El colibrí es un ave fascinante con costumbres peculiares y únicas, que incluso varían entre sus diferentes especies. Vive exclusivamente en América, desde el sur de Alaska hasta Tierra del Fuego y existen unas 340 especies descritas.
Esta pájaro, también conocido como picaflor, ha sido fuente de inspiración de leyendas y tradiciones, siendo que sus hábitos y particularidades son realmente fascinantes. Se alimentan principalmente del néctar de las flores, complementando su dieta con pequeños insectos y arañas que atrapan en el momento en que visitan a la flor.
Las necesidades metabólicas del colibrí son tan altas que, en condiciones normales ,morirían de hambre durante el sueño al no poder alimentarse.
Por ello, para sobrevivir, el proceso evolutivo los ha dotado de una especie de estado de letargo durante la noche. Durante este periodo, su temperatura corporal se reduce de 40ºC a la temperatura ambiente. Mientras que su corazón se enlentece hasta latir tan solo un centenar de pulsaciones por minuto y sus riñones dejan de funcionar para evitar la muerte por deshidratación.
Gracias a este proceso, los colibries pueden sobrevivir a los inevitables intervalos de ayuno que se dan por la noche. Tienen la necesidad de tener siempre una gran variedad de alimento disponible, por lo que muchas de sus especies viven en casi permanente movimiento, evitando los meses más fríos del año.
El hecho de que se alimente de flores a grandes alturas contribuye a mantenerlo alejado de los lugares donde se pueden esconder sus predadores, disminuyendo de esa forma su vulnerabilidad.
El colibrí no es un ave muy sociable, por lo que solamente se reúnen cuando necesitan aparearse y cuidar de las crías. Los machos son polígamos y su época reproductiva es coincidente con la temporada en la que existe mayor abundancia de flores y néctar.
Las hembras defienden su nido ferozmente de los intrusos e impiden que otras aves se les acerquen mientras incuban, inclusive las de la misma especie.
Durante el tiempo de incubación la hembra va y viene del y al nido, hasta 140 veces al día para alimentar a sus crías, evitando el agotamiento al reducir su temperatura corporal.
Existe una especie, el colibrí jacobino de cuello blanco que, cuando la hembra es adulta, busca realizar su trabajo de forma casi “invisible”.
Es que luego de que la hembra pone un huevo, el colibrí macho, que tuvo un rol igual de importante en la concepción, prácticamente desaparece. Es por el tiempo que ella invirtió que el huevo logra tener un nido. Cuando su polluelo nazca, solo ella lo alimentará con la comida regurgitada de su largo pico.
Pero además de esta particularidad, según un estudio publicado en agosto de 2021 en Current Biology, para evitar el acoso constante que pueden sufrir por algunos machos agresivos, cambian su color verde y se “disfrazan” de macho.
Estas aves, que se encuentran desde México hasta Brasil, en lugar de adornarse con un plumaje verde, adquieren una ornamentación azul brillante y logran verse prácticamente idénticas a los colibríes machos.
Vale destacar que, además de este aspecto, el colibrí suele despertar mucha curiosidad y admiración de muchas culturas, otorgándole a la presencia de estas aves distintos significados. Un claro ejemplo de ello son los mayas que sostienen que si un colibrí visita tu hogar, puede que sea una persona muy querida que ya no está en este mundo.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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