¿Los perros pueden sufrir la enfermedad de Alzheimer?

Las patologías neurodegenerativas pueden afectar a algunos canes aunque sus manifestaciones son distintas que en los humanos. Cómo detectarlas y cuándo consultar al veterinario

La pérdida de memoria y el deterioro cognitivo son bastante comunes en los perros que envejecen (iStock)

La demencia senil, mal llamada Alzheimer de los perros, se denomina Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil Canina (SDCS), es una enfermedad que aparece como consecuencia del envejecimiento del sistema nervioso central y que afecta a un gran número de perros a medida que envejecen.

Se trata de una enfermedad degenerativa que se produce por una considerable disminución del número de terminales de neurotransmisores y de neuronas que conducen la información por el sistema nervioso central, en la que el tejido noble nervioso es reemplazado por acúmulos de degeneración amiloide, lo que la hace parecer a la enfermedad de Alzheimer humana.

En los perros viejos de raza grande, esta enfermedad senil puede presentarse manifestándose con signos muy claros luego de los siete años de edad, mientras que en los perros de raza pequeña, suele aparecer luego de los diez años.

Es por eso que resulta muy útil saber reconocer cuáles son los signos de esta enfermedad para poder instaurar tempranamente el tratamiento adecuado y de esa forma mejorar su estado. Los signos del deterioro senil canino son muy claros, crecen y se agudizan con el tiempo y la falta de tratamiento. La enfermedad puede variar según muchos factores, tales como la raza, el tipo y estilo de vida y el estado de salud del animal.

La conexión entre personas de la tercera edad y sus mascotas es conmovedora. La compañía de perros y gatos brinda amor, alegría y bienestar. Una relación enriquecedora. - (Imagen ilustrativa Infobae)

El deterioro cognitivo empieza siendo leve, pero irá progresando con el paso del tiempo. La patología en sí tiene cuatro etapas, con diferentes signos, según su gravedad:

Etapa 1 (Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil Canina inicial):

- Momentos de ansiedad y de desorientación.

- Cambios en el ciclo de sueño.

Etapa 2 (Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil Canina moderado):

- Confusión o no comprensión de órdenes.

- Olvido de hábitos o rutinas ya aprendidas.

- Desconocimiento de su nombre.

Los signos más comunes del síndrome de disfunción cognitiva senil, además de la pérdida de memoria y el ostensible deterioro cognitivo pueden ser la alteración del ritmo de sueño y vigilia (Imagen Ilustrativa Infobae)

Etapa 3 (Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil Canina avanzado):

- Irritabilidad.

- Apatía.

- Pérdida del apetito.

Etapa 4 (Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil Canina grave):

-Mirada perdida.

- Quejidos sin sentido, sobre todo nocturnos.

El conjunto de síntomas puede darse mezclados, en diferente orden y de manera adicionada, llegando a un cuadro complejo y de difícil solución. A pesar de que la demencia senil en el perro es un proceso que siempre tenderá a empeorar con el paso del tiempo, existe un tratamiento que permitirá dilatar los signos y retrasar el deterioro.

Algunos consejos para evitar su aparición temprana y evolución:

A pesar de que no existe una cura, notar los síntomas y consultar con el veterinario puede reducir el desarrollo de la enfermedad (Imagen Ilustrativa Infobae)

Ejercicios mentales: mantener viva y activa la capacidad cognitiva del perro a través de los años, entrenándolo con ejercicios y juegos mentales, resulta determinante para mantener funcional y pleno el cerebro, mejorando las conexiones neuronales y el funcionamiento de los neurotransmisores.

Tratamiento farmacológico: siempre a cargo y bajo la supervisión de un médico veterinario que llevará a cabo este tratamiento, existen fármacos como la selegilina, aprobados ya hace tiempo por la FDA (Food and Drug Administration de EEUU) para esta enfermedad.

Suplementos: actúan previniendo el deterioro cognitivo y se los denomina nutracéuticos. Es como si fueran fármacos, pero actúan a través de la alimentación. Siempre bajo prescripción médica veterinaria, se incluyen dentro de esta categoría en el vademécum terapéutico de esta enfermedad a los antioxidantes, como son la vitamina C, las vitaminas B, la vitamina E, el inositol, el selenio, el resveratrol, la cúrcuma, etc., así como también el Omega 3, el CBD y el triptófano, entre otros suplementos.

*El Profesor Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.