Es sabido que jugar con nuestro perro se traduce en salud para ambos. Sin embargo, muchas veces no sabemos cómo hacerlo.
Aquí seis diferentes tipos de juego para implementar con nuestro amigo y compañero perruno, y qué acciones o instintos impulsa cada uno.
1- Tira y afloja
En este juego aparecen los instintos primitivos de presa, de aferrar a lo capturado y de moverlo hasta dejarlo muerto. Al pulsear, aprenden a defender, se estimulan en la aprehensión y en la constancia. Incluso, al aprender a abandonar la puja se disciplinan aún en contra de sus instintos, entrando en la elite de perros civilizados.
Además, es muy útil usar el refuerzo positivo de una golosina para el premio cuando suelte y para enseñar cualquier orden. Se puede dejar que el perro gane al tirar de la “presa”, ya que de esa forma desarrolla su autoconfianza.
2- Tiro y traiga
Muchas razas de deporte han sido creadas presionando positivamente en la selección del instinto natural del perro de traer objetos para el cubil. Ese es el caso de los Cobradores o Retrievers, (Labrador, Golden Retriever, entre otros) utilizados primero para las artes de pesca artesanal y luego adaptados a la caza individual de aves.
Se pueden usar diversos objetos, pero el uso de trenzas resistentes y de elementos “activos”, como una pelota, es lo más recomendable. Los palos y varillas no son el ideal pues pueden provocar lesiones o heridas en la boca.
3- Jugando a la escondida
Este juego promueve el uso del sentido del olfato y la estrategia de emboscada. Consiste en ocultarse y permitir que el perro lo encuentre a uno premiándolo al hacerlo, aumentando el grado de dificultad con el desarrollo de la prueba en el tiempo.
4- Buscar comida
Este juego potencia la capacidad olfativa y la concentración. Consiste en esconder varios trozos de comida en diversos lugares de la casa debajo de algo, como un cubilete, de manera que el perro lo pueda levantar con el hocico y obtener su premio.
Una variante de complejidad mayor consiste en esconder comida debajo de un cubilete o taza, que se coloca junto a otros dos cubiletes o tazas vacías. De esta manera, a través de su olfato y su capacidad de observación, el perro debe averiguar en qué lugar se encuentra el premio comestible.
5- Dar la pata
Enseñar al perro a dar la pata, o a sentarse, o a echarse, son juegos que ayudan a educar al perro. Cuando aprende a sentarse o a dar la pata, si lo ordena el dueño, desarrolla su capacidad de autocontrol.
6- Enseñarle palabras
El juego consiste en entregar un juguete al perro y nombrarlo. Por ejemplo decir: “Pelota” y darle una pelota. Repitiendo el proceso y premiando con la voz, con la actitud y con algún refuerzo apetitivo. Este proceso puede repetirse con casi cualquier objeto, siempre y cuando la palabra que lo identifique sea simple y altisonante.
La importancia de los juguetes
Además de reducir el aburrimiento de tu perro, jugar con juguetes puede ayudar a eliminar otros comportamientos no deseados y reconfortarlo cuando se quede solo.
Los juguetes activos son quizás el tipo de juguete con los que probablemente tu perro pase más tiempo. Estos juguetes suelen estar hechos de goma muy dura, se pueden llevar en el hocico y masticar con frecuencia sin destruirlos de inmediato.
Las pelotas de tenis también son una opción común de juguetes activos, supervisando cuando juegue con ella ya que debemos descartarla cuando la perfore para evitar riesgos. Ningún juguete debe implicar un riesgo potencial por la presencia de puntas, por su dureza, rugosidad o las partes pequeñas que se pueda tragar.
Además de los juguetes duros, los perros también adoran los peluches y los almohadones y almohadas. La suavidad de la textura transporta al contacto con el pelo y el relleno de las almohadas al “despanzado”, desgranado el contenido de la presa cazada recientemente.
Algo parecido pasa con la predilección de algunos animales a jugar con botellas de plástico que los retrotrae, en el cerebro primitivo, al crujir de los huesos de la presa cazada. Las intangibles burbujas son una grandiosa opción de juego si podemos garantizar la inocuidad de la mezcla que las produce.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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