Mientras la capital se paralizaba por la protesta denominada “La Toma de Lima”, el interior del país vivía un escenario crítico con el despliegue de manifestantes organizados que tomaron las calles y vías de acceso que conectan a sus regiones con el resto del Perú.
Desde diciembre del 2022, mes en el que iniciaron los disturbios, estos ciudadanos han marcado a los aeropuertos como puntos fijos a vulnerar. Han sido reiteradas veces en que se han acercado a estas instalaciones con palos, piedras, tablas y otros artículos para enfrentarse a las fuerzas del orden.
Esta situación ha causado que las aerolíneas sigan suspendiendo sus salidas, dejando un gran número de turistas varados mientras se espera que la calma regrese y los aeropuertos puedan abrir sus puertas con normalidad.
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Intentan tomar aeropuertos a la misma hora
De manera simultánea se reportó una cadena de ataques a los aeropuertos de Arequipa, Cusco y Juliaca, en Puno. Este panorama se evidenció desde tempranas horas del jueves 19 de enero, fecha en la que se inició la denominada “Toma de Lima” o “Marcha de los 4 suyos”.
En la ‘Ciudad Blanca’, más de 2000 personas intentaron ingresar al aeropuerto internacional Alfredo Rodríguez Ballón, causando destrozos en el perímetro del terminal aéreo.
En horas de la tarde, manifestantes atacaron a miembros de la PNP al intentar violentar el aeropuerto Internacional Inca Manco Capac, ubicado en Juliaca, Puno. Durante el enfrentamiento, seis policías terminaron lesionados. Uno de ellos recibió el impacto de un explosivo.
El aeropuerto Alejandro Velasco Astete en el Cusco fue otro blanco de los vándalos, quienes tomaron todo lo que encontraban a su paso para atacar a los que resguardaban el establecimiento. Pese a los intentos, no pudieron concretar su cometido.
Para el 20 de enero se informó que el aeropuerto de Cusco reanudaría sus operaciones tras varios días de tener sus labores suspendidas. Turistas nacionales y extranjeros se aproximaron para poder regresar a sus destinos de origen.
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PNP investiga a azuzadores
Desde hace más de 30 días, la Policía Nacional de Perú ha denunciado ataques contra las fuerzas del orden, destrucción del patrimonio público y privado. Los miles de peruanos que protagonizan estos actos suelen tapar sus rostros con el fin de evitar ser reconocidos.
Los eventos desafortunados del jueves 19 de enero provoca que las autoridades renueven su compromiso para detectar a estos azuzadores que tienen entre sus dirigentes con vínculos relacionados al tráfico ilícito de drogas y la minería ilegal.
Otros serían integrantes de MOVADEF, FENATE y facciones de Sendero Luminoso. Habrían tomado la tarea de sembrar el miedo y amenazando a los pobladores peruanos, sobre todo en espacios donde el Estado no tiene presencia a causa de la centralización.
En una rueda de prensa desde San Marcos, el fiscal Alfonso Barrenechea Cabrera indicó que estos grupos de manifestantes no tienen “una cabeza con la que se pueda coordinar”. En su defensa, indican que evitan brindar sus nombres para que no tomen represarías contra ellos.
¿Por qué atacan los aeropuertos en Perú?
En diálogo con ATV, el experto en temas de terrorismo, Pedo Yaranga, explica que lo vivido en las regiones y la capital se debe a un accionar planeado con anticipación. “Hubo coordinación con lo que hubo en Lima y en el interior del país, donde hay más espacios para sorprender a la Policía, que ha puesto el pecho”.
Describe que existe un objetivo claro por el que se movilizan hacia estas principales vías de tránsito entre las ciudades. “Tiene un fin militar. Normalmente, en un conflicto entre dos países, se hace eso. Atacas mientras estás en un enfrentamiento, y lo que haces es avanzar y atacar un aeropuerto que es un activo crítico para evitar que venga más apoyo al contingente. Destruyes las comunicaciones, la llegada de más efectivos y/o ayuda inmediata”.
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