Ricky, un cruce de Border Collie y Old English Sheepdog, fue uno de los animales que trabajó junto a la 15ta División de Infantería escocesa en la Segunda Guerra Mundial. Este canino fue ofrecido por la familia Litchfield para servir a su país.
El canino entró a inicios de 1944 a la Escuela de Entrenamiento de Perros de Guerra en Northway, su rápido aprendizaje, inteligencia y temperamento fueron las características que más destacaron durante su entrenamiento. Después de algunos meses se convirtió en un detector de minas y explosivos.
Su primera misión la realizó en diciembre de ese mismo año, en la región de Noordervaart, Países Bajos. Tenía el deber de limpiar las minas sembradas a lo largo de los canales que conectaban con la zona. Durante las misiones, su cuidador se encargó de enviar varias cartas a la familia Litchfield para actualizar el estado del can, así como las honorables actividades que hacía para su patria.
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El símbolo de la resiliencia
De acuerdo con su biografía redactada por la organización People’s Dispensary for Sick Animals (PDSA), Ricky logró detectar 16 tipos diferentes de minas antitanque, diez minas antipersonal y múltiples trampas explosivas, las cuales estaban distribuidas entre la maleza, grava y el lodo profundo.
A medida de que la operación militar avanzaba, las amenazas crecían. Un día su comandante de sección pisó por accidente una mina, provocando su detonación. Ricky estaba a sólo un metro de distancia, la explosión le provocó heridas en la cabeza, sin embargo nunca se dio por vencido y continuó con la misión.
Como si no hubiera pasado nada, sus patas y cabeza siguieron trabajando para detectar las minas que continuaban ocultas. Maurice Yieldang, su controlador, dijo en su momento que “Ricky era firme como el Peñón de Gibraltar” y aseguró que fue “su frialdad la que nos sacó de una situación difícil”, esto después de llevar a su escuadrón sano y salvo a su campamento.
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Mientras la división de infantería a la que pertenecía seguía en una serie de batallas importantes, Ricky y Maurice limpiaron más minas en Países Bajos.
El precio de Ricky
Después de que el ejército se dio cuenta de lo mucho que aportaba este inteligente canino realizaron una propuesta a sus dueños con la “máxima cantidad permitida para un perro”, sin embargo, su dueña la señora Litchester se negó a aceptar la oferta y Ricky regresó a su casa después de que terminó la guerra.
Su gran labor para limpiar las minas de los caminos lo hizo acreedor de la Medalla Dickin, la cual otorga la PDSA a todos los animales que han realizado una gran contribución a la sociedad.
“Este perro se dedicaba a limpiar los bordes de la orilla del canal en Noordervaart, Holanda. Encontró todas las minas pero durante la operación una de ellas explotó. Ricky resultó herido pero mantuvo la calma y siguió trabajando”, fue lo que dijo la mención cuando fue galardonado el 29 de marzo de 1947.
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Los héroes de guerra
En 24 noviembre de 2004, la princesa real, hija de la reina Isabel, inauguró un monumento en honor a todos aquellos animales que participaron en la guerra. La escultura de David Backhouse consta de dos mulas, un semental y un perro de piedra.
De acuerdo con la CNN, en la inscripción del monumento se detalla que está dedicado a todas las especies que “sirvieron y murieron junto a las fuerzas británicas y aliadas en guerra y campañas a lo largo del tiempo”.
Ricky siempre será recordado por las fuerzas armadas como el perro que a pesar de sufrir heridas en su cabeza, mantuvo la compostura y la calma para llevar con bien a su grupo. Su cuidador aseguró que dé haber entrado en un episodio de alteración muy probablemente el escuadrón hubiera sufrido muchas bajas.