"El mar fue una musa extraordinaria". Así lo aseveró Jean-Baptiste Hugo, descendiente directo del escritor. Y seguramente la muestra más cabal de esta afirmación sea que allí, en esa mansión enclavada en lo alto de Saint Peter Port, Guernesey, una isla del Canal de la Mancha, Victor Hugo gestó a "Los Miserables", su obra más emblemática.
Pero también escribió allí "Los trabajadores del mar", "El hombre que ríe", "La leyenda de los siglos" y "El teatro en libertad". Una casa de artista que es obra de arte en sí misma, tanto por su diseño interior como por su decoración, creaciones del propio Victor Hugo.
La mansión, que consta de 5 plantas coronadas por un mirador, domina el casco antiguo de Saint Peter Port y la bahía de Havelet. Íntegramente reformada y decorada por el poeta, cada uno de sus elementos constituye una valiosa muestra de su talento creativo.
Victor Hugo ideó una casa cargada de simbología, inundada de referencias a sus escritos, su filosofía y su visión del mundo. Era un coleccionista entusiasta de muebles de segunda mano y llenó la mansión de cofres, aparadores, alfombras, espejos, vajilla, estatuillas y otros objetos de sus excursiones alrededor de la isla.
Puso su imaginación ilimitada para trabajar en la casa, pasando meses supervisando una conversión importante en un patrón medieval, lo que le dio a este edificio único una impronta especial.
La sala de billar presenta en sus paredes retratos de familia y los dibujos de la célebre serie de souvenirs de sus viajes. La sala da al salón de tapices, enmarcados en madera de roble.
Seguidamente, se llega al taller que da al jardín. Un pasillo con paredes y techos cubiertos de porcelanas, reconduce al vestíbulo desde el cual se accede al comedor con sus paredes revestidas de azulejos de Delft y madera.
En el primer piso, hay dos grandes salones, uno rojo y uno azul, ambos de suntuosa decoración en los que el escritor y su familia solían recibir a sus invitados. En el piso siguiente, una galería de madera, con aires de despacho de trabajo y de habitación con una decoración de inspiración renacentista. La biblioteca contiene obras que el poeta decidió dejar en su residencia del exilio. En el tercer piso, desde el mirador Victor Hugo se inspiraba para escribir mientras contemplaba el mar y avistaba la costa francesa.
OBRA DE ARTE. En Hauteville House, el escritor vivió la mayor parte de su exilio, de 1856 a 1870, huyendo de Napoleón III, y la rediseñó a su gusto. Fue una verdadera obra de arte. Pero la casa tuvo que enfrentarse a las consecuencias del tiempo, del clima, la inestabilidad de algunas de sus habilitaciones, el desgaste natural de los materiales y de textiles particulares.
Ahora, después de 18 meses de trabajo de restauración para que volviera a recobrar la fisonomía que le había dado Victor Hugo, el pasado 5 de abril reabrió sus puertas al público. Se gastaron 4 millones de euros. El empresario y coleccionista de arte François Pinault ha invertido personalmente 3,5 millones de euros en su renovación. Los 500.000 euros restantes fueron financiados por el municipio de París.
SU LUGAR EN EL MUNDO. Gracias al dinero que le había proporcionado el éxito de su libro "Las contemplaciones", en 1856, compró la casa y volcó en ella su pensamiento escrito en piedra, al frente de un equipo de artesanos a quien, durante años, dictó instrucciones para dar como resultado una mezcla de estilos, formas y colores que constituyen en sí mismo una obra más del genio.
Ricardo Giordano fue el arquitecto encargado de la restauración basada en fotos de la época y testimonios dejados por escrito por el mismo escritor. Su objetivo fue devolver con la máxima fidelidad posible el aspecto que le quiso dar el Victor Hugo, que, como asegura el arquitecto, intentó introducir en la mansión toda la paleta lumínica de la isla. Los dos lugares de la casa donde más trabajó el autor fueron el invernadero y el mirador del último piso, con la habitación añadida, en 1861 en un intento de dominar todo el horizonte. Además de escribir varias obras maestras, Victor Hugo refugió a otros exiliados.
Él quiso alejarse lo menos posible de Francia, cuyas costas normandas se avistan desde Guernesey los días claros y donde cada día añoraba regresar, pero no antes, aseguraba, de que regresara la libertad con la caída de Napoleón III.
Tras casi 19 años de exilio volvió al país que tanto amó, pero nunca abandonó su vínculo con Guernesey. Pasó tres temporadas en la isla antes de su muerte en 1885, la más larga entre 1872 y 1873, en busca de la calma necesaria para escribir la monumental "Quatrevingt-treize", considerada su última gran obra.
Hauteville House fue propiedad familiar hasta 1927, luego fue donada al Ayuntamiento de París, con ocasión del Centenario del Romanticismo, por Jeanne Nègreponte, nieta de Victor Hugo, y los hijos de George Hugo, su nieto. La casa ha sido reabierta al público el pasado domingo y estará abierta hasta el 30 de septiembre.
Texto: Daniela Fajardo
Fotos: Fotonoticias
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