El mundo animal sorprende por sus diferentes formas de comunicarse y desarrollarse en su entorno, sobre todo cuando se trata de temas de reproducción. Todas las especies tienen una serie de “rituales” para copular, por ejemplo los pájaros tienen que realizar un tipo de danza y presumir su bello plumaje. Sin embargo, existe una especie que las pistas son más difíciles de interpretar por una cuestión de limitación morfológica, la jirafa.
Este integrante de la familia de las Giraffidae no tiene una temporada de celo determinada al año, no tiene llamadas de apareamiento, ni existen señales visuales que establezcan ambos géneros para la preparación sexual, reveló un estudio realizado por académicos de la Universidad de California en Davis.
Lynette A. Hart y Benjamin Hart, académicos de la universidad estadounidense, explicaron en su más reciente investigación que esta especie tiene una serie de obstáculos los cuáles deben superar para reproducirse de manera exitosa.
Su trabajo “Flehmen, osteofagia y otros comportamientos de las jirafas: adaptación del órgano vomeronasal”, fue publicado en la revista Animals en su edición de febrero del presente año, en éste explicaron que las jirafas machos adultos son mucho más grandes que las hembras, tanto en el tamaño de su cabeza como el de su cuello, por lo que decidieron estudiar cuál era el proceso que tenían que realizar para reproducirse.
“Se realizaron observaciones en los pozos de agua de Namutoni, Parque Nacional Etosha en Namibia, para monitorear a los machos probando la receptividad sexual de las hembras”, detallaron los investigadores.
El papel de la orina
Los investigadores explicaron que previo al acto sexual, el macho pide a la hembra que orine por un determinado tiempo y durante este lapso proceden a oler sus genitales. En caso de que ella acepte la invitación ampliará su postura y orinara durante 5 segundos mientras el macho se lleva la orina a la boca. Este acto recibe el nombre de flehmen, en el cual se transporta el olor y las feromonas de la boca hasta el órgano vomeronasal.
La profesora de salud de la población y reproducción de la Universidad de California en Davis explicó que muchas de las jirafas macho no se arriesgan a llegar hasta el suelo debido a las limitaciones de su cuerpo, por lo que esta acción se tiene que hacer de manera simultánea.
Si bien su estructura física le ha permitido a este herbívoro tener acceso a hojas de los árboles altos para buscar alimentos, este proceso de la copulación es una muestra de la adaptación del comportamiento entre ambos géneros.
Los investigadores destacaron que estos resultados son únicos en el mundo científico puesto que el tamaño de su cuerpo, el espacio donde se desarrollan sumado a otras características las hace muy difíciles de estudiar y comprender.
Tienen su propio estilo
En las conclusiones de su investigación, Lynette A. Hart y Benjamin Hart detallaron que estas especies son únicas en su capacidad de reproducirse, puesto que no dependen de factores externos y cualquier temporada del año es buena para tener sus camadas.
La elección de pareja para esta especie es muy difícil puesto que todo tiene que converger en armonía y la cooperación de ambos será la clave para su reproducción, estimaron.
Los académicos se percataron que las jirafas también realizan diferentes tipos de sonidos para comunicarse con su manada, esto representa un hito en el estudio de estos mamíferos puesto que suelen ser muy tranquilas e incluso en algún momento se llego a pensar que eran mudas.