Las serpientes son animales salvajes de cuerpo alargado y cilíndrico, no tienen extremidades y son consideradas de “sangre fría”. La mayoría de las subespecies que forman parte de esta familia de reptiles no son venenosas, sin embargo esto no significa que si una persona es atacada no tenga que acudir a un chequeo médico.
Sus funciones biológicas dependen directamente de la temperatura de los lugares en las que habitan, por ejemplo en temporadas de frío algunas hibernan, mientras que el resto disminuye sus actividades, describió el Instituto Nacional de Limnología (INALI) de Argentina en su página oficial.
Esta especie tiene una alta adaptabilidad a los ecosistemas, de hecho los únicos dos espacios en el mundo a los que no se han podido ambientar son en los polos.
Los clásicos “encantadores de serpientes” del mundo árabe son, a partir del método que emplean para logar sus objetivos, un claro ejemplo de maltrato animal lamentablemente aún vigente.
El método que aplican es el siguiente:
- La serpiente, si es un ejemplar venenoso mejor, se encuentra guardada en un cesto.
- Al abrir la tapa del cesto, el animal se yergue enhiesto tratando de ubicar cuáles son sus amenazas en el entorno.
- El “encantador” bambolea una flauta de la que sale una melodía de dudosa armonía orquestal.
- La serpiente ubica claramente a su amenaza e intenta atacarla pero entre el “encantador” y su flauta, colocado por el “encantador” previamente, intermedia un vidrio que una y otra vez golpeará al animal hasta que, por forzada repetición, la serpiente aprenderá que mejor quedarse expectante para evitar el porrazo contra el vidrio.
Todo esto ocurre aprovechando la capacidad de aprendizaje del animal y basado en lo que llamamos técnicamente: condicionamiento operante aversivo. No hace mucho tiempo se decía que además de todo lo que explicamos las serpientes eran sordas, lo que transformaba en algo mucho más bizarro al episodio.
Sin embargo, estudios recientes han descubierto que, además de las vibraciones del suelo, las serpientes pueden oír sonidos que se propagan a través del aire y reaccionar ante ellos.
Esos recientes hallazgos ponen en tela de juicio la suposición de que las serpientes no pueden oír sonidos, como el de los humanos hablando o gritando, y modifican la opinión sobre cómo reaccionan al sonido. Las serpientes no tienen oídos externos lo que induce a pensar que son sordas y que sólo pueden sentir las vibraciones a través del suelo y dentro de su cuerpo, pero se ha descubierto que reaccionan a las ondas sonoras que viajan por el aire y, posiblemente, a las voces humanas.
La reacción es diferente según la especie y casi se podría decir que poseen dos tipos de audición: una con asiento en su aparato auditivo y otro con sede en sus escamas capaces de percibir las vibraciones a través de la sensación táctil.
Lo cierto es que las distintas reacciones se deben a presiones evolutivas de millones de años, diseñadas para ayudar a la supervivencia y la reproducción.
Las serpientes son criaturas muy vulnerables y tímidas que se esconden la mayor parte del tiempo y si bien muchos estudios agregan una gran información sobre la forma en que la mayoría de sus especies se desenvuelven en situaciones y paisajes de todo el mundo, es mucho lo que se debe investigar aún sobre su repertorio sensorial.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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