La estructura nasal felina funciona de forma similar a los más sofisticados equipos de laboratorio utilizados para el análisis altamente preciso y eficiente de la composición química de las sustancias.
La nariz de los gatos está formada por un conjunto de estructuras óseas de las vías respiratorias fuertemente enrolladas, los cornetes, y que en su forma de caracol guardan paralelismos y semejanzas con algunos equipos de análisis químico sofisticado y de alta precisión llamados cromatógrafos de gases en espiral paralelos.
Para llegar a esta conclusión se ha analizado el funcionamiento y la estructura del complejo sistema nasal felino, usando programas de simulación informáticos que aportan nuevos conocimientos sobre la evolución ya no solo de los gatos sino de todos los mamíferos.
Las estructuras nasales de los felinos, en este caso los gatos domésticos, funcionan de forma similar a los cromatógrafos de gases en espiral paralelos, equipos de laboratorio utilizados para el análisis de altísima precisión de la composición química de las sustancias.
En los felinos, al igual que en los perros, el aire se separa en dos corrientes de flujo, una que se filtra, se limpia, se humidifica y se utiliza para respirar y la otra que sería la columna de aire odorante que se transporta rápida y eficazmente a la región olfativa específica.
Esa columna es analizada por el órgano de Jacobson u órgano vómeronasal, de altísimo desarrollo en el gato, para determinar y discriminar meticulosamente los olores.
Los sistemas cromatográficos analíticos de laboratorio también detectan y separan a las sustancias químicas vaporizándolas, viendo aumentada su eficacia por el uso de múltiples tubos que se ramifican a partir de una corriente de gas de alta velocidad.
Ese mecanismo es semejante al que usó la evolución natural para el sistema olfativo altamente sofisticado del gato y del perro.
Si el aparato olfativo del gato se hubiera generado en un solo tubo recto para detectar olores, ese tubo debería haber sido más largo que lo que permite el tamaño de la cabeza y solo así, con un imposible fáctico, sería tan eficaz como lo es actualmente en realidad, con la solución espiral adoptada.
Recientes estudios e investigaciones sobre la estructura olfativa permiten la comprensión de cómo la evolución ha generado canales enrevesados y enroscados en forma de volutas forma que permitió a los mamíferos, en este caso a los gatos, mejorar y perfeccionar en extremo su sentido del olfato.
Esta solución evolutiva de aplicar un sistema de canales enroscados en los cornetes olfativos en las narices de los mamíferos se asemeja notablemente al sistema de otro órgano sensorial, la cóclea enroscada auditiva, parecida a un caracol, que también es propia y exclusiva de los mamíferos.
La evolución de la cóclea auditiva de los mamíferos mejora la sensibilidad auditiva y la gama de frecuencias, por lo que es lógico y aceptable considerar que la “cóclea olfativa” puede mejorar de forma similar ese sentido.
Como conclusión biológica general, podríamos afirmar claramente que la evolución natural adopta soluciones semejantes para resolver desafíos similares cuando el resultado de su aplicación es altamente favorable.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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