Una de las cosas por las que es conocido el Perú es por la amabilidad que suelen tener para con los que vengan del extranjero. Siempre estamos prestos para ayudar al forastero que, sin conocerlo, ya goza de nuestra simpatía. Esta situación nos ha traído más de un problema, pues algunos indeseables personajes han llegado a nuestro país y se han aprovechado de esa amabilidad y buena fe.
Un ejemplo es el brasileño Joao Teixeira de Faria. Conocido mundialmente como Juan de Dios.
Nacido en Cachoeira de Goiás (Brasil) un 24 de junio de 1942 dentro de una familia muy católica, Teixeira afirmaba que el ‘don’ le fue otorgado cuando solo tenía nueve años de edad, cuando ya sentía cierta atracción por el espiritismo. La primera vez que ‘curó’ a alguien ya siendo médium fue a los 16 años de edad.
Tras vivir en varios estados de Brasil con su familia, finalmente se establece en Abadiânia (Goiás) en donde, según él mismo por supuesto, solía recibir a los buenos espíritus. En especial del médico Oswaldo Cruz, fundador de la Compañía de Jesús San Ignacio de Loyola.
Estas primeras curaciones atrajeron la atención de cientos de curiosos vecinos de la zona. Al crecer su fama, Texeira se convirtió en el eje económico principal del pequeño municipio de Abadiânia. Y desde ahí comenzó a llegar a la fama en su país y en todo el continente.
En el momento preciso
Luego del desastroso primer gobierno de Alan García, la crisis económica en el Perú seguía siendo de espanto a pesar de la entrada de Alberto Fujimori (en 1990) a Palacio de Gobierno.
Entonces, en los primeros meses de 1991, fue anunciado como si fuera una estrella de rock, gracias al empresario Jonel Heredia, la llegada del santero más famoso y poderoso del Brasil: Joao Teixeira.
El entusiasmo por su llegada superó cualquier expectativa, pues miles de personas pugnaban por un boleto para ser atendidos por el entonces ilustre visitante y que los cure de sus males.
Pero el Perú todavía estaba lejos de alcanzar la ‘normalidad’. Y siendo sinceros, ¿cuándo la hemos tenido?
En los meses previos a su llegada llegó el shock económico que Fujimori prometió una y mil veces que no haría. Pero lo hizo. El del famoso “Qué Dios nos ayude”, de Hurtado Miller. Los precios de todos los productos por las nubes.
Eso no fue lo único, poco después el cólera (una enfermedad casi medieval) perjudicó a casi 300 mil peruanos, matando a 2909 compatriotas, según las cifras de la OMS.
Un mes después, los titulares de los principales diarios y noticieros de la televisión daban cuenta de la aparición de una imagen de la Virgen María que lloraba sangre en el Callao. Hasta el primer puerto llegaron miles de fieles para rezarle y pedir sus milagros. A pesar de que la propia Iglesia Católica pidió cautela. Luego se descubrió que la estatua estaba ubicaba en la vivienda de un familiar de un trabajador del régimen fujimorista. ¿Sospechas?, ¿qué es eso?
La última, como si los fenómenos paranormales se hubieran centrado en estas tierras, otro hecho ocurrió en el albergue de menores Ermelinda Carrera. En este lugar, una vela había tomado forma de cáliz y una hostia cada vez iba consumiéndose poco a poco. Obviamente, otro grupo de creyentes fueron raudos a presenciar el nuevo milagro. El país estaba, en toda ley, desatado.
Hasta Fujimori cayó
En esas circunstancias llega Teixeira a Lima. Era abril de 1991 y más de 30 mil personas llegaron hasta el Complejo Deportivo Mama Ocllo, en Pueblo Libre (hoy es sede de serenazgo de mencionado distrito) solo para verlo y buscar que les cure sus males. De nada importaron las quejas y advertencias del Colegio Médico del Perú y de la misma Iglesia Católica. Total, ¿qué es lo peor que podría pasar? Debe haber pensado más de uno que fue a la cita con su salvador. Pero un hombre de 66 años murió de un paro cardíaco mientras hacía su cola esperando su turno.
Durante su estadía en nuestro país, recibió la invitación de alguien a quien no se lo podía decir no. Ese era el presidente Alberto Fujimori, que en una reunión especial en el propio Palacio de Gobierno recibió a Teixeira para tratarse de una luxación en el dedo meñique de su mano derecha. Tras la cita, el mandatario aseguró sentirse ‘curado’ al poder mover la mano sin dolor.
Violador
A pesar de que las denuncias en su contra por aprovecharse sexualmente de cientos de mujeres aparecerían en gran cantidad desde el 2018, lo cierto es que ya en 1980 se había formulado una primera acusación de esta índole en su contra.
En setiembre de ese año, Teixeira fue acusado y enjuiciado por el delito de seducción de una menor de 16 años. Aunque seis años después el proceso fue archivado ya que la familia de la agraviada no quiso presentar más pruebas en su contra. Tuvieron que pasar 38 años para más denuncias, y por fin la cárcel, le llegue.
Todo comenzó cuando en el programa de Tv Globo ‘Conversando con Bial’, del renombrado periodista brasileño Pedro Bial, se presentó una denuncia de cinco víctimas que contaban sus terribles experiencias.
Tan solo una semana después, más de 400 mujeres envalentonadas tas ver el informe, también denunciaron a Juan de Dios y provocaron su detención.
Aunque la mayoría prefirió el anonimato, una de ellas, la coreógrafa neerlandesa Zahira Lieneke Mous fue una de las pocas que dio la cara y narró como el gurú sanador la manipuló para violarla.
El caso tomó tal relevancia, sobre todo por la cantidad de víctimas que lo acusaron, entre las que se incluye su propia hija, que la plataforma de streaming Netflix le hizo un documental en la cuenta todo el caso y lo presenta como siempre fue: un depredador sexual disfrazado de gurú.
Actualmente, purga 40 años de cárcel por todos sus delitos. Y con los 80 años que tiene, el que supo ser consejero de expresidentes como Luiz Inácio Lula da Silva (ahora reelecto), Dilma Rousseff, Bill Clinton y Hugo Chávez; y ser entrevistado por la propia Oprah Winfrey, todo parece indicar que terminará sus días en prisión.
SEGUIR LEYENDO