Hace un par de semanas estuvo en Ecuador apoyando al equipo de fútbol "Mushuc Runa" de la comunidad indígena en el lanzamiento de su nueva camiseta de fútbol. A su vez, se puso del lado de Macarena Sánchez, la deportista que logró profesionalizar el fútbol femenino y firmar un contrato con San Lorenzo de Almagro.
Y ahora le tocó el turno a National Geographic, que lo nombró su nuevo embajador (ya lo es el cantante Axel), para su campaña "Planeta o Plástico", en la que buscan concientizar el buen uso de este material.
-¿Cómo recibiste la propuesta de Nat Geo? ¿Te interesó de entrada?
-Mi reacción fue de alegría, de felicidad, de orgullo y también de compromiso. Soy activista desde hace mucho tiempo en todo lo que se refiere a la alimentación sana, a no usar el plástico… Mi mujer pasa media hora separando las cajas de cartón. Ya lo practicábamos por eso llegó de una manera natural y eso fue alucinante. Y de hecho cuando me llamaron les dije: "Fenómeno, esto es lo que nos pasa habitualmente a nosotros como familia". Y lo hacemos en la playa: recogemos el plástico, lo tiramos donde se debe, y si vemos que alguien tira algo, de una manera sutil se lo advertimos para que no sienta que es personal pero sí que se puede cambiar y que tome conciencia.
-¿Por qué creés que te eligieron a vos?
– Creo que también fue una decisión natural. Saben de mi compromiso, que no es solamente con las causas ecológicas sino con las causas sociales, con la educación, con el fútbol femenino… Yo creo que tiene que ver con la credibilidad, con la autenticidad. Tengo mis valores y no los negocio. Les puede gustar o no pero saben que me posiciono y que eso genera un montón de cosas. Creo que en este caso el ser embajador genera muchas cosas positivas y se puede multiplicar. La gente es de tomar conciencia y cada vez más cuidado. También hay un primer embajador, no se termina el mandato de Axel. Ya hay uno que viene de la música y tenían muchas ganas de tener otro que viniera del deporte
-Recién hiciste referencia a tus valores, ¿cuáles son esos que le querés transmitir a tu hija de 10 años?
-Bueno, lo que mencioné anteriormente, en referencia a mi compromiso social con respecto por ejemplo al fútbol femenino, de la igualdad de género. Nosotros como familia vamos atrás de eso y nos manifestamos y apoyamos -a veces en silencio desde atrás-, charlando con gente que lo necesita. Estando en ambientes que quizás no falta nada, al contrario, quizás sobra muchísimo o en ambientes que no tienen nada como Villa Miseria o favelas en Brasil. Yo le intento transmitir eso, que sepa que la riqueza no tiene que ver con lo material, la riqueza nace en el amor, en el poder tener amistades, como familia poder compartir momentos, poder ayudar y al mismo tiempo, saber lo que pasa en la sociedad de hoy. Saber por qué hay un paro de maestros, por qué las chicas se están quejando de que no las escuchan en el fútbol femenino, y por qué en otros deportes también no se le da tanta bola a la mujer como sí se les da a los hombres. O en empleos.
-¿La vez dedicándose al fútbol?
-No, no, está en un momento en el que se tiene que divertir, pasarla bien. Le gusta jugar al fútbol como le gusta jugar al quemado o al voley. Generalmente nosotros hacemos un montón de deporte y ella lo hace en el colegio o cuando va a un club, y somos muy abiertos a lo que quiera hacer. Tiene mucho potencial para un montón de cosas pero ella va a decidir y a nosotros nos corresponde apoyarla en sus decisiones y lógicamente abrirle espacios y mostrarle posibilidades.
-¿El compromiso social es una manera de marcarle un futuro?
-Sí, sí, es tan natural. Lo ve en mí, en la madre…
-¿Ves algún cambio en la sociedad hasta ahora?
-Creo que hay una evolución pero todavía falta cambiar mucho. Estamos en un buen momento, de una revolución constante y la mujer está ocupando el lugar que siempre debería haber ocupado. Y en los lugares que todavía no ha podido hacerlo, el papel nuestro, de los hombres que lo entendemos así, es sacudir a los que no. Es una cuestión del ser humano, de ser todos iguales y de tener todos los mismos derechos y no discriminar a nadie. El amor es libre y el trabajo y el deporte deberían tener las mismas condiciones.
Texto: Paula Labonia
Fotos: Gentileza National Geographic
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