La crisis política en Perú se agudiza más cada día. De un lado, el Gobierno de Dina Boluarte consolida más su discurso confrontacional y, del otro, las manifestaciones en las regiones del interior del país no cesan porque desean que se cumpla su único pedido: la renuncia de la presidenta de la República por ser la responsable de las más de 60 muertes ocurridas desde diciembre pasado.
En medio de este clima de polarización y nulo diálogo entre ambos bandos, Infobae contactó con politólogo José Alejandro Godoy para que nos brinde su análisis y si existe acaso algún horizonte cercano que nos lleve a una solución política.
El gobierno de Dina Boluarte optó por una política pura y dura de represión contra las manifestaciones. ¿Qué observación tiene que haya esta ausencia nula de diálogo para resolver la crisis política que ya va para los dos meses?
Bueno, lo hemos expresado varios politólogos en un comunicado, que ha sido publicado hoy [lunes], que creemos que la respuesta no solamente ha sido torpe y desacertada, sino que además tiene fuertes visos autoritarios. Creemos que, en lo personal, es el peor ejemplo de renuncia a la política. Porque cuando tú tienes un conjunto de demandas que son prácticamente políticas, precisamente, el tipo de respuesta que se esperaría frente a ello sería un planteamiento político. Tratar de convencer la idea de dialogar y finalmente decir ‘oye, está pasando esto que hay un conjunto de demandas posibles, otras que no’.
El otro problema para el gobierno es que, cuando surgen las protestas, hay una primera agenda. En algunos casos pedían la liberación del expresidente Pedro Castillo, la asamblea constituyente y otras cosas, pero con la cantidad de muertos producida por la represión, lo que tenemos claramente es un gobierno que ha congregado un conjunto de actores que, de forma creciente, están pidiendo notoriamente su renuncia. Y que la renuncia ayude a activar un calendario electoral mucho más rápido de lo que la presidenta Boluarte y el propio Congreso va aprobar. Porque, además, de todo esto, creo que hay una tercera cuestión que ni el Ejecutivo ni el Legislativo ha entendido.
¿Cuál es?
Que muchas de las personas que, inicialmente, salieron a marchar y hoy en día también tiene la preocupación que ante la represión dada, es que también el Congreso no apruebe el adelanto de las elecciones. Eso va a terminar gatillando aún más el país.
¿Se pudo priorizar el diálogo para prevenir las protestas? ¿Se perdió tiempo al convocar a Pedro Angulo como premier y reunirse con bancadas que fueron una oposición radical al expresidente Pedro Castillo?
Creo que el primer error de la señora [Dina] Boluarte es cuando jura y dice que va a cumplir el mandato hasta julio del 2026. Ese error podríamos llamarlo como el pecado original de toda esta situación. Porque dada la impresión, y ahí viene un segundo error original, la foto de los congresistas después de vacar al expresidente Castillo ante un intento de golpe de Estado, se vio como algo triunfalista en un momento difícil para el país. Entonces, sumados ambos, lo que genera es una provocación en la gente.
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La gente considera que la señora [Dina] Boluarte ha pactado con el Congreso y que no quieren un adelanto de las elecciones. Y que luego, por las circunstancias, terminaron en eso. Ahí viene el tercer error que fue nombrar un presidente del Consejo de Ministros de un tono muy duro, nombrar a un ministro de Defensa que pasa a tener un rol protagónico en el gobierno, incluso, después de haberse producido una alta cifra de fallecidos en Ayacucho. Entonces, cuando tú tienes estas cuestiones, es que tenemos un gobierno débil que está intentando ver cómo se queda. El problema es que cuando tienes este tipo de gobiernos débiles, la posibilidad de una deriva autoritaria puede volverse muy alta.
Este gobierno se mantiene porque tiene la alianza con el Congreso, cuya legitimidad política no supera el 10% según la última encuesta de IEP. ¿Qué tanto le perjudica esta unión?
De todas maneras le perjudica porque, digamos, en el sur del país se genera la imagen que la señora [Dina] Boluarte está aliada con el sector fraudista [Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular fueron los partidos que alegaron fraude en las últimas elecciones generales del 2021] que, en buena parte, es responsable de esta crisis. Desde el inicio, de querer anular los votos de una parte de los ciudadanos, sobre todo, del sur del Perú, alineó que la gente esté en su contra [del Congreso]. Luego, buscaron la vacancia del presidente [Pedro] Castillo, incluso, con pretextos francamente deleznables como esa acusación por traición a la patria que no tenía ni pies ni cabeza.
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Entonces, cuando tienes a ese sector del Congreso, que aplaude a la señora Boluarte, pues está atando su destino a ellos y ese grupo. En lugar de buscar otro tipo de alianzas, la presidenta ha terminado enganchada y atada al Congreso que, finalmente, buena parte de la desaprobación que tiene es por este hecho. Sobre todo en el sur del Perú, la idea es que ha traicionado el tipo de voto que ha permitido que los políticos de siempre terminen cogobernando con ella.
Aliarse con el Congreso significa que la presidenta Boluarte es débil políticamente. Sin embargo, si la crisis se agrava, los parlamentarios no van a querer cargar con el pasivo del actual régimen que tiene a cuestas más de 60 muertes. En algún momento buscarán dejar de apoyarla.
No hay que olvidar que este Congreso, a días del golpe de Estado de Pedro Castillo, salva a la señora Boluarte de la inhabilitación con las justas [Nota de redacción: la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales archivó la denuncia por más de 10 votos] de una acusación constitucional que, básicamente, lo hace en el escenario que podría ser la próxima presidenta de la República. Es muy poco probable que este Congreso, que ha aplaudido las acciones de las Fuerzas Armadas y la Policía en todos sus aspectos, haga algún tipo de renuncia o pedido de la señora Boluarte por los fallecidos en las protestas. Pero sí podría reactivar alguna acusación en su contra. [Dina Boluarte] No se ha dado cuenta del riesgo, o probablemente lo sepa, de aplicar una lógica tan autodestructiva en muchos casos.
¿Alberto Otárola tiene un rol más político del que se le ha encomendado como titular del Consejo de Ministros?
Lo que pasa es que el señor [Alberto] Otárola es el único con experiencia política dentro del gobierno. La señora [Dina] Boluarte no había pasado por algún cargo alto del Estado hasta que fue elegida vicepresidenta de la República y ministra de Desarrollo e Inclusión Social. Como ministra tuvo un desempeño bastante gris y no era de las más destacadas. Otárola ha sido una persona que no solamente tuvo un cargo ministerial del expresidente [Ollanta] Humala, sino que ha sido alguien que ha estado cerca del mundo jurídico, se especializó en Derecho Constitucional, entonces tenía un mayor conocimiento del escenario político nacional.
Hay versiones que la presidenta Boluarte quiso renunciar dos veces, pero el premier Otárola se lo impidió. ¿Qué lectura tiene de esto?
Tú sabes que en el fútbol, cuando los técnicos están con los días contados, siempre se habla que ‘el equipo está firme’ y ‘está trabajando’. Lo mismo escuchó en el gobierno cuando dicen ‘estamos más unidos’, ‘estamos firmes’ y ‘no vamos a renunciar’. Creo que, en algún momento, la presidenta Boluarte habrá evaluado eso [la renuncia], pero podría darse ese paso en cualquier momento. Ella está guardando esa carta en caso el Congreso no apruebe el adelanto de las elecciones.
Si no se aprueba el adelanto de las elecciones, en segunda votación, la crisis se podría agudizar más.
Están tomando un tiempo demasiado largo para ello. El Congreso no entiende que se va a ampliar la legislatura, pero no van a poder realizar ninguna reforma porque no tienen los votos. Hay un costo muy alto, y al adelantar su suerte el Ejecutivo y Legislativo, el costo del segundo lo va a asumir la señora Boluarte.
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