La presidenta Dina Boluarte dijo este martes que la causa de la jornada sangrienta del pasado 9 de enero en Puno, donde fallecieron 17 personas y un policía quemado vivo, fue causada por “un arma artesanal denominado dum-dum”, pese a que las necropsias hallaron fragmentos de proyectiles de fusil AKM de 7,62 mm., restos de perdigones de metal y una bala de pistola.
“De manera extraoficial lo que nos dicen es que los fallecidos de ese 9 de enero en Puno, ahí donde estaba la Policía custodiando el aeropuerto de Juliaca, no ocurrieron los fallecimientos, sino en las inmediaciones de las calles y que la mayoría de ellos es por impacto de un arma artesanal denominado dum-dum, que la Policía no usa esas armas letales”, señaló la mandataria ante la Asociación de Prensa Extranjera del Perú (APEP).
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Las expresiones de la jefa de Estado difieren a los informes del Instituto de Medicina Legal (IML) donde se evidencian las balas halladas en nueve cuerpos de los fallecidos en Puno, según un informe de La República. Los otros ocho ciudadanos, que también murieron por heridas derivadas de los disparos, fueron atravesados por los proyectiles.
Con estos hallazgos, el fiscal asignado al caso, Guido Pilco Delgado, ha requerido un peritaje balístico para determinar la procedencia de los proyectiles con el propósito de identificar a los autores de los disparos.
Por su parte, Dany Humpire, exgerente de Peritajes del Ministerio Público y doctor en Criminalística, mencionó al diario que uno de los proyectiles estaba “revestido”, es decir, era nuevo o recién comprado. “Los proyectiles revestidos son complejos, no los tiene cualquier civil. Esas son armas policiales”, precisó.
“Matanza”
Enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes contra la administración de Boluarte dejaron 17 muertos aquel lunes en Juliaca. Fue “una matanza entre peruanos”, exclamó el alcalde Oscar Cáceres, en un llamado desesperado a la población a través de la radio La Decana de esa localidad.
Las violentas acciones se registraron cuando una turba de unas dos mil personas intentó tomar por asalto el aeropuerto de la ciudad, ubicada 1.300 km al sur de Lima. Por esos días, el gobierno de Boluarte prohibió hasta nuevo aviso el ingreso a Perú del exmandatario boliviano Evo Morales por “intervenir” en los asuntos de política interna.
Puno, la región aymara peruana fronteriza con Bolivia, devino en el epicentro de las protestas con un paro indefinido desde el cuatro de enero. Desde ahí se organizó una marcha hacia la capital peruana que debe llegar en torno al 12 de enero, según diversas convocatorias de colectivos sociales, que agrupan principalmente a campesinos.
Ante la prensa extranjera, Boluarte reiteró su apoyo a la Policía Nacional (PNP) en su actuación para controlar las protestas antigubernamentales, atribuyó “el caos” que han provocado estas a “grupos radicales”, y pidió una tregua nacional este martes en una rueda de prensa con medios extranjeros.
“Eso no es una protesta pacífica, es una acción violenta generada por un grupo de personas radicales que tienen como agenda política y económica basada en el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando”, declaró.
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