Raúl Molina Martínez, quien el último jueves renunció a la jefatura del gabinete técnico de la Presidencia de la República, cargo que ocupaba desde el 22 de diciembre del año pasado, señaló este viernes que su salida obedece a que constató que era difícil contribuir a un reencuentro entre peruanos desde el Ejecutivo.
“Me fui porque creo firmemente que nuestro país necesita que nos reencontremos. A lo largo de los días fui constatando que era difícil contribuir a ello desde el Ejecutivo, con la camiseta del Estado”, declaró a RPP.
Molina Martínez señaló que, en las últimas reuniones que tuvo con diferentes actores para tratar de establecer puentes y un diálogo con los manifestantes, “nadie quiere hablar con el Ejecutivo en provincias pese a los intentos” porque “el peso de los más de 55 fallecidos” durante las protestas lo impedía.
Esquema de respuesta fallido
El exjefe de gabinete técnico explicó que, tras las muertes de los primeros civiles fallecidos en las protestas en diciembre del año pasado, el Ejecutivo planteó un esquema de respuestas que consistía en apoyar a la Fiscalía en sus investigaciones, pero “la pregunta del millón era cuándo la Fiscalía le iba a ofrecer resultados a la Nación sobre esas investigaciones”, dijo.
Añadió que, la segunda medida fue invitar a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, el cual produjo un informe que “no fue claro en asignar responsabilidades”. En tercer lugar, decidieron implementar un apoyo a los familiares de las víctimas.
“El problema es que, mientras que no se ofrezcan respuestas, el reclamo al gobierno es que hacemos que el pese de esos fallecidos. Todo indica que no es suficiente y que el país no puede esperar que la Fiscalía nos ofrezca resultados, quién sabe cuándo”, expresó.
Además, dijo que hubiese permanecido en el cargo si, desde el Ejecutivo, se formaba una comisión independiente que investigue los casos de fallecidos y que permita ofrecer respuestas rápidas al país.
El papel de Otárola
Por otro lado, Raúl Molina, señaló que el papel del presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, forma parte de su cargo formal como vocero del Gobierno y el que le sigue a la presidencia de la República en el manejo del Consejo de Ministros. “Ese rol no se puede discutir y yo no lo he discutido nunca”, dijo.
También indicó que le propuso al premier que lidere tanto el orden público como el diálogo en un solo discurso, para no ir en contra de los derechos humanos.
Carta de renuncia
En su carta de despedida, con fecha 1 de febrero, Raúl Molina le señaló a la mandataria que si el Ejecutivo quiere priorizar el diálogo para aplacar las duras protestas, debería comenzar con ofrecer gestos políticos que permitan recuperar la confianza de la población.
Un gesto político —al que Molina hace referencia— pasaría por establecer a los responsables de las más de 55 muertes registradas por el enfrentamiento entre los protestantes, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en casi dos meses.