Lima alberga probablemente la mayor diversidad de cultura del país. Esto debido a la migración y la instalación de espacios y costumbres en la capital peruana. Los carnavales forman parte de esa diversidad y hoy en día ‘La ciudad de los reyes’ tiene formas particulares de celebrar esta fiesta.
Desde fiestas de pintura hasta globos con agua, forman parte de esta celebración; sin embargo, muchas de esas costumbres han ido desapareciendo por diversas cuestiones. Sin embargo, la alegría y diversión aún prevalecen en esta región del Perú.
Los primeros carnavales de Lima
Febrero es el mes de los carnavales. Se trata de una costumbre que se reforzó desde los inicios de la República del país, pero que ya existía anteriormente y que finalmente se convirtió en una fusión cultural.
No se sabe con exactitud cuál fue la primera fiesta de carnaval en el país, pero en 1544, de acuerdo a los libros del Cabildo de Lima, se supo de la existencia de un evento llamado “Fiesta del Domingo de Cuasimodo”. Ahí según los registros, los esclavos danzaban con gran ruido, además de tener el cuerpo pintado y portar máscaras de diablillos. Este era un periodo en el que las autoridades daban cierta libertad a los ciudadanos.
Para el siglo XVII esta fiesta era conocida y celebrada por todos los que vivían en Lima. Con el pasar de los años, existieron virreyes que prohibieron los carnavales por ser considerado inmoral, pero al ser una celebración constante y de gran júbilo para muchos, las medidas no eran cumplidas. En aquellos años, se utilizaba el cascarón del huevo que era llenado de agua perfumada y arrojado a cualquier transeúnte desprevenido. Este objeto era conocido como “alcancía”.
De acuerdo a la historiadora, Rosa Acosta en Sucedió en el Perú, el carnaval se convirtió en una fiesta de desenfreno total, donde abundaba el alcohol, las bromas y se suspendían las normas sociales establecidas en aquellas épocas.
En los primeros años de la Independencia del país, el juego de carnavales, que era tirar agua en alcancías pasó a adquirir más elementos, tales como, serpentinas y harina. Los bailes con disfraces también se hicieron presente. Para finales del siglo XIX todas estas costumbres eran una realidad anual. Febrero era, en definitiva, el mes de los carnavales.
Carnavales en el siglo XX
Al ser un mes festivo en el que no todos podían acudir a fiestas de carnavales o armar una, los balcones de las casas se habían vuelto el lugar preferido de las familias que vivían en Lima. Desde ahí lanzaban agua a las personas que caminaban en la calle. Por lo que era común, que estas corran o busquen puntos ciegos para aquellos que jugaban carnavales.
Alrededor de 1920, con la implementación del tranvía de Lima, las festividades comenzaron a extenderse.
La época de oro para esta festividad llegó con el mandato de Augusto B. Leguía, quien sumó a las festividades los corsos con reinas de belleza y concursos. Para aquellos años no era novedad ver al presidente recorriendo el jirón de la Unión en un carro, resguardado de su escolta. El recorrido pasaba por la plaza Bolognesi y la parada final era el Museo de Arte de Lima. Ahí se congregaban ministros, diplomáticos, amigos personales y las parejas de todos.
Con la muerte de Leguía, la festividad también iba desapareciendo. Los tres días de carnaval (domingo, lunes y martes) pasaron a reducirse a un solo día, el domingo. Los disfraces y el uso de máscaras comenzaron a formar parte de un recuerdo.
Para los años 50 cada distrito manejaba sus propios carnavales. Por ejemplo, en Chorrillos se invitaban a bandas y orquestas, en Barranco se organizaba la “Verbena Barranquina”, mientras que en algunos otros distritos las personas alistaban sus chisguetes, globos y baldes de pintura y agua.
Según los registros históricos de Sucedió en el Perú a finales de los 50 e inicio de los 60, la festividad se volvió a prohibir por los disturbios que causaban algunos asistentes, al punto de cortar el agua durante todos los domingos del mes.
Años más tarde, el carnaval continuó y la festividad continuó en los residentes de Lima Metropolitana y se celebraba únicamente los domingos de febrero.
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Carnaval en el siglo XXI y en la actualidad
De esta fiesta solo quedaba una actividad, el echar agua a las personas que transitaban por la calle. Si bien a muchos les gustaba y disfrutaban realizando esto, existía un grupo de la población que se encontraba disgustado con dicho accionar.
El avance de la inseguridad ciudadana también aumentaba en estas épocas, donde malhechores aprovechaban la ocasión para robar a las personas. La presencia de heridos era algo indiscutible. Pero estos problemas ya se veían desde 1958, año en que se prohibió su celebración.
A esta problemática se sumaron las cifras que emitía la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), Sedapal y demás instituciones ligadas al recurso hídrico. Durante el mes de febrero se gastaban alrededor de 120 millones de litros de agua en Lima Metropolitana, cifra alarmante para una época donde hay alerta de escasez de agua.
En la actualidad, los carnavales en Lima ya no se celebran como antes. El uso de agua y las fiestas de disfraces ya no se ven a menudo; sin embargo, existen eventos de verano cuya temática es de carnaval. Estos se dan sobre todo en las zonas cercanas al litoral, como Callao, Miraflores, Punta Hermosa, San Bartolo, Asia y demás balnearios.
Es preciso indicar que hace dos años, en febrero del 2020, la Municipalidad de Lima revivió la fiesta tradicional limeña, presentando bailes típicos de la zona, vehículos alegóricos, color, comparsas y más. Esta actividad también se replica en algunos clubes departamentales que tienen sede en Lima, como el de Huancavelica, Moquegua, entre otros.
DATO: Con la llegada de la pandemia esta actividad se detuvo. Hasta el momento no se tiene un anuncio oficial para la continuación del evento este año.
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