El entorno social es uno de los predictores más sólidos de salud y mortalidad en muchos mamíferos, para quienes la exposición a una menor adversidad social se asocia con un menor riesgo de enfermedad y muerte.
Estos vínculos que vinculan la socialidad y la salud parecen estar profundamente arraigados en la historia evolutiva, ya que han sido identificados en especies que van desde ratones hasta primates. La forma en que la adversidad social afecta es menos clara y puede variar según el momento, la gravedad y el impacto percibido de la exposición a la adversidad.
Sin embargo, una nueva investigación publicada recientemente en Evolution, Medicine & Public Health, indicó que dejar que los perros “corran con la manada” podría ser clave para mantener una buena salud a lo largo de su vida. Esto tendría beneficios cinco veces más notables que los de otros aspectos examinados de la vida canina.
Un equipo de varias instituciones de EE. UU., incluida la Universidad Estatal de Arizona, el Instituto Allen de Ciencias del Cerebro, las universidades de Alabama y de Washington, entre otras, llevó a cabo el estudio que es el más grande de su tipo hasta la fecha.
Para ello se utilizaron datos de 21.410 perros de diferentes razas y mezclas para crear una idea de lo que es bueno y lo que no para ellos. Después de controlar factores como la edad y el peso, los investigadores encontraron que el compañerismo social con otros perros y con humanos se asociaba con el mayor impulso en la salud de los animales. Esto demuestra que, como muchos animales sociales, incluidos los humanos, tener más compañeros puede ser realmente importante para la salud del perro.
En comparación, lo que los investigadores describimos como adversidad financiera y doméstica (incluidos los niveles de ingresos de los tutores) se relacionó con una peor salud y una menor movilidad en los perros, aunque la importancia no fue tan grande como la socialización.
El equipo también descubrió que tener más niños en un hogar se asociaba con un impacto negativo en la salud de los perros, tal vez porque pasar más tiempo cuidando a los niños significa menos horas dedicadas a los animales de compañía. Además, los perros de hogares con ingresos más altos tenían más probabilidades de ser diagnosticados con más enfermedades. Esto puede parecer sorprendente, pero los investigadores dicen que probablemente se deba a que cuanto más dinero haya, mejor será el acceso a la atención médica, lo que permite diagnosticar las afecciones.
El análisis se basó en informes de dueños de perros, por lo que es de esperar que haya algunas imprecisiones y sesgos. Los datos sólo son lo suficientemente rigurosos como para mostrar una relación entre dos factores, no que un factor (como el compañerismo social) influya directamente en otro (como la salud).
Sin embargo, hay suficiente información para indicar la importancia de un hogar estable y un estilo de vida social para el bienestar de los perros de compañía.
La cantidad de cuidado y atención que brindamos a nuestros perros, además de su esperanza de vida relativamente corta, los hace particularmente interesantes para los investigadores que analizamos cómo la sociedad y el medio ambiente afectan la salud y la supervivencia a medida que los animales envejecen.
La encuesta en la que se basó la investigación cubrió todo tipo de factores, incluida la dieta y la actividad, pero socializar fue el claro ganador para mejorar la salud. A continuación, el equipo quiere descubrir qué tipo de mecanismos podrían estar sustentando ese vínculo a nivel biológico. En investigaciones futuras, analizaremos registros médicos veterinarios electrónicos, evaluaciones moleculares e inmunológicas y pruebas físicas en el hogar para generar medidas más precisas de salud y fragilidad en el perro de compañía.
* Briana McCoy es investigadora de la Facultad de Ciencias de la Vida en la Universidad Estatal de Arizona, EE.UU.