Los perros se acuestan de espaldas, panza arriba, por el mero placer de hacerlo, especialmente cuando se disponen a dormir una siesta.
Esta postura indica que están muy contentos con la vida. Cuando un perro duerme de espaldas es porque realmente se siente cómodo y muy seguro. La panza es su parte más suave y vulnerable, es por ello que su propensión natural es de mantenerla escondida y oculta.
Las únicas veces que se acuestan de espaldas es cuando intentan apaciguar a otro perro (o persona) demostrando cuán indefensos están o cuando se sienten tan a salvo y en paz, que se olvidan de cualquier temor instintivo. Una vez que los perros se sienten lo suficientemente seguros como para acostarse de espaldas empiezan a descubrir todas las buenas razones que existen para hacerlo.
Los perros también utilizan esta posición como un método de control de temperatura. El pelaje ralo en la panza permite que el viento o la brisa alcance la piel más fácilmente y así se refrescan. Al tener menos pelo y más terminaciones nerviosas en la panza, exponerla al aire seguramente debe hacerles sentir una sensación muy agradable.
En la temporada de calor, es frecuente que los perros se acuesten de espaldas como una manera de controlar la temperatura. Sin embargo, cuando tienen calor, la mayoría de los perros prefieren acostarse panza abajo sobre una superficie fresca.
Una buena forma de ayudarlos a estar más cómodos es regar una zona sombreada en el jardín o en el patio donde puedan recostarse y refrescarse. Adentro de la casa, tratarán de ponerse cómodos en la cocina, el baño o en otra área que tenga pisos de cerámicos que son mucho más frescos. Se acurrucan para mantenerse calientes y se estiran para refrescarse.
Otra razón por la cual los perros se acuestan de espaldas es para tomar sol, ya que aparte de su nariz, la panza es el único lugar que no está cubierto de un denso pelaje. Ellos no piensan en el riesgo de quemaduras por el sol y la sensación del sol directo les resulta muy agradable.
Otras veces, se acuestan de espaldas porque saben que así obtendrán atención. De este modo tratan de incitar a alguien a que les dé una caricia o masaje, poniéndose de espaldas, separando las patas, y ubicando su panza en una posición más “acariciable”.
En estos casos, cuando se ponen de espaldas, generalmente es porque piden amor y atención. Si al hacerlo, reciben un masaje en la panza, serán lo suficientemente inteligente para empezar pronto a hacerlo otra vez. Masajearle o acariciarle la panza es también una de las mejores oportunidades para forjar un lazo emotivo con un perro.
Esta es una de las pocas situaciones en las que el perro tiene la oportunidad de pedir lo que quiere y recibirlo de parte de su tutor humano. Masajear la panza del perro lo hace sentir bien y es una manera efectiva de recordarle quién ejerce la autoridad “paternal”.
Acostarse de espaldas es una posición de sumisión, por eso al masajear la panza del perro, se refuerza la posición como jefe de la manera más suave y efectiva posible.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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