haya uno que esté detrás del otro. Lo que muestran es una enorme impericia de cómo gobernar, una falta de liderazgo y esto se expresa en los errores permanentes y sucesivos que están teniendo no solo para afrontar la crisis, sino para gobernar. En la capacidad de hacer política aún siendo difícil con este Congreso que no tiene ninguna vocación. Hay que ahogar todo lo posible con el diálogo y los instrumentos democráticos. Lo que hizo tanto la presidenta con el presidente del Consejo de Ministros es alejar a los muy pocos aliados que debía tener en la ciudadanía cuando al principio estaba muy volcada a favor de Castillo, que luego se vuelve en contra del Congreso y, ahora, termina siendo inevitable porque tanto Castillo como el Congreso se diluyen porque se exige la salida de la presidenta. Ellos [Boluarte y Otárola] hicieron un recorrido muy equivocado desde mi punto de vista.

La carta de Raúl Molina, exjefe del gabinete técnico de la presidencia, indica que debe existir un reconocimiento de las responsabilidades políticas por las más de 50 muertes antes de iniciar un diálogo. Otárola, quien fue ministro de Defensa durante la represión de diciembre, fue premiado con la PCM y los ministros del Interior terminaron cambiados. No hubo ninguna autocrítica.

Una muestra más de la enorme impericia política. Cuando el liderazgo no se puede ejercer, uno se vuelve autoritario. Y lo que hacen permanentemente es mostrar unos rasgos muy autoritarios que son propios de la cultura peruana en general. Somos bastante menos democráticos de lo que creemos que somos. Entonces, ante la imposibilidad de liderar buscando responsabilidades y salidas políticas, lo que hacen es seguir mostrando fuerza pensando que así es la manera de liderar un país en medio de una crisis. Por eso, cada vez que la presidenta pide disculpas a punto seguido viene ‘pero estos son los azuzadores y no vamos a permitir’ . En el fondo, lo que creo es quiere demostrar un don de mando que equivocadamente está apoyado en la fuerza y no en el diálogo democrático.

La presidenta Boluarte pide disculpas, pero vuelve a la carga. ¿Sus mensajes son confusos?

Sí, como yo lo interpreto es que no sabe qué hacer y cómo actuar políticamente.

La presidenta Dina Boluarte y el premier Alberto Otárola.
La presidenta Dina Boluarte y el premier Alberto Otárola.

¿Las protestas, y la violencia, podrían radicalizarse más si no hay un acto de desprendimiento por parte de Boluarte?

La crisis va continuar mientras no haya una solución. La demandas de la población van a ser cada día más crecientes. Es verdad que algunas se van a debilitar porque llegado el punto no hay posibilidad para que las manifestaciones técnicamente duren tanto cuando necesitan una logística y un aparato de soporte, sobre todo, de aquellos grupos que vienen de afuera, es decir, de las regiones hacia Lima que finalmente tienen que vivir, comer y tener una vida más allá del reclamo. Entonces, yo creo que aún así las protestas van a continuar.

Pero creo que si seguimos demandando el acto de desprendimiento, supone un reconocimiento del error por parte de la presidenta y veo que eso no va pasar porque es muy humano salvaguardar tu propia integridad, es decir, estoy renunciando porque me equivoqué, hice mal y estoy reconociendo que eso está mal.

Lo que creo que debería ser es una clara salida en el que los dos responsables de esta crisis, que son el Congreso y el Ejecutivo, se pongan de acuerdo para que con la renuncia de la presidenta haya un cambio de la Mesa Directiva que tenga figuras que puedan generar el mayor consenso posible, no sean representantes de estos grupos radicales del Congreso y, finalmente, sean los que lleven a la transición para que el mensaje sea minimamente provechoso y genere algún incentivo tanto para el Ejecutivo y el Congreso para su renuncia.

¿No ve la posibilidad de que José Williams, titular del Congreso, lidere la transición?

No podría pasar y deberían elegir una Mesa Directiva distinta. Creo que lo que se agrava con él [José Williams] es que, más que credenciales democráticas, no tiene las credenciales políticas. La manera cómo ha conducido el Congreso demuestra que tiene una impericia en la política.

Foto: Andina.
Foto: Andina.

Vayamos a los temas de educación. El Minedu decidió disolver el Consejo Nacional de Educación. ¿Qué lectura tiene de esta decisión que, incluso, ha sido avalada por la presidenta Boluarte?

La decisión del ministro [Oscar] Becerra y la presidenta Boluarte es una expresión más de las pocas credenciales democráticas que están teniendo, ¿no? Porque claramente la disolución del actual Consejo Nacional de Educación termina siendo una demostración que estaban en desacuerdo con las voces discrepantes que habían y, por lo tanto, deciden cerrarlo. Entonces, más que pensar en un daño a las políticas educativas como también lo dije en una columna porque un nuevo decreto supremo puede instalar un consejo autónomo, lo que están demostrando con esto y por las declaraciones del ministro es que las voces incómodas dentro del sector no les interesa y por eso las eliminan.

En segundo lugar, para la educación hubo una muy mala noticia desde la llegada del presidente Castillo, y que lamentablemente continúa con la señora Boluarte, porque el ciclo de reformas iniciado en el año 2012 en el Perú, sobre todo las reformas universitaria, curricular y la docente, empezaron a desaparecer y debilitarse. No hay ningún pronunciamiento claro con el ministro Becerra respecto a la reforma universitaria, curricular y docente que se había interrumpido con las llegadas de los ministros [Rosendo] Serna y [Carlos] Gallardo durante el gobierno de Castillo. Entonces, se continúa en la misma línea bloqueando o no creyendo en las reformas, pero con un agravante de que no hay ninguna alternativa frente a este problema.

La situación se torna más complicada cuando vemos al ministro Becerra en sus continuas reuniones con los promotores de la antireforma universitaria como la rectora de San Marcos, Jeri Ramón. ¿Hay el riesgo que no quede nada de las reformas que se trabajaron durante años?

Las reformas están siendo atacadas, bloqueadas y recuperar eso será un costo muy alto.

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