La grave crisis que vive el país nos ha llevado a un punto de polarización en el que es difícil encontrar matices que nos puedan hacer pensar en una salida efectiva. A puertas de una masiva marcha en Lima, conversamos con el abogado y político Pedro Cateriano, quien ofrece una mirada de lo que viene aconteciendo y sobre los retos que se avecinan en esta coyuntura.
– La situación del país parece insostenible. ¿Qué análisis hace del momento que estamos viviendo?
La situación es sumamente compleja, porque simplemente hay división de posturas políticas: la del gobierno, por un lado; la del sector que ejerce el justo derecho de protesta; la del sector de la izquierda radical, que quiere el rompimiento del orden democrático y constitucional. También está la participación de gente que tiene otra clase de intereses, como excondenados por la justicia por actividades terroristas; apoyo internacional, específicamente de Evo Morales y sus huestes; y también una actitud realmente pasiva de la mayoría de las autoridades elegidas recientemente a nivel regional y municipal. Entonces la situación es compleja y de pronóstico reservado.
Además, esta situación se explica porque la presidenta Boluarte no tiene partido político, no tiene articulación para un trabajo parlamentario, no tiene congresistas, ni gente que defienda al gobierno. Si a esta situación de los errores cometidos por la jefa de Estado, le sumamos la orfandad de apoyo a través de la maquinaria política, ciertamente eso agrava más la situación.
– En efecto, hay una gran cantidad de azuzadores e infiltrados entre los manifestantes, ¿cómo distinguirlos?
No olvidemos que hemos apreciado también una cuantiosa inversión de dinero en esta movilización. La plata no ha caído del cielo, en algunos casos hay denuncias sobre supuestos financiamientos de la minería y la tala ilegal. Es decir, es un problema realmente de gran magnitud, que luego debe ser indagado por las autoridades competentes, llámese Fiscalía y Poder Judicial. No es una protesta en la cual todo es interés de defensa de derechos, hay intereses subalternos también.
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– Respecto a las demandas de los manifestantes, ¿considera que son viables?
La postura radical de un sector de la izquierda quiere el rompimiento del orden constitucional con iniciativas como la convocatoria a una Asamblea Constituyente, al margen del procedimiento que establece la Constitución. Esta iniciativa, sin duda alguna, es absolutamente golpista.
Luego, el pedido de renuncia de la presidenta Boluarte, que tiene como objetivo fundamental ahondar la crisis. Ya hemos visto en el Perú la experiencia vivida con cambios de gabinete, con alta rotación de ministros, y de presidentes. ¿Eso ha solucionado los problemas? No, entonces, ahí hay un problema complejo. Además, la señora Boluarte no llegó a la presidencia de la República, como dicen sus hoy adversarios, por un acto de traición a Castillo. Es al revés. Castillo traicionó a la democracia peruana con su iniciativa golpista. No hay que olvidar que la presidenta acompañó, desde el inicio hasta el final, como ministra y avaló con su conducta política al calamitoso gobierno de Castillo. Eso es un hecho objetivo. Pero cuando Castillo rompe el orden constitucional, Dina Boluarte se desmarca. Eso no lo quiere reconocer un sector de la izquierda que intenta, mediante la reiteración de falsedades, vender una realidad que en la práctica no ha existido. Entonces también aquí hay una batalla política que está impulsando este sector de la izquierda.
– Otra demanda es el cierre del Congreso…
Es otra iniciativa que no tiene sustento constitucional. Es evidente que con su conducta política este Parlamento ha ayudado a su desprestigio y a su descrédito y a que la gente no le tenga confianza, eso es algo que se refleja en las encuestas. Pero nos guste o no, no hay democracia sin Congreso.
Además, hay otro aspecto. Se echa la culpa de todos los males a los gobiernos nacionales, pero en la práctica han sido los gobiernos regionales y municipales, manejados en la mayoría de los casos por la izquierda. ¿Cuántos gobernadores regionales en Puno han sido detenidos? El reciente caso en Arequipa. ¿O acaso Cusco ha tenido un gobernador neoliberal de extrema derecha? Entonces, acá también hay un discurso para intentar una nueva narrativa política con el claro objetivo de obtener beneficios o ventajas político-electorales. ¿Por qué Cerrón quiere elecciones inmediatamente, sin tener en cuenta las recomendaciones de los organismos constitucionales? Porque es de los pocos partidos de izquierda que tiene la inscripción electoral vigente. Esa es la razón. Entonces, hay varios aspectos que tenemos que evaluar con tranquilidad y sopesar entre lo que es un argumento veraz frente a un planteamiento falaz.
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– También se cuestiona a la presidenta…
Respecto al tema de los cuestionamientos, ahora a Dina Boluarte, todo lo que está ocurriendo, nos debe servir para reflexionar respecto a la responsabilidad del ejercicio de sufragio. El voto siempre es un acto de responsabilidad cívica. Claro, uno puede arrepentirse por una votación cuando hay una traición. Pero también hay que reconocer cuando se vota conscientemente en muchos casos, como lo que ocurrió con Pedro Castillo, una persona que no tenía ninguna preparación, experiencia, ni principios democráticos. Dina Boluarte era una abogada, tenía una formación jurídica, pero ninguna experiencia tampoco. Se votó por una dupla Castillo-Cerrón, a sabiendas de que Cerrón estaba condenado por la justicia. No es que las cosas ocurran de casualidad, estábamos advertidos que esto iba a ocurrir. Nadie imaginó la magnitud de la calamidad, pero las advertencias se hicieron en su momento.
– Para usted, ¿Dina Boluarte debe renunciar?
Dina Boluarte ha accedido al poder mediante el mecanismo de sucesión constitucional. No ha accedido a la presidencia violentando el orden constitucional. Lo que corresponde es que ella trabaje en el gobierno de transición para garantizar elecciones libres, neutrales y democráticas. En ese camino debemos estar todos los peruanos para salir de este atolladero político tan grave y dramático.
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– Por otro lado, hay desconfianza de que se logre el adelanto de elecciones. ¿Qué opina?
Confío que el gobierno realice su labor. Una parte fundamental para lograr el adelanto, es el compromiso del Parlamento. Hay un sector importante de la población que no le tiene confianza al Congreso. Por esa razón, la propia presidenta Dina Boluarte ha solicitado públicamente que el Parlamento adelante la segunda votación. Estamos en realidad en manos de los señores parlamentarios. Hay especulaciones de que un sector de la izquierda no quiere volver a votar la iniciativa aprobada inicialmente, que requiere una segunda votación, para forzar la renuncia de la señora Boluarte. Es un escenario posible que no lo podemos descartar.
– ¿Hay visos de solución? ¿Cuál sería una salida a la crisis?
El objetivo principal debe ser restablecer la paz y el orden interno, estos actos de violencia de muerte y de dolor han afectado gravemente la reputación internacional del país. También, esto trae dolor a las familias que han perdido a sus seres queridos, paraliza la actividad económica del país, han exacerbado los ánimos generando un ambiente de polarización extrema. Es decir, las consecuencias de esta división de peruanos —que hay que señalarlo, ha sido la parte de la gestión gubernativa de Castillo—, han logrado debilitar al Estado peruano, precisamente por esa tarea que realizó de dividirnos, de enfrentarnos. Ese es uno de los aspectos más censurables de la gestión del golpista.
– ¿Todavía hay espacio para el diálogo?
Todo espacio de diálogo en esta clase de situaciones es importante. También, el llamado que ha hecho la Iglesia, de manera especial el arzobispo de Lima, Carlos Castillo. Mayoritariamente, los peruanos somos gente de bien, que deseamos la solución de nuestros problemas, sin intervencionismo exterior y dentro del cauce democrático y constitucional. En ese objetivo deberíamos orientar todos nuestros esfuerzos.
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