"La realización de un mural tiene varias etapas. Comenzamos por reunirnos con el cliente para charlar sobre cuál es el trabajo que desea encargarnos, luego nos dedicamos a armar la imagen deseada en la computadora y la ampliamos según el tamaño que tenga la pared en donde se lucirá. Una vez que todo está listo, comenzamos con el dibujo y la pintura, lo que nos lleva aproximadamente una semana", explica Paca Robirosa (55, decoradora de interiores), quien se asoció con Cecilia Ibarguren (51, artista plástica) para armar una empresa dedicada a "a realizar murales con magia" –"así nos gusta definir a nuestro emprendimiento", explica Cecilia–(robirosaibarguren.com).
Se conocieron en una reunión de amigos en 1992 e inmediatamente descubrieron que tenían algo en común: ambas amaban la pintura. Así fue como, en principio, se asociaron para organizar un taller de pátinas –que fue muy exitoso– y, mientras tanto, comenzaron a explorar un movimiento artístico que las atraía enormemente: el muralismo.
"Viajamos juntas a México y nos enamoramos de los murales de Diego Rivera en México D.F., que son, francamente, impactantes. Tienen una belleza única y colorida. En ese momento supimos que eso era exactamente lo que queríamos hacer". Y así fue. Comenzaron con algunos pequeños trabajos y hoy se dedican casi exclusivamente al muralismo.
"Nuestra especialidad son los diseños de naturaleza a gran escala, aunque también podemos realizarlos en espacios más reducidos. Son dibujos tanto para grandes como para niños, sólo que, en el caso de que nos los encarguen para un dormitorio infantil, agregamos animales que a los chicos les gusten. El objetivo siempre es crear un clima cálido y acogedor", explica Cecilia.
Los murales pueden ser tanto en interior como exterior y ambas coinciden en que las dos opciones son atractivas. "En realidad, lo que a nosotras nos gusta pensar es que en las paredes limpias o los espacios vacíos aparecerán nuevos mundo imaginados. Y eso puede ocurrir tanto en un patio como en un local comercial o en el living de una casa", asegura Robirosa.
¿En qué se inspiran a la hora de elegir el motivo de un mural? "Nos gustan mucho las imágenes de ilustraciones japonesas porque son delicadas, simples y sentimos que transmiten paz y armonía. Esa es nuestra influencia más fuerte. Pero claro, conversamos con el cliente para entender qué le gustaría a él tener en su casa, ya que cada proyecto es único e intentamos interpretar las necesidades y expectativas de quien lo encarga", explica Cecilia.
A las dos les cuesta elegir cuál es su mejor obra, pero sí coinciden en que disfrutaron mucho de un trabajo que realizaron el año pasado en Nordelta: pintaron murales en los conteiners de Alalma, un espacio de encuentro con la naturaleza donde se consiguen productos de jardín realizados a partir de elementos reciclados.
"Nos encantó la idea de crear un paisaje imaginario dentro de otro paisaje real. Trabajamos muchos días en un descampado con condiciones climáticas dificiles: tuvimos momentos de sol y un calor sofocante y otros de lluvia y viento… ¡Un día creímos que había llegado un tornado, de lo fuerte que soplaba!", recuerdan y concluyen: "Fue una gran experiencia. Un recuerdo inolvidable para nosotras". Ibarguren y Robirosa aseguran tener muchos proyectos en mente y planes a largo plazo, pero también una asignatura pendiente: "Hace años que hablamos de un mural que queremos realizar en la casa de Paca. Lo soñamos juntas, lo dibujamos, le hacemos modificaciones… ¡Y hasta hoy no logramos concretar el plan por falta de tiempo!"
Texto: Juliana Ferrini.
Fotos: gentileza Robirosa e Ibarguren.
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