Desde la antigüedad hasta nuestros días, el perro ha resultado ser uno de los animales más útiles para los seres humanos, y es que más allá de ser un “amigo fiel”, los canes han llegado a realizar diversas labores como cuidar el hogar, pasando por vigilar al ganado hasta convertirse en valientes soldados durante los conflictos bélicos.
Es en ésta última lista donde se encuentra el nombre de Lucky, una pastor alemán de las filas de la Policía de la Fuerza Real Aérea británica que batalló en la “Campaña de Malasia”, y cuyos actos de valentía la hicieron ganar la Medalla Dickin del Dispensario Popular para Animales Enfermos (PDSA, por sus siglas en inglés) en el 2007.
De acuerdo con su biografía en el portal de la National Military Working Dogs Memorial UK, Lucky tenía su propio número de identificación (3610 AD), y fue uno de los cuatro perros enviados al sudeste asiático ―junto a Bobbie, Jasper y Lassie― para participar en el conflicto colonial.
También conocido como “Emergencia malaya” o “guerra de Liberación Nacional Antibritánica”, se desarrolló de 1948 a 1960 y enfrentó a las tropas británicas con el Partido Comunista de Malasia y el Ejército de Liberación Nacional Malayo (MNLA), considerado uno de los primeros acontecimientos violentos de la Guerra Fría.
En medio de la jungla
Lucky, Jasper, Bobbie y Lassie se sometieron a un riguroso entrenamiento para formar un equipo de élite de perros rastreadores antiterroristas, capaces de localizar y exponer a los enemigos que se escondían en la jungla.
Y es que al ser un territorio desafiante entre la densa vegetación y el inmenso calor, los militares debían ser pacientes y muy sigilosos, una situación que los ponía en gran desventaja.
Fue así como la perra y los otros air dogs unieron fuerzas con varios regimientos británicos como los Coldstream Guards, Royal Scots Guards y los Gurkhas, con quienes lograron la captura de decenas de guerrilleros, entre ellos el del líder Lan Jang San.
Lamentablemente Bobbie, Lassie y Jasper murieron en el cumplimiento de su deber ―se desconoce cómo―, mientras que Lucky fue la única sobreviviente del equipo especial, quien sirvió a las tropas por tres años.
Al completar sus funciones en Malasia, Lucky siguió como perro policía en la Fuerza Real Aérea británica y a decir de su adiestrador, el veterano Bevel Austin Stapleton, la perra le salvó la vida en diversas ocasiones durante el tiempo que sirvieron juntos.
Su legado
El 6 de febrero de 2007 Lucky recibió de forma póstuma la Medalla Dickin de la PDSA, el equivalente a la Cruz Victoria pero que se otorga para reconocer a los animales héroes de guerra.
El reconocimiento se le adjudicó en una ceremonia realizada en el Museo Imperial de la Guerra en Londres junto a otro perro de nombre Sadie una labrador retriever negra que fue premiada por su labor al detectar un artefacto explosivo afuera de la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Kabul en el 2005.
En la ceremonia también fueron mencionados Bobbie, Jasper y Lassie, a quienes reconocieron por formar un equipo excepcional y ser capaces de rastrear y localizar al enemigo.
“Por la destacada valentía y devoción al deber del equipo de perros rastreadores antiterroristas de la Policía de la RAF, integrado por Bobbie, Jasper, Lassie y Lucky. [...] Los perros y sus adiestradores formaban un equipo excepcional, capaz de rastrear y localizar al enemigo mediante el olfato a pesar del calor implacable y una jungla casi inexpugnable”, se mencionó.
En el acto, el cabo Bevel Austin Stapleton reconoció que cada minuto en la jungla había sido difícil, pero nunca dudaron en confiar su vida a esos cuatro perros.
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