Los perros, con su capacidad innata para la empatía, pueden convertirse en compañeros perfectos para todas las personas y, en especial, para los niños y personas que necesitan asistencia.
Los animales ofrecen una amistad incondicional y, mientras tanto, enseñan a sus pequeños tutores sobre responsabilidad y sobre las habilidades sociales. También pueden ser fundamentales para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad.
Mercedes Iacoviello es especialista en intervenciones asistidas con perros y líder del proyecto Salta Violeta, desde donde hace ya 20 años visita escuelas para enseñar a los niños, a los maestros y a toda la comunidad educativa, cuál es la mejor manera de convivir entre niños y perros dentro de la familia.
En un nuevo capítulo de Data Animal, Mercedes comenzó describiendo cómo se puede tener una buena convivencia entre los niños y los perros. “Se requiere educación de los dos lados, de parte del niño y de parte del perro. Es muy importante que sepan entenderse. Los niños tienen que comprender, les tenemos que enseñar que los animales son seres sintientes, que no solamente sienten dolor y placer, sino también emociones. Se asustan, sienten agrado por algunas cosas, desagrado por otras. Se pueden sentir molestos, enojados”, sostuvo Iacoviello.
Y siguió: “Reconocer que tienen emociones les sirve para poder acercarse a ellos con respeto. Eso, por un lado. Y a los perros también hay que enseñarles que los seres humanos tenemos la piel finita, no nos pueden lastimar como harían con un compañero perro y eso también se enseña de manera muy sencilla, dándole pautas claras al perro. Básicamente, es eso, pautas claras para las dos partes”
—¿Cómo es lidiar con los padres y las madres de estos niños?
—Es lo más difícil de todo porque está muy instalada esta cuestión de la romantización, de qué lindo que se críen los chicos con animales, con perros y gatos principalmente, pero también con otros animales. Y aparece mucho esto de “vos lo pediste”, entonces te tenés que hacer cargo. Siempre que hay un animal en la casa que es responsabilidad de los adultos. En todo caso, los niños en todas sus edades, incluso hasta la adolescencia, pueden colaborar. Pero no pueden ser los responsables primarios de la supervivencia y del bienestar de otro ser vivo.
Beneficios de la convivencia positiva entre los niños y los animales
Iacoviello sostiene que si se dan las pautas claras para ambas partes, para el perro y para el niño, hay muchísimos beneficios. “Por un lado, a nivel físico, los perros nos invitan a jugar, a pasear, a estar al aire libre y eso nos quita de esta realidad muy sedentaria que tenemos hoy en la sociedad. Así que a los chicos eso los despega de actividades que los tienen muy quietos. Eso ya de por sí es positivo.”, explica.
“A nivel psicológico, uno para cuidar de un animal tiene que usar todas sus capacidades cognitivas. Tengo que recordar, tengo que hacer tareas que tienen una secuencia, un principio, un desarrollo y un fin. Y todo eso pone en movimiento todo mi arsenal psicológico y cognitivo. Por otro lado, también a nivel social, los perros nos invitan a conversar con otros. Son motivos de charla, por un lado, desde lo social y lo emocional también, porque nos llaman la atención, nos emocionan, nos enternecen y nos divierten. Te conectan también con tus propias emociones, reconociendo eso que te está pasando cuando estás con el perro”, agrega la experta.
—¿A las conferencias y a las escuelas, ustedes van con sus perritos no?
—Claro, esa es la idea. Todo lo que hacemos es asistido por perros. Eso lo que hace es, por un lado, te saca de lo cotidiano. En una escuela no es habitual que haya un perro presente. Entonces tenés algo disruptivo que hace que llame la atención. Pero no es solamente eso. Además, vamos con una propuesta educativa que compartimos con los maestros. Les pasamos material antes, les contamos de qué se trata, los cuidados que requiere un perro y un gato. Trabajamos las dos especies en los colegios. Y entonces, lo que hacen los maestros es trabajar con los chicos en el aula y demás. Y cuando vamos con los perros a la escuela, los chicos ya saben todo esto, y lo que hacen es verlo en vivo y en directo, con nuestros propios perros, que les muestran ahí adelante cómo hacer para desplegar todos esos cuidados, y cómo acercarse a ellos de manera segura, para que todos la pasen bien.
Pero ¿cuál es la diferencia de estos perros que se utilizan en los colegios con lo que conocemos como animales de asistencia? “Hay bastante confusión, porque lo que hacemos nosotros en las escuelas, es lo que se llama intervenciones asistidas con animales, en nuestro caso con perros. Pero el asunto es que estos perros viven con nosotros. Por ejemplo, mis perros, cuando yo voy a los colegios los llevo, pero ellos viven conmigo, yo soy su guía y me acompañan a dar un beneficio de potenciar el aprendizaje de los chicos en la escuela. Benefician a terceros, conviven con su guía”, explica Iacoviello.
“En cambio, los perros de asistencia es al revés, son entrenados generalmente desde una edad temprana y durante un periodo largo para realizar al menos tres tareas específicas que alivian los efectos de la discapacidad de un usuario, con el cual van a convivir una vez que ya están preparados para la tarea”, agrega.
La experta resalta la importancia del entrenamiento de los caninos para condiciones específicas, y la diferencia con relación a los perros que ayudan en las terapias asistidas: “Sea un perro guía lazarillo de una persona que tiene discapacidad visual o de una persona con discapacidad motriz que no puede movilizarse bien, el perro lo que hace es suplir aquellas cuestiones que son desafiantes. Puede abrir una puerta antes de que pase la silla de ruedas, puede acercar algo a la silla. El perro guía avisa por dónde tiene que ir y entonces, una vez que convive con el usuario, a esa persona la está beneficiando. No es como los nuestros que benefician a terceros, no a quienes conviven con ellos”.
—En el caso de las intervenciones asistidas, ¿es un trabajo para los animales?
—Cuando está bien hecho, no es un trabajo, porque es algo que disfrutan. Por eso es muy importante seleccionar a los individuos de la raza que sea, pero que tengan el perfil para el rol que van a desempeñar y que lo disfruten. Si lo disfruta un perro de asistencia bien seleccionado y bien entrenado, va a convivir con una persona haciendo algo que le divierte. Le divierte traer objetos, le divierte estar todo el tiempo con su persona de referencia. Un perro muy sociable y muy dispuesto para esa actividad. Lo que no está bueno, como nos pasa a nosotros, cuando tenés un trabajo que te gusta, es como que no trabajaras. Pero eso tiene que ser responsabilidad nuestra, porque los perros no eligen esto, nosotros los estamos trayendo a estos espacios.
Iacoviello comenta cómo manejó esta situación con sus mascotas: “Algunos van a escuelas. Solo una, además de a las escuelas, va a hospitales, porque yo noté que es algo que le encanta. Pero si no le encantara, no estaría bueno. Entonces este concepto de trabajo lo tenemos que revisar y decir lo que es la realidad, para que sea bienestar para ellos también, tenemos que ganar todos. Tenemos que asegurarnos que la están disfrutando, no solamente que saben hacer su trabajo. Y ellos lo muestran muy fácilmente”.
—La pregunta Vital Can, ¿todos los perros pueden ser apoyo emocional para los niños?
—Hay una frase que dice, “todos los perros son de apoyo emocional”, solo que la mayoría trabaja freelance, solo algunos son profesionales del trabajo. Esta figura de apoyo emocional es una figura intermedia, entre los perros de asistencia y los perros de familia. Que está como sacándose del ámbito de las regulaciones internacionales, porque trae bastantes problemas. Pero sí es cierto que para chicos con discapacidad o adultos con discapacidad, un perro de apoyo psiquiátrico, que esa sería la figura dentro de la asistencia, es muy útil para poder proveer apoyo cuando tienen dificultades para autorregularse y demás.