Evolución: cómo cambian de tamaño y forma las serpientes según su hábitat

Un estudio científico realizado por expertos de Brasil y Paraguay se enfocó en la ecorregión del Chaco y encontró diferencias significativas entre las 140 especies que residen en esta zona. Cuáles son las características que las distinguen

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Los expertos analizaron serpientes de la ecorregión de Chaco, un epicentro de biodiversidad entre Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil /EFE/Jorge Torres
Los expertos analizaron serpientes de la ecorregión de Chaco, un epicentro de biodiversidad entre Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil /EFE/Jorge Torres

La evolución de los animales puede analizarse, entre otros aspectos, a través del entorno natural en el que vivieron y viven. En ese sentido, recientemente, un grupo de expertos estudió cómo las serpientes de la ecorregión del Chaco -entre Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil- se ubican en los bosques buscando su mejor adaptación al medioambiente. De este modo, los resultados mostraron que el tamaño y la fisionomía de estas especies puede variar según el lugar en el que se encuentren.

El estudio científico, que estuvo a cargo de especialistas de Paraguay y Brasil y fue publicado en la revista Ecology and Evolution, mostró que la mayoría de los ejemplares que están en la parte norte de la región analizada tienden a tener colas largas, que pueden equivaler a casi la mitad de su longitud total. Esto significa que son animales arbóreos o semi-arbóreos, con colas prensiles que pueden agarrar ramas u otros objetos.

La zona más propicia para estas serpientes se encuentra más cerca de la Amazonia, la Selva Andina y la Chiquitania -al este de Bolivia-. Se trata un sector húmedo y con una diversidad considerable de árboles.

En contrapartida, en la parte sur de esta ecorregión, las especies tienen colas más cortas y ojos más pequeños, lo que significa que pueden vivir bajo tierra. “Es una adaptación que les permite sobrevivir a las altas temperaturas de esta parte del Chaco, que pueden alcanzar los 48°C. El suelo es arenoso allí, por lo que las serpientes pueden cavar madrigueras con facilidad”, señalaron los investigadores.

Algunas de las especies estudiadas podían vivir bajo tierra y otras no, dependiendo la parte de la ecorregión en donde se encontraban (Getty)
Algunas de las especies estudiadas podían vivir bajo tierra y otras no, dependiendo la parte de la ecorregión en donde se encontraban (Getty)

Thaís Guedes, una de las autoras de este trabajo, explicó: “Una de las preguntas que teníamos en mente era si las especies de serpientes estaban distribuidas de manera homogénea en todo el Chaco. El análisis mostró que no. Su distribución está estrechamente relacionada con el hábitat, y grupos evolutivos completos a menudo se encuentran en la misma área, lo que refleja la presión selectiva que ejerce el ambiente”.

Por su parte, Hugo Cabral, otro de los científicos a cargo del estudio, describió: “Las diferencias se evidencian en la morfología. En el sur, que es más seco, la mayoría de las especies son fosoriales -que viven principalmente bajo tierra-, mientras que en el norte, que está influenciado por la Amazonia y otras selvas tropicales, las serpientes son principalmente arbóreas -habitan los árboles-”.

Para llegar a estas conclusiones, los expertos realizaron un análisis computacional de una base de datos con información ecológica y morfológica de 140 especies de serpientes que habitan en el Chaco. La parte ecológica incluía información sobre el hábitat (acuático, terrestre, arbóreo, semiarbóreo, fosorial o semifosorial); mientras que la parte morfológica tenía que ver con la longitud del hocico y de la cola; la longitud total; la masa corporal, y el diámetro de los ojos.

Estos datos se superpusieron con un mapa de distribución de especies en el Chaco y se cruzaron con variables ambientales como el clima, la vegetación y la arena del suelo.

Las serpientes del norte de la ecorregión tenían colas que les permitían colgarse de los árboles con facilidad (Getty)
Las serpientes del norte de la ecorregión tenían colas que les permitían colgarse de los árboles con facilidad (Getty)

“El Chaco es desatendido en los estudios sobre biodiversidad. Además, en las últimas décadas, la región ha sufrido altas tasas de deforestación. Comprender los procesos ecológicos y evolutivos es, por lo tanto, cada vez más relevante”, consideró Cabral. Y sumó: “Los pocos estudios existentes analizan las partes norte y sur del Chaco por separado. Esta es la primera vez que se investiga en su totalidad. A las especies no les importan las fronteras. Se necesita un enfoque más amplio e integrado”.

Para Guedes, “las investigaciones como esta proporcionan una guía importante para estrategias de conservación más eficientes. Por ejemplo, al planificar la creación de una o más áreas protegidas”. ¿Por qué? “Porque ahora es posible definir lugares que contengan no solo la mayor cantidad de especies, especialmente si son endémicas, sino también la mayor diversidad de historias evolutivas”, dijo la científica.

Diego Santana, quien trabajó con Cabral y con Guedes en este estudio, concluyó: “Sabemos que probablemente no podremos proteger todo el bioma, pero tenemos suficiente información para ayudar a definir áreas con el mayor potencial para salvaguardar tantos grupos de especies como sea posible. Los bosques tropicales ocupan una parte muy grande de América del Sur, y en parte por eso se sabe relativamente poco sobre otros ecosistemas del continente, como el Chaco, que cuenta con una gran biodiversidad”.

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