El dolor está relacionado con la sensibilidad animal: la capacidad de los animales para sentir emociones positivas y negativas, incluida la del dolor. Como verdaderos profesionales de la salud animal, insertos en el enfoque “una salud”, los médicos veterinarios tenemos el deber profesional y ético de mitigar el dolor en la medida de nuestras posibilidades.
En la línea de estos esfuerzos, las asociaciones mundiales de profesionales de la salud animal han lanzado directivas y protocolos para promover la importancia del manejo del dolor en animales de compañía. Todo esto está pensado para proporcionar los fundamentos básicos fáciles de implementar sobre el reconocimiento y el tratamiento exitosos del dolor en el entorno de la práctica clínica diaria, en este caso, de pequeños animales.
Los únicos factores limitantes para la existencia del dolor y su reconocimiento en animales son la conciencia, la educación y el compromiso de incluirlo en la evaluación de cada examen físico. No obstante, es dable admitir que existen diferencias regionales en la disponibilidad de analgésicos y el entorno regulatorio que rige su uso, siendo este un obstáculo importante para el manejo ideal del dolor en varias regiones del mundo, independientemente de la capacidad de su diagnóstico.
Por ello, en estas directrices, se incluyen los últimos tratamientos disponibles, pero también protocolos alternativos que pueden considerarse cuando las restricciones reglamentarias restringen el uso de algunos productos analgésicos. El dolor puede afectar a muchos situaciones de la vida de un animal de compañía, como el sueño, su relación con el entorno y su función cognitiva.
También puede afectar a su estado emocional y a las relaciones sociales y familiares, determinando a veces conatos de agresión. El dolor agudo y sobre todo el provocado por prácticas profesionales como las cirugías exigen, profesional y éticamente, el uso de analgésicos según la demanda de ese dolor para inhibirlo como sensación.
Es muy importante afirmar que los perros, y sobre todos los gatos, son estoicos a la hora de manifestar dolor y soportan muy bien, sin manifestación alguna, el dolor crónico. Es por ello que serán, tanto el profesional como el propio el tutor bajo su instrucción, quienes deberán agudizar sus sentidos y habilidades y destrezas para detectarlo a tiempo.
Existen experiencias prácticas de éxito, muy demostradas, en el manejo de una de las situaciones más habituales de dolor crónico como son la osteoartritis o la osteoartrosis canina, situaciones en las que el dolor se puede dominar mediante el tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) a largo plazo o sea el uso crónico de medicamentos no corticoides.
El manejo del dolor crónico de la osteoartritis es clave. Ya que como habitualmente se asegura “el dolor articular no tiene edad”. A este respecto, se considera fundamental controlar el dolor y la inflamación e ir monitorizando al animal a lo largo del tiempo, ajustando la pauta terapéutica del uso de los AINEs según la evolución clínica.
Al día de hoy, los mejores fármacos que controlan el dolor y la inflamación son los antiinflamatorios no esteroideos, y pueden ser utilizados, en términos generales, por períodos prolongados sin graves consecuencias secundarias, siempre bajo la tutela del profesional veterinario actuante.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional