Emiliano Martínez, es sin lugar a dudas, uno de los más destacados jugadores argentinos en la Copa del Mundo que se disputó en Qatar.
Pero volvió a acaparar la atención de todos a principio de año cuando compró un pastor belga malinois para, supuestamente, resguardar su hogar en Birmingham, Reino Unido, donde vive junto a su esposa y sus dos pequeños hijos.
Como su nombre indica, el pastor belga procede de Bélgica y es el único de los cuatro pastores belgas que posee pelo corto. Este perro adquirido por Martínez, además, fue especialmente entrenado para ataque, como si fuera un perro de una fuerza de seguridad y no uno de familia.
Asimismo, fue comprado e incorporado al hogar con una edad que está muy por fuera del período sensible de un perro, que termina a los cuatro meses, no pudiendo sociabilizarse adecuadamente con el entorno familiar definitivo.
Se podría decir que esta raza es la que actualmente se utiliza en las fuerzas de seguridad de casi todo el mundo por sus grandes ventajas funcionales y operativas.
El jugador marplatense, orgullosamente, enseñó el adiestramiento que se le aplica al animal para actuar ante cualquier posible amenaza. Esta circunstancia, más allá de lo anecdótico del alto costo que pagó por el ejemplar, suena increíble que en nuestro siglo y en el “primer mundo” se asesore a una familia la adquisición de este tipo de perros con esta clase de adiestramiento.
Difícilmente estemos hablando de afecto o compañía cuando se toma a un animal tan solo como si fuera un arma a gatillar en determinadas circunstancias.
Este concepto tiene sus graves riesgos ya que se incentiva al animal a llevar a cabo una tarea exclusivamente reservada a las fuerzas de seguridad y sus binomios guía–perro que interactúan varias horas diarias con disciplina y vínculo imposible de transportar operativamente a una familia.
Sin la menor duda estamos en presencia de un perro inteligentísimo pero altamente demandante mucho más demandante que lo que la relación normal promedio de una familia con su perro puede brindar.
Por otra parte, el tipo de adiestramiento brindado puede resultar contradictorio por haber despertado una agresión controlada, lo que puede conllevar un serio riesgo para la propia familia.
Los ovejeros belgas malinois son perros de trabajo, esto es lo que hay que entender, de trabajo, razón por la cual son los más elegidos por militares y policías en todo el mundo, inclusive en la República Argentina.
Son muy atléticos y ágiles con un marcado instinto de presa lo que los convierte en excelentes animales para desarrollar cualquier tipo de actividad. Son dúctiles y voluntariosos pero necesitan una disposición total del ser humano que satisfaga sus demandas constantemente.
Esto implica muchas salidas y entretenimiento, una educación consecuente y una socialización temprana para adaptarse como perro de familia, cosa que este animal no tuvo con el entorno del Dibu.
Si bien quienes tengan un pastor belga malinois en casa no tienen que preocuparse por los ladrones, no es la mejor elección como perro de familia y a modo anecdótico si en Birmingham se entiende que se necesita este tipo de perro para garantizar seguridad parece ser que no todo esta tan bien en esa región como lo suelen contar.
Este tipo de perros puede llegar a pesar hasta 30 kilos. Además, es la raza que normalmente utilizan los SEALS en Estados Unidos o el Servicio Aéreo Especial en Gran Bretaña para realizar las distintas tareas de vigilancia y patrullaje terrestre.
El Dibu mostró a través de sus redes sociales el violento entrenamiento de su nuevo acompañante, que fue adquirido a través de Elite Protection Dogs, una compañía especializada en el tema que ya ayudó en la misma búsqueda a otros referentes del deporte como la figura francesa Hugo Lloris, el futbolista retirado Ashley Cole y el boxeador británico Tyson Fury.
El jugador del Aston Villa, enseñó el adiestramiento destinado a que lo ayude en el cuidado de su familia ante cualquier posible peligro o amenaza. Los medios de Inglaterra informaron que Martínez habría pagado 20 mil libras esterlinas para comprarlo y para solventar el largo proceso para asegurarse que su perro sirva tanto para darle compañía a él, a su esposa Mandinha y a sus hijos Santi y Ava, como también para transmitir seguridad puertas hacia dentro.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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