La capacidad del perro para percibir imágenes televisivas no depende solamente de su habilidad y sutileza visual, sino también —y sustancialmente— del tipo de televisor del que estemos hablando.
El perro, por cuestiones adaptativas a su condición de cazador, tiene la capacidad de enlentecer los movimientos como si tuviera el efecto slow motion incorporado a su cuerpo. Debido a esto, en los viejos televisores de tubo veía solo un cuadro fijo o parpadeante, algo molesto y sin mayor atractivo.
No obstante, con el advenimiento de los televisores modernos y el aumento del número de cuadros por segundo que llegan a emitir, para una mayor nitidez de imagen, el perro puede ver una secuencia entendible que le llama mucho más la atención.
Cuando se supera cierta frecuencia de emisión, los ojos del perro pueden fusionar las imágenes y verlas en movimiento real. Por debajo de una frecuencia límite, el sentido de la vista de los caninos les permite percibir secuencias parpadeantes o fijas. Bajo estos preceptos, se estima que el indicador necesario para fusionar imágenes es de 80 Hz en los perros. A estos animales les suelen llamar la atención las imágenes televisivas de otros perros y de las personas, como así también las de presas en movimiento.
Los televisores están preparados y dirigidos hacia nuestros ojos humanos para que veamos imágenes reales y sin ningún tipo de parpadeos, pero los televisores más modernos tienen como un plus, una tasa de recambio y secuencia de los cuadros, que permite que incluso los perros vean bien la emisión de manera dinámica y secuenciada.
Por otra parte, y ampliando el horizonte de las incógnitas, una de las creencias más extendidas sobre los canes es que ven en blanco y negro. Más allá de que el mundo bajo ningún concepto es en blanco y negro, sino que se muestra de los colores que cada ser vivo es capaz de discernir, los perros, en realidad, pueden ver en colores, pero ni tantos colores, ni los mismos que vemos los seres humanos.
Los perros viven rodeados de dos colores básicos: el amarillo y el verde-azul, aunque no podemos saber si los perciben exactamente como nosotros. Lo que un ser humano ve como rojo, para el perro es de un amarillo oscuro. Con el verde ocurre casi lo mismo, por lo que no son capaces de diferenciar fácilmente un objeto rojo de uno verde. De esta forma, si lanzamos una pelota roja sobre el césped (que es verde), si no la vieron en movimiento, para un perro, el hecho de encontrarla requerirá seguramente el uso de otros sentidos más allá de la vista.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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