El maltrato y el abandono de perros, especialmente aquellos que pertenecen a razas estigmatizadas como los pitbulls, continúan como un problema que revela profundas carencias en la tenencia responsable. Estos animales, frecuentemente catalogados como peligrosos, suelen ser víctimas de prejuicios y violencia, muchas veces sin tener en cuenta el contexto en el que fueron criados.
El debate en torno a los denominados “perros potencialmente peligrosos” pone de manifiesto la falta de información y la necesidad de medidas que promuevan tanto el bienestar animal como la responsabilidad de los tutores. A pesar de los estigmas, los especialistas destacan que el comportamiento de estos animales depende mayormente del entorno y la educación que reciben, más que de su carga genética.
En un nuevo capítulo de Data Animal, Micaela Yallorenzi, rescatista y voluntaria de Fortaleza Pitbull, comparte su experiencia al trabajar con pitbulls que sufrieron violencia extrema. Desde los desafíos de su rehabilitación hasta la importancia de cambiar la percepción social, su relato ofrece una mirada a la complejidad de una problemática que trasciende las fronteras de las razas y se centra en las acciones humanas.
-¿Por qué nace Fortaleza Pitbull?
-Bueno, Fortaleza Pitbull nace principalmente porque nosotras, todas las que somos parte de la agrupación, tenemos pitbull y no podemos creer cómo esta raza es tan estigmatizada y maltratada por lo que es.
-¿Por qué es tan estigmatizada esta raza?
-Nosotros hoy en día tenemos dos legislaciones vigentes que son sobre perros potencialmente peligrosos. Una rige sobre toda la nación, principalmente en Buenos Aires, y otra en la parte de CABA. Lo que se describe ahí es un perro con cierto tamaño, cierto tamaño de mandíbula, pero se hace hincapié en que, por naturaleza, tiene un carácter agresivo y ahí es donde nosotros intervenimos y queremos concientizar sobre la crianza responsable de este perro.
Comparar el ataque de un caniche con el de un pitbull suele centrarse en la diferencia de su potencial físico, pero esta perspectiva ignora factores clave, como la influencia de la crianza. Según Yallorenzi, “el 70% del comportamiento de un perro depende de su crianza y solo un 30% corresponde a su carácter”, el cual, además, es “totalmente modificable”. Por ello, destaca la importancia de que el ser humano asuma la responsabilidad de educar y cuidar al animal de manera adecuada.
-¿Cómo es convivir con ellos a diario en el refugio?
-No tenemos refugio. Nosotros nos manejamos con tránsito. Los casos que recibimos generalmente son perros que vienen de peleas, son perros de criaderos, son perros que vivieron toda su vida encadenados al punto tal que tienen atrofia muscular y no pueden caminar. No están sociabilizados.
“Entonces, cuando nosotras intervenimos en un rescate y vemos un perro de estas características que jamás tuvo contacto con otro perro ni con otro ser humano, los hospedamos en un pensionado con adiestramiento y ahí se empieza a trabajar en la reinserción del perro en la sociedad. Obviamente tenemos perros completamente recuperados. Son casos de éxito y ahí está la diferencia, que eso se puede recuperar, que eso es totalmente trabajable y que el perro no nace así”, agregó la rescatista.
-Cuando mencionás que los perros no están sociabilizados, ¿qué significa exactamente?
-No tuvieron contacto con un ser humano o fueron criados para peleas. Uno de los casos que tuvimos fue Luismi, que lo usaban de sparring. O sea, son perros que son usados para incentivarle la violencia a otros perros y generen el instinto de ataque. Entonces ese perro, si yo lo quiero insertar en la sociedad para que conviva con otros perros, para que no sea un arma, necesito que pase por cierto cierto adiestramiento.
La búsqueda de hogares de tránsito para estos perros rescatados se enfrenta a importantes obstáculos, principalmente debido al estigma que pesa sobre la raza pitbull. Yallorenzi explicó que resulta “muy difícil conseguir gente que esté dispuesta a tomar esta responsabilidad”, ya que se requieren condiciones específicas para garantizar la seguridad y el bienestar del animal.
Entre estas condiciones, destaca que el hogar no tenga niños pequeños, porque “un nene chiquito es un estímulo para el perro” y, si no está controlado, podría provocar una reacción defensiva. Además, enfatiza la necesidad de evitar que haya otros caninos en la casa, dado que “la presentación a otro animal tiene que ser paulatina”. Estas exigencias, combinadas con la falta de voluntarios, complican considerablemente el proceso de rescate.
-Quisiera saber cómo es el proceso cuando te contactan para rescatar a un pitbull que fue utilizado para peleas y se encuentra en un estado crítico. ¿Cómo suelen desarrollarse estos rescates?
-Es un poco fuerte porque, vos podés encontrar un perro maltratado, pero la saña que reciben estos perros... porque el desconocimiento, lleva al miedo y el miedo lleva a cierto comportamiento humano que es detestable. Uno de los casos que recibimos fue Oliver, que literalmente tenía un hachazo en el lomo. El perro se terminó muriendo, pero encontrarte con un animal así es muy fuerte, porque primero no sabes cómo puede reaccionar.
“Segundo, porque está pasando por un dolor tremendo. Tercero, porque decís: ‘¿qué hacemos? ¿O sea, qué hacemos con este perro? Lo recuperamos, no lo recuperamos'. Bueno, te pasan todas esas emociones. En ese momento lo agarramos, lo llevamos a una veterinaria y empieza la recuperación física. Cuando empieza la recuperación física, el perro va avanzando exponencialmente en cómo se va sintiendo y en su carácter“, añadió Yallorenzi.
Según la rescatista, en algunos casos pueden ser extremadamente dóciles con los humanos, mientras que en otros es necesario trabajar con un adiestrador para abordar ciertos comportamientos. Sin embargo, aseguró que “es todo trabajable” y destacó la importancia de no estigmatizar a estos animales, ya que “no es la raza” lo que determina su conducta.
Además, quienes deseen adoptar un perro de estas características deben considerar que crecen rápidamente, y llegan a convertirse “en un dinosaurio” entre los dos meses y los dos años, con altos niveles de energía. Frente a cualquier problema de comportamiento, la voluntaria subrayó que “hoy en día hay muchas herramientas para poder cambiarlo”.
-¿Qué pasa con los que no se pueden recuperar emocionalmente?
-Por ahora no tuvimos un caso que no se pueda recuperar emocionalmente. De hecho, por ejemplo, tenemos a Thor, que hace poco lo sacamos del pensionado con adiestramiento porque ya tuvo su alta y está viviendo con una transitante. Obvio que este perro estuvo más de cuatro años en un pensionado con adiestramiento. Es un perro que lo usaban para pelea.
Por ende, Yallorenzi subrayó que “no cabe la posibilidad de no darle una oportunidad y que el perro no sea un caso de éxito. Nos corresponde a nosotras como agrupación responsable del animal, que esto cambie. Y yo te aseguro que siempre es caso de éxito”.
El éxito en la rehabilitación de un perro rescatado también depende en gran medida del adoptante y de su capacidad para comprender las necesidades del animal. La voluntaria destacó que quienes adopten deben ser conscientes de que el perro lleva consigo una historia y “cicatrices emocionales” que requieren atención y respeto.
Hizo hincapié la importancia de evitar exponer al animal a situaciones que puedan repetir el sufrimiento que vivió, ya que es fundamental considerar tanto sus necesidades físicas como emocionales.
-Muchos de estos perros son utilizados para peleas, pero ¿te enontraste con alguno cuya historia te haya sorprendido y te haya hecho pensar: “No puedo creer que lo hayan usado para esto”?
-Luismi, porque es un amor. Luismi tenía hasta los colmillos cortados. O sea, él no peleaba, pero lo usaban para que lo ataquen. ¿Por qué? Porque tiene una manera de ser que no ataca a nadie. Lo usaban para que lo ataquen y desarrollen este instinto de violencia y ataque hacia otros animales. Y vos lo ves al perro y es lo más mimoso del mundo. De hecho cuando lo llevamos al veterinario se te apoyaba. Es muy fuerte, realmente es muy fuerte, pero no condice su tamaño y su porte con su personalidad. Entonces ahí más prueba de que no es la raza, no podés tener.
La teoría del “perro potencialmente peligroso” queda en entredicho cuando se analiza el rol del ser humano en el comportamiento del animal. Según la voluntaria, “el perro es peligroso porque depende del humano”. Reconoció que, en términos físicos, un ataque de un pitbull puede causar daños mucho más graves que el de un caniche, pero indicó que esto no depende de la raza, sino de la responsabilidad de quien cría y educa al canino.
“El peligroso es el humano y por eso estamos de acuerdo con que se legisle para la tenencia responsable de animales. La 14.107 y la 4078, que son las dos legislaciones que tenemos vigentes, dicen: Perro potencialmente peligroso se considera el animal que pese más de 20 kilos, tenga una mandíbula con gran potencia, tenga el diámetro del tórax de 60-80 centímetros y tenga naturaleza de carácter marcado. No, el perro no sale con naturaleza de carácter marcado. Eso es lo único que hay que cambiar de la legislación”, resaltó Yallorenzi.
Las normativas sobre la tenencia responsable de perros incluyen medidas como el uso de correa, bozal en ciertas situaciones, el registro de los dueños y la aplicación de la vacuna antirrábica. La rescatista aclaró que estas disposiciones son importantes y deberían aplicarse a “todos los perros”, ya que la vacuna, por ejemplo, constituye una “política de salud pública”.
Asimismo, señaló que cualquier canino puede ser potencialmente peligroso si no es correctamente educado, aunque contempló que el impacto de un ataque varía según la raza y las características físicas del animal.
-¿Y a nivel legislativo, qué se está haciendo por esto?
-¿Legislativo? Nada. En el 2018 salió esta legislación del Gobierno de la Ciudad que establece el registro con microchip de estos perros que están en la legislación, pero legislativamente no se está haciendo nada. Pero sí este año recibimos mucha ayuda del Gobierno de la Ciudad, están haciendo campañas de adopción y se hacen ferias de manera mensual en donde nos dan una mano, nos dan alimento y si tenemos que hacer campaña de castración también nos llaman y nos dicen que llevemos a los perros. La vacuna antirrábica también la tenemos de manera gratuita.
Yallorenzi comentó: “La verdad que nos ayudó un montón en los últimos dos años y también nos pudimos acercar a ellos. Este año fue terrible la cantidad de casos que recibimos con mucha saña. Ya te digo, Oliver, con un hachazo en el lomo. Luna que cuidaba un terreno y el objetivo del dueño era matarla de hambre y la recibimos completamente desnutrida”.
“Nos acercamos a ellos y les pedimos por favor, que se haga algo en cuanto a una charla que se tenga, o difusión en Mascotas de la Ciudad en cuanto a la crianza responsable, porque están agarrando estos perros gente que no tiene conocimiento de nada y los está dejando morir y estamos teniendo casos con una saña terrible. Bueno, nos dijeron que quizás se puede llegar a hacer una campaña para más adelante, pero bueno, veremos. Es muy difícil”, sentenció.
-Por último, la gente que quiera colaborar y que se sensibilizó con toda esta lucha, ¿cómo puede empezar?
-Primero, no tener miedo. Segundo, informarse. Tercero, nos pueden contactar. Nosotras hoy en día necesitamos muchísimos tránsitos para poder hacer los rescates, porque si no caemos en un pensionado, que tiene un costo mensual altísimo. Necesitamos voluntarios de difusión. Necesitamos voluntarios para que nos acompañen a las ferias. Gente que tenga ganas de emprender esto, que tenga amor por los animales y que no tenga el estigma por los pitbulls. Porque le podemos presentar a todos nuestros pit y son un amor.