Guía práctica para entender y abordar el celo de las gatas

Este fenómeno es un misterio fascinante para los seres humanos. Cuál es el método más efectivo para evitar o gestionar la situación

Guardar
El celo de las gatas
El celo de las gatas puede ser distinto dependiendo de la raza (Pexels)

El celo es en sí una metodología de los animales que representa la posibilidad de atraer al macho por parte de la hembra, tratando de garantizar la reproducción de la especie. Es algo así como el llamado y la aceptación hacia el “príncipe azul”.

El celo de los felinos es distinto al de muchas especies, ya que se manifiesta con un particular y marcado cambio de su comportamiento que varía mucho entre las propias gatas según la raza y la edad, entre otros factores. Además, se trata de un fenómeno que es muy difícil de controlar, ya que la fecha entre celo y celo no es exacta, a lo que se suman las variaciones por las condiciones ambientales del animal.

Sin embargo, existen algunos patrones que permiten alertarnos para poder prevenirlo o evitarlo. Sin lugar a dudas el método más efectivo y terminante es la castración quirúrgica temprana, pero también es muy útil conocer los signos de los “calores” para comprender mejor a nuestra compañera gatuna.

En primer lugar, es fundamental entender que las gatas, como las hembras de casi todas las especies, entran en celo, mientras que los machos tienen madurez reproductiva incentivada por la edad púber y la presencia del otro sexo. Esto no es un celo en sí sino que es una etapa funcional motivada. Las hembras entran en celo en determinadas épocas del año para ser fecundadas por el sexo opuesto, mientras que los gatos están accesibles y “siempre listos” durante todo el año.

Durante el período de celo,
Durante el período de celo, los machos expresan mayor atracción hacia las hembras (Getty)

La primera vez, el primer celo, ocurre en la madurez reproductiva en la hembra, la llamada época de la pubertad que aproximadamente ocurre entre los 6 y 9 meses de vida, según la contextura, la alimentación y la raza. Las razas o biotipos de pelo corto experimentan el celo más temprano y las razas o biotipos de pelo largo, suelen demorar un poco más.

La diferencia entre las perras y las gatas, es que las gatas pueden presentar celos distintos y sucesivos en una misma estación reproductiva, contra un solo ciclo en ese período determinado, por parte de las perras. El celo de las gatas se da en las épocas de más calor, ya sea primavera o verano, y cuando los días más son largos, porque es la luz lo que lo incentiva.

De esa forma una gata puede tener un celo que dure seis o siete días y que ocurra a repetición cada dos semanas, mientras que las perras tendrán uno sólo en el período de celo correspondiente, que en términos generales se repetirá dos veces al año. Durante el celo las gatas se frotan exageradamente contra los seres humanos convivientes mostrándose cariñosas, maúllan todo el día de manera muy especial y apenas comen.

El peso, la raza y la genética propia de la gata influyen especialmente en la frecuencia del celo. El contacto con otras gatas en celo, puede generar una especie de “contagio” del celo a través de las feromonas lo que puede llevar a inducir el celo a otros animales. A pesar de tratarse de la misma especie, hay una gran diferencia entre los gatos y las gatas.

Durante la estación reproductiva, las
Durante la estación reproductiva, las gatas pueden manifestar distintos tipos de celo (Getty Images)

Los machos felinos no experimentan período de celo sino que a partir de la madurez reproductiva, entre los 8 y 12 meses de vida comienzan a desarrollar comportamientos masculinos diferenciales. Los gatos no tienen celos estacionales sino que a lo largo de todo el año están dispuestos a copular y fecundar a una gata. De cualquier forma, existe un comportamiento especial, lo que lo lleva cuando se encuentra con una gata a empezar a llamarla, revolcándose e incluso temblando.

Los gatos marcan su territorio con su orina, a través del “spray”, con un olor más fuerte y que, además de marcar el territorio, atrae a la gata en celo. Lo muy especial y particular de esta especie es que a pesar de toda esta “romántica atracción” el gato macho cuando penetra a la hembra la muerde en el cuello para sujetarla, sometiéndola, además, a un claro dolor por la penetración con su pene con espículas, lo que desencadenará la ovulación inmediata garantizando de esa forma la reproducción de la especie.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

Seguir leyendo:

Guardar