"Hija, en la vida te vas a caer muchas veces… Pero es tu derecho y tu obligación levantarte. Siempre para adelante, como una luchadora". Es hasta el día de hoy que en la cabeza de Paulina Karadagián (45) sigue sonando aquella frase del creador de Titanes en el ring, Martín Karadagián, como si estuviera grabada a fuego.
A 17 años de la salida del aire del programa que hizo célebre a su padre, esta morocha heredera de garra y de un humor ácido inigualable decidió volver a producir el show de lucha libre que enamoró a los argentinos. "La idea de volver con Titanes siempre estuvo presente. De hecho, en el ´97 y en el 2001 le cedí la marca a otra productora, pero no estuvieron buenas. Esta es la primera vez que me pongo el proyecto al hombro y volvemos con un programa que llenaría de orgullo a mi viejo", explica quien supo ser la debilidad del luchador de catch más famoso del país.
Si bien el regreso del show deportivo estaba previsto para el pasado 17 de noviembre en el marco de Buenos Aires Celebra Armenia, tuvieron que cancelarlo debido al clima y hoy se prepara para lanzarse de lleno en la pantalla chica. "Estamos entrenando a full, armando los personajes y las historias. Si todo sale como lo planeamos, en febrero o marzo vamos a debutar en uno de los canales más importantes de la tele, pero todavía no puedo confirmar cuál porque estamos en plenas negociaciones", aclara Paulina que eligió un staff de luchadores totalmente renovado.
Sólo hay tres personajes de antes, las momias y El Caballero Rojo. "Ahora todos los personajes van a ser presentados por nombre y apellido (aunque sean de fantasía), además incorporamos a ocho mujeres y a un representante del orgullo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). ¡Toda una revolución!", asegura con una sonrisa de oreja a oreja. Sin dudas, Paulina Karadagián se está preparando para darle una nueva pelea a su vida.
-¿Tenés pensado subirte al ring?
-No, yo lucho por otras cosas. Mi prioridad son mis dos hijos, Kennedy (10) y Khaled (10), a quienes tuve 100% sola. De hecho, yo siempre trabajé en un estacionamiento que me dejó mi viejo en Recoleta, pero en 2018 me dediqué a cumplir mi sueño de ser madre y comencé los trámites de adopción en Haití. Un año después llegaron los chicos y cambiaron mi vida por completo.
-¿Ser madre es como te lo imaginabas?
-No, yo pensaba que no iba a ser tan difícil… (se ríe divertida). Cuando las asistentes sociales me hacían hincapié en la red de contención, yo creía que estaban exagerando. Pero fue tremendo. Me acuerdo la primera Navidad que pasamos juntos, estábamos solos en casa y me sentí demasiado sola. Me hacían falta mis viejos (N. de R.: en 1991 falleció el padre de un paro cardíaco y en 2002, Aída, la mamá, a causa de un infarto). Al principio fue un shock muy fuerte.
-¿Qué dirían tus papás de sus nietos?
-Ay, ¡estarían chochos! Tengo una foto que mandé a agrandar y que puse en el cuarto de los chicos donde está mi papá con una negrita brasilera a caballito. La conocimos porque ella vendía dulces en la playa y, como tenía todo el cuerpito marcado por golpes, mi viejo la quería adoptar. Mis hijos crecieron con esa foto y saben que su abuelo los hubiera recontra amado.
-¿Tus hijos salieron luchadores?
-Khaled luchó un tiempito, pero es muy ansioso. En cambio, Kennedy me planteó ser luchador y entrena a la par de los tipos grandes. Es uno más de Titanes en el ring, entrena lunes, miércoles y viernes de 18 a 20. La única diferencia es que, cuando se aburre, se puede ir. Pero le encanta. Su personaje es Pantera, el mismo nombre que usó mi papá en su primera película. La única donde no hizo de Karadagián.
-¿Y a vos te gusta subirte al ring?
-Sí, pero ya estoy "crocante" para luchar (risas). Aprendí a escondidas de mi papá porque él decía que no era un ambiente para una mujer. Y, luego de que falleció, a mis 40 empecé a entrenar con Billy Jim, quien fue compañero de mi papá y ahora es mi socio. Yo llegué a tener un personaje, Valkyria, una guerrera de la mitología nórdica que venía a buscar a los muertos.
-¿Es un deporte peligroso?
-Tiene sus riesgos, pero también su técnica y trucos. Yo me iba toda golpeada, con lastimaduras en la nariz. Una vez me llevé puesto el pecho de un luchador y quedé con toda la cara morada. Me acuerdo de que después fui a buscar a los chicos al colegio y las madres ni se mosqueaban. ¡Cómo cambiaron las épocas! Hoy creo que todas se horrorizarían pensando que soy víctima de violencia de género. Y no te estoy hablando de hace mucho tiempo… Esto fue en el 2012. Pero la idea no es hacerse bolsa ni lastimar al otro, es un show.
MIRÁ CÓMO NOS PONEMOS. En los años ´70, Martín Karadagián dejó muy en claro su admiración y respeto hacia las mujeres. "A las chicas no hay que pegarles ni con el pétalo de una rosa", recuerda Paulina una declaración del luchador en una entrevista para la mítica revista Satiricón. Tan orgullosa como nostálgica, Paulina no duda al autoproclamarse la fan número uno de su viejo.
"Mi papá era súper abierto. Y, por más de que era de otra generación, ya en los ´80 quiso poner a una momia rosa. Todo un vanguardista", recuerda ella, enfundada en un total black look.
-¿Martín Karadagián era un tipo coqueto?
-¡Híper mega coqueto! Todo le tenía que combinar. Él se hacía confeccionar las camisas y los calzoncillos con la misma tela y del mismo color. Todas las mañanas se levantaba a las 5 de la mañana, prendía la radio, la ducha y se lustraba las uñas con el vapor del baño. Se ponía una crema de mi vieja que se llamaba Eterna 27 de Revlon (se ríe). Se encremaba todo y se peinaba la barba. En el canal, si no le hacían brushing en el pelo, no salía al aire.
-¿Hizo mucha plata a lo largo de su carrera?
-Todo lo que ganó lo invirtió, no fue un tipo de despilfarrar porque vino muy de abajo. Mi viejo sabía lo que era pelearla. No lo veías en revistas, boliches ni viajando por el mundo. Las únicas vacaciones que hicimos en familia fueron a Disney. Después quiso que conociéramos el carnaval de Brasil, pero se descompuso apenas llegamos. Así que volvimos y al poco tiempo le amputaron la pierna. Nunca más fui a Brasil.
-¿Qué creés que diría de la vuelta de Titanes en el ring?
-Creo que estaría tranquilo porque se respira un ambiente sano y ameno. De hecho, todos los viernes nos quedamos tomando algo y charlando. Se armó un grupo muy lindo.
-¿Qué significa ser una Karadagián para vos?
-Por un lado, es un orgullo y, por otro, un peso. Abre y cierra puertas porque hay mucha gente prejuiciosa. Pero, en general, cuando las personas se dan cuenta quién es mi viejo, siempre me cuentan alguna historia. Todos tienen alguna foto o recuerdo con él. Nací compartiéndolo con la gente.
-¿Vos te considerás una luchadora?
-¡Totalmente! En millones de aspectos. Hay que ser un luchador de la vida. No te podés dejar golpear por los obstáculos. Mi viejo siempre me decía que cuando uno se cae hay que volver a levantarse. Una y otra vez. Y eso es lo que le enseño a mis hijos. Siempre para adelante.
texto AGUSTINA D'ANDRAIA (adandraia@atlantida.com.ar) fotos FRANCISCO TROMBETTA
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