Vivir en la sabana africana representa una serie de riesgos para la vida silvestre local, debido a que es uno de los ecosistemas que se encuentra en constante cambio, esto ha conllevado que los elefantes desarrollen una extraordinaria memoria que es clave para su supervivencia.
Estudios científicos han revelado que los paquidermos son capaces de recordar los sonidos y olores de sus depredadores, entre los cuales se encuentran los seres humanos. Este proceso de categorización les permite adaptar sus estrategias de escape ante el tipo de peligro al que estén expuestos.
Lucy Bates, investigadora de la Universidad de St. Andrews en Reino Unido, encabezó el estudio “Los elefantes clasifican los grupos étnicos humanos por olor y color de la ropa”, en éste el grupo de investigación descubrió que los paquidermos son capaces de aprender el nivel de amenaza de individuos reconocibles.
“Los elefantes distinguen al menos dos grupos étnicos de Kenia y pueden identificarlos por señales olfativas y de color, de forma independiente”, explicó la académica en el estudio publicado por la revista Currenty Biology.
En la investigación se demostró que estos animales eran capaces de recordar el olor de sus depredadores, puesto que externaron un mayor miedo cuando lograron identificar el aroma en las prendas que habían utilizado estas personas.
Memorizar para sobrevivir
Graeme Shannon, profesor de zoología de la Universidad de Bangor en el Reino Unido, explicó para la revista científica LiveScience, que los elefantes son capaces de recordar en cuáles lugares de la sabana africana se encuentran los recursos que necesitan para sobrevivir.
Esto les permite discernir entre los caminos que deben de tomar para evitar a sus depredadores, lo que significa que su cerebro es capaz de procesar y recordar diferentes tipos de información de manera detallada.
“Esta es una habilidad crítica que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte”, explicó el especialista en zoología.
Los elefantes consumen un promedio de 150 kilogramos de vegetación cada día, lo que conlleva que estén emigrando a distintas zonas de África para satisfacer sus necesidades y por ende atraviesan zonas con diferentes peligros. Sobrevivir durante este camino depende completamente de su capacidad de memorizar las rutas para evitar a los depredadores.
La experiencia marca la diferencia
La memorización para recordar lugares e identificar amenazas les ha ayudado en algunas ocasiones a superar largas sequías que se presentan a raíz del cambio climático. Por ejemplo en un estudio publicado en agosto de 2008 “Sequía severa y supervivencia de crías en elefantes”, Carlos Foley, investigador de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, detalló que las matriarcas que ya habían pasado por esta experiencia lograron comandar con éxito a su grupo.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores observaron que las manadas de elefantes con matriarcas mayores que habían vivido sequías en años anteriores, llevaron a las manadas a las zonas donde había agua y alimentos, como una señal de recordar en cuáles lugares el grupo sobrevivió en la sequía pasada.
Las manadas dirigidas por una matriarca joven no lograron encontrar nuevos terrenos de agua, puesto que las líderes del grupo no podían recordar cómo fue que la generación anterior había sobrevivido a la sequía. El rebaño se quedó quieto sin emigrar a ningún lugar y como resultado la tasa de mortalidad de las crías creció al 63 por ciento.
Los investigadores concluyeron que el cambio climático es una fuerza externa que influye en la selección natural, puesto que sólo sobreviven los individuos que tengan el “comportamiento y el conocimiento apropiado”, en este caso los elefantes más aptos son los que logran memorizar las rutas, lugares y amenazas.
SEGUIR LEYENDO: