La presencia de animales de compañía en la casa, principalmente de gatos, puede generar algunos problemas, sobre todo si no se conocen sus necesidades y costumbres vitales.
El gato manifiesta una conducta biológica que es la de arañar sobre superficies, como por ejemplo muebles, en ocasiones muy caros a nuestros afectos, entre otras, con el objetivo de marcar territorio y de paso afilar sus garras
El rascado es un acto muy común en el gato doméstico y aun en los felinos silvestres. Pero se pueden evitar las consecuencias desagradables de esta conducta entendiéndola y modificando algunas circunstancias del entorno.
El mantenimiento de un animal de compañía en un ambiente de salud y bienestar suele requerir algunos gastos y tiempo lo cual, cuando se trata de gatos, tiene sus vericuetos y particularidades.
El gato doméstico plantea muchos desafíos de convivencia cuando se encuentra viviendo en el interior de casa, no solo por sus cuidados sino por algunas acciones muy particulares que lleva a cabo.
Una de ellas es la de rascar sobre superficies verticales de manera repetitiva, actitud en la que parecen estar jugando. En realidad se trata de un acto biológico y es la señal de un estado de ánimo de complacencia con el entorno al que intenta marcar como propio.
En esas variadas conductas naturales tan necesarias, los gatos “atacan” los muebles para rascarlos marcando el territorio, para reafirmar su dominio, al tiempo que afilan sus garras.
Más de un tutor no sabe cómo lidiar con esto tratando de conservar el buen estado de sus pertenencias. Sin duda, esta actitud genera daños indeseados pero se debe entender que se trata de una actividad necesaria ligada a su naturaleza.
Existe una forma sencilla que distraerá al animal, sin inhibir este acto natural, tan necesario. De acuerdo a los últimos criterios en cuanto a estudios etológicos se refiere este comportamiento del gato no debe ser inhibido con castigo sino reencausado para que lo pueda llevar acabo sin dañar superficies tan apreciadas.
Por eso, es recomendable utilizar cartón corrugado ubicado con las acanaladuras en forma vertical apoyado firmemente sobre los lugares en los que el animal prefiera, en su zona de descanso, armando de ese modo rascadores caseros.
Gracias a esto, el gato de la casa se sentirá atraído por este nuevo objeto, que permitirá el desarrollo de su conducta natural, dejando de lado a los otros. Implementar esto permite ahorrar dinero en sofisticados productos de entretenimiento para el gato, no siempre efectivos, evitando el daño al amoblamiento hogareño.
El simple cartón corrugado resulta así una alternativa eficaz para transformarse en el rascador preferido del gato. Asimismo, esta actividad es beneficiosa para que su cuerpo esté libre de estrés, descargue energía y se pueda, de ese modo, mejorar la convivencia.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.