La noble acción de una mono capuchino cuidando a su cría que tenía su rodilla dislocada, acaparó los reflectores de dos investigadores para entender el sentimiento de compasión y cuidado de las especies que menos posibilidades tienen de sobrevivir en el mundo animal.
Tatiane Valença y Tiago Falótico, académicos de la Universidad de Sao Paulo, en su investigación “Vida y muerte de un bebé de mono capuchino salvaje discapacitado”, publicada en la edición de febrero de la revista científica Primates, ahondaron sobre los comportamientos y las raíces evolutivas en los animales para atender a miembros de sus manada que están heridos o enfermos.
“Las raíces evolutivas de la atención de integrante del grupo que están heridos, enfermos y discapacitados siguen sin estar claras”, explicaron sobre una de las adversidades a las que se encuentran en el estudio de estos comportamientos, no obstante consideraron que este caso “arroja una luz sobre estos orígenes”.
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El bebé mono
En el video se puede apreciar cómo la hembra comienza a golpear una piedra con otra que se encuentra en el suelo, lo que podría ser señal que estaba buscando abrir una semilla. En todo ese momento la cría de capuchino estaba colgada de su espalda, los académicos explicaron que el animal no tenía signos externos de daño, pero tenía una rodilla dislocada.
La razón por la que estaba lesionado se desconocía, sin embargo el animal era incapaz de usar el pie para agarrar frutos o cualquier otro objeto. Mientras su madre estaba realizando movimientos con la roca, en varias ocasiones bajó el ritmo para cambiar la posición del mono.
“La discapacidad de las extremidades hizo que el bebé estuviera en posiciones inestables cuando lo cargaban, lo que pareció aumentar la frecuencia de los reajustes corporales”, explicaron Tatiana Valença y Tiago Falótico.
Otro de los movimientos que hizo la madre fue alzar la cola, para evitar que la cría se cayera de su espalda. Este comportamiento es poco común en estos primates puesto que regularmente esta extremidad la presionan hacia el suelo para aumentar el apalancamiento mientras abren frutos encapsulados. Incluso cuando la madre lo estaba amamantando.
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El mono capuchino bebé también fue cuidado por un macho adulto quien lo cargó en su espalda y descansaba cerca de la madre, con este espécimen también se logró apreciar los mismo cuidados, se acomodó a la cría en varias ocasiones para evitar que se lastimara.
El triste final
El joven capuchino no logró sobrevivir más de ocho semanas, los investigadores continuaron observando a la hembra tras la muerte de su hijo y notaron que cambió su comportamiento mientras cargaba el cuerpo sin vida. En lugar de tenerlo sobre su espalda, la primate lo sujetaba con fuerza con una mano de alguna extremidad o de su cola a pesar de que el olor a descomposición comenzaba a notarse.
Mientras la cría estaba lesionada, la hembra dejaba que otros monos interactuaran con el bebé, sin embargo tras su deceso la madre evitó que cualquier otro primate se acercara al cuerpo y comenzó a alejarse cada día más de la manada.
De acuerdo con una hipótesis de “inconsciencia” citado por el estudio, el esfuerzo post mortem que se vio en las madres de los primates es considerado como una medida de evolución para evitar el abandono mientras la especie se encuentra temporalmente inconsciente o sin respuesta.
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“La dificultad de transportar individuos discapacitados y muertos en los árboles puede ayudar a explicar la escasez de informes sobre platirrinos”, detallaron los investigadores.
El equipo de trabajo explicó que los esfuerzos prolongados superaron a la capacidad física de la madre.