La crisis que se vive en el Cusco es de desesperación debido a la escasez de alimentos, combustible y gas doméstico que ha obligado a miles de cusqueños a recurrir a la cocina a leña y carbón para poder preparar sus alimentos, mientras que miles de transportistas viven un verdadero vía crucis al no poder llenar sus unidades para poder trabajar trasladando a turistas y personas que llegan a la Ciudad Imperial sumido en un paro regional indefinido.
Antes de la convulsión social y la pandemia del covid-19 la Plaza de Armas y las principales calles de la Ciudad Inca irradiaba algarabía y era habitual ver a turistas entrando a tiendas de artesanías o a restaurantes para deleitarse de la gastronomía peruana, pero ahora con negocios cerrados y sin visitantes la capital turística del Perú que alberga a Machu Picchu -una de las siete maravillas del mundo- parece una ‘ciudad fantasma’.
A raíz de esta situación los más afectados son los operadores turísticos. Según Abel Matto Leiva, director regional de turismo de Cusco, precisó que el 75% del millón de habitantes de la Ciudad Imperial trabaja directa o indirectamente en el turismo. Es así que tienen empadronados a 7.000 guías, 5.000 porteadores (trekking), 2.500 agentes de viajes y toda una cadena que comprende hoteles, restaurantes, taxis. Muchos de ellos se han quedado sin poder trabajar por las protestas.
“La situación turística en Cusco es deplorable. Nuestra plaza era viva con sus negocios abiertos, pero como lo ven ahora están totalmente cerrados. Nosotros como guías turísticos también la estamos pasando muy mal porque no podemos llevar el pan a casa. Muchos colegas míos están haciendo otros emprendimientos para llevar el sustento a sus familias en diferentes actividades”, comentó un representante del gremio de guías turísticos de Cusco.
Al año antes de la pandemia, el Perú atrajo a 4.5 millones de turistas y de ese gran número su destino principal era llegar hasta la Capital Inca porque su objetivo era llegar hasta Machu Picchu. Se suponía que el sector se recuperaría en 2022 y 2023, pero la última crisis política de Perú ha dejado consternados a quienes trabajan en el turismo.
“El 70% de la población de Cusco se ve afectada por los cierres y paralizaciones. En ese sentido quiero comentar que hay una mala información con respecto lo que es la actividad turística en nuestra ciudad que no solo son las empresas grandes sino de los pequeños. Hay una cadena turística que mueve todo el sector, pero también estamos nosotros que involucra a una gran cantidad de gente que beneficia directa e indirectamente a un montón de ciudadanos cusqueños”, dijo un guía turístico.
Ciudad Imperial sin turistas
Según cifras oficiales de la Superintendencia Nacional de Migraciones, en enero de este 2023 ingresaron al país menos de la mitad de extranjeros (59.1%) que en el mismo mes del 2020 (antes del inicio de la pandemia). Y del grupo de los que buscaban conocer la Ciudad Inca, el 91% de turistas dejaron de viajar a Cusco y Machu Picchu por la escalada de violencia y bloqueo de acceso en puntos turísticos.
“No hemos aprendido como manifestarnos, siempre vemos como una posibilidad protestar con la destrucción, luego nosotros lo tenemos que reconstruir con nuestro peculio. Algunos locales fueron destruidos y atentados por vándalos. Estamos de acuerdo con el derecho para manifestarnos; pero, tampoco podemos aceptar el vandalismo y la delincuencia”, sostuvo un representante de gremios turísticos.
De acuerdo al presidente de la Cámara de Comercio del Cusco, John González, el bloqueo de carreteras y las protestas en esa región habían provocado que el 90% de reservas turísticas programadas hasta fines de marzo se hayan cancelado, provocando millonarias pérdidas para el sector turismo. En ese sentido, el presidente del gremio empresarial cusqueño calculó que las pérdidas económicas ascenderían a más de S/ 40 millones en enero por las protestas.
“Imagínense un turista que ve que aquí hay un país con inseguridad social y política; esa es la opinión de afuera. Asimismo, hay embajadas que han recomendado que no vengan al Perú, esperemos que cuando pase todo esto se pueda recuperar con ayuda del Gobierno. Ahorita hay unas 250 personas (turistas) en Cusco, en temporada alta podemos tener 10.000″, comentó un guía turístico.
Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), los disturbios le están costando al país S/ 25 millones por día y la ocupación hotelera se redujo en un 83%. Unas 20.000 personas están desempleadas, pero se espera que esa cifra se multiplique por seis en marzo.