"Lo que se aprende de chicos no se olvida". Con esa frase, simple pero contundente, Laura Szmoisz, una abogada y especialista en Derecho Público que dejó su trabajo corporativo para dedicarse a trabajar por su cuenta y criar a sus dos hijas, Julia y Lola, resume la idea que empezó a darle vueltas en la cabeza hace más de un año.0
Inspirada en las preguntas y conversaciones con sus hijas, imaginó y escribió seis cuentos a través de los cuales los chicos pueden identificar y aprender sus derechos.
Los cuentos forman una colección de tres libros -vienen dos en cada uno- inspirados en algunos de los derechos de la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, reconocida por todos los estados latinoamericanos y que cumple 30 años en noviembre de este año.
Así, a través del juego y la lectura compartida, los chicos pueden preguntarse desde por qué tienen derecho a tener una identidad hasta que deben crecer en un ambiente contenedor, apreciar y hacer respetar el cuidado del medioambiente, al derecho al desarrollo de la personalidad y que les corresponde que nadie intervenga en la privacidad de sus correspondencias, pensando sobre todo en el mundo digital.
"Crecí en un barrio tranquilo, jugaba en la vereda y pasaba los veranos esperando escuchar al vendedor de helados desde el balcón. Tuve una infancia feliz. Me recibí de abogada, trabajé toda la carrera e hice posgrados en el país y en el exterior. Trabajé en organizaciones públicas y en empresas internacionales, pero hoy lo hago en forma independiente, o 'libre' como prefiero decir. Estoy casada y tengo dos hijas maravillosas. Con ellas traigo los recuerdos de mi infancia y no puedo evitar reconocer que cosas que daba por sentado, son en definitiva aquellas bases sobre las que pude construir mi propia familia. Sin saberlo, viví una infancia de derechos cumplidos. Siendo mamá, en un mundo cada vez más complicado, muchas veces hostil, me esfuerzo en darle a mis hijas lo mismo que recibí: el amor de una familia contenedora y respetuosa, educación, asistencia, alimentación, posibilidad de juego", explica Szmoisz.
Para armar la colección, trabajó con la diseñadora e ilustradora Florencia Figueroa, que captó la esencia de los textos de la abogada y los transformó en personajes y espacios lúdicos, modernos y con los cuales los chicos se puedan identificar. Los textos incluyen una explicación del derecho con el que se vinculan a modo de guía para el adulto que acompañe la lectura.
Están pensados para chicos de entre 4 y 8 años, y pueden personalizarse para que incorporen, a través de stickers, sus propios personajes, sus nombres y todo lo que quieran para hacerlos propios.
"Incluimos todas las opciones para que puedan crear sus propios universos y respetamos todos los tipos de familias y situaciones que existen", cuenta.
Los cuentos, que está financiando a través de una plataforma, pueden conseguirse en su sitio web www.mawicuentos.com.ar, o a través de Instagram, donde Szmoisz también suma contenidos.
"Escribir cuentos empezó como un juego con ellas y fue creciendo en busca de un objetivo mayor. Me fui dando cuenta de la capacidad que tienen los chicos de tomar conciencia de sus derechos a través de la lectura y del juego. Estoy convencida que podemos darles más herramientas para hacer valer sus derechos y generarles un futuro mejor. También para mirar el mundo de una forma más empática y activa cuando vean que esos derechos, que aprendieron y sienten propios, no se cumplen. Creo que el conocimiento es, sin dudas, el motor del cambio y con este proyecto busco generar herramientas para lograr una sociedad más justa y tolerante", agrega la autora.
Texto: Redacción Para Ti.
Fotos: Gentileza prensa.
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