Fernando Bustince (52) había sido condenado por el Tribunal Oral N° 5 de Quilmes, por el abuso sexual agravado de sus hijos y sentenciado a pasar 5 años y medio en la cárcel. Sin embargo, no lo detuvieron hasta que su hijo, Santiago Bustince (24) lo escrachó públicamente en las redes sociales. Junto a sus hermanos, Martín (17) y Catalina (16), Santiago fue abusado sexualmente y golpeado por su padre, durante al menos doce años, mientras su mamá, María Fernanda Bertoncello (52), médica oftalmóloga, sufría abuso psicológico y violencia física por parte de quien era por entonces su marido, Fernando Bustince, también médico oftalmólogo.
Luego de tres separaciones, la pareja finalmente se divorció y en 2006 María Fernanda demandó a su ex por abusos reiterados a sus propios hijos. No sólo no fue detenido tras la sentencia, sino que rompía permanentemente la perimetral que le había sido impuesta. Bustince pertenece a una familia influyente en la jurisdicción de Quilmes. Su padre fue Juez y su hermana una importante funcionaria del Fuero de Familia. La historia tomó un giro inesperado a partir del día que Santi y sus hermanos decidieron escrachar públicamente a su padre publicando en Twitter su foto y la historia de sus vidas. Se animaron a dar ese paso luego de ver la denuncia pública de la actriz Thelma Fardín a Juan Darthés, y del impacto social que produjo.
Fernando Bustince fue detenido a la medianoche del viernes 21 de diciembre, nueve días después del "escrache" público. Al oftalmólogo lo esperaron en su casa agentes de la policía de la provincia de Buenos Aires, que se lo llevaron esposado. El momento fue captado por los vecinos a través de sus celulares, filmaciones caseras que logran captar la tensión del momento, con gritos e insultos hacia el abusador. Mientras esto sucedía, Santiago, sus hermanos y su mamá prefirieron permanecer en su casa, a pesar de haber sido avisados por su abogado (Juan Pablo Gallego) de la inminente detención. "No queríamos presenciar el momento", dijo Santi, consultado por Para Ti pocas horas después. "Lo vimos por los videos y fotos que nos mandaban los vecinos", admite el joven.
-¿Cómo viviste el momento?
-Fue muy fuerte para mí. Tuve sentimientos encontrados: verle la cara a tu papá yéndose en un patrullero es fuerte. Yo conviví 12 años con él, lo supe querer hasta que decidí no verlo más. Me quebré en llanto en ese momento, mientras los vecinos y mi mamá festejaban. Después nos reunimos con ellos para celebrar, aunque para mi no es motivo de festejo: es motivo de descanso. Llevé una mochila súper pesada por mucho tiempo y ahora que pude sacármela de encima, me siento muy aliviado, igual que mis hermanos y mi mamá. Fue fuerte, pero hay que aprender a descansar ahora.
-¿Qué reflexión te merece todo lo que viviste en estos años, y particularmente en estos últimos días?
-Primero quiero dejar un mensaje de resiliencia para todas las víctimas de abuso y violencia. Que construyan en base a las ruinas, que se puede. Hay familias con más o menos recursos que los que tuvimos nosotros, pero se puede, hay que intentarlo. Por otro lado, a las víctimas de abuso, chicos, mujeres, y familias enteras, que se animen y se rebelen, que griten, que denuncien; ojalá la justicia los empiece a escuchar. Y tercero, fue una burla lo que nos hicieron a nosotros a nivel judicial, como sociedad, como víctimas y al sistema de justicia en sí. Compraron justicia. Por eso queremos pedir que tomen las denuncias de violencia, que dejen de mirar para otro lado y que las cosas cambien.
-Vos sabés que te expusiste a contar tu historia, por eso estamos acá.
-Sí, en realidad no soy solo yo. Cada vez que hablo lo hago en nombre de mis hermanos también. Tuvimos guardada la historia mucho tiempo, aunque se sabía por la zona donde vivimos, Quilmes. Pero ninguno de los tres había podido contarlo hasta ahora. Cuando Thelma (Fardín) hizo pública su denuncia contra (Juan) Darthés, hablé con mis hermanos y les dije: "¿No les parece que es el momento de escrachar a papá?". Lo hicimos y rápidamente se hizo viral.
VIVIR UNA PESADILLA. Increíblemente, Santiago, sus hermanos y su mamá eran vecinos de su abusador. Mientras ellos viven en el barrio cerrado Fincas de Iraola 2, Fernando Bustince compró una casa en Fincas de Iraola 1, barrio lindante. El oftalmólogo no solo seguía ejerciendo como médico en la Clínica Modelo Quilmes, sino que además practicaba deportes en las instalaciones del country donde vivía, asistía al gimnasio, y hasta iba a ver a su hijo mayor cuando jugaba al fútbol. Como si nada hubiera pasado.
-¿Por qué teniendo una condena firme de 5 años de cárcel, tu papá seguía libre? ¿Quién lo protegía?
-Mi abuelo, José María Bustince, fue un "pez gordo" de la justicia. Fue juez de un tribunal de Lomas de Zamora. Falleció el 8 de febrero de 2018. Y una de mis tías paternas, María Marta Bustince, es abogada y cumple un rol importante en un Juzgado de Familia. Él siempre tuvo el apoyo judicial de sus familiares y tiene mucho dinero, además. No gasta en nada, no tiene propiedades a su nombre porque calculo que se veía venir todo esto y nunca nos pasó un peso. Entonces, con dinero y poder, podés hacer cualquier cosa.
-¿Vos decís que compraba su libertad?
-De una fuente muy confiable que no puedo revelar, a mi mamá le llegó la versión de que, muy recientemente, intentó sobornar con una cantidad muy importante de dinero, aproximadamente un millón de dólares, a la justicia para que no lo detuvieran. Obviamente se negaron. Y además, en todo el lapso que va del 2014 hasta ahora, hubo coimas, vistas gordas y cosas raras. A mí me llamó una jueza de Quilmes, donde está radicada la causa, para convencerme de que mi papá era un buen tipo. Cuando nuestro abogado, Juan Pablo Gallego, tomó la causa, en ese mismo Juzgado le advirtieron que no se metiera porque "Bustince es intocable, no lo vas a poder voltear", le dijeron. Toda su familia actuó a su favor: mi otra tía, Paula Bustince, es directora de un colegio primario. Y ambas declararon en contra nuestra en el juicio. Avalaron a un abusador.
-¿Tus tías niegan lo que hizo su hermano?
-Totalmente. Y ellas lo saben. Están al tanto de todo. Cuando éramos chicos, ellas se encerraban a hablar del tema, yo las escuché. Se pasaban horas hablando, también con mi abuelo.
-¿Y cuál era el rol de tu mamá en ese momento?
-Mis padres ya estaban separados. Se casaron en 1991, se separaron en tres oportunidades, la definitiva fue cuando nació Catalina, y se divorciaron en 2002. (N. de R.: María Fernanda Bertoncello sufrió violencia física y psicológica durante todo su matrimonio con Bustince. Sin embargo, no fue sino hasta el nacimiento de Catalina, en 2002 -Santiago había nacido en 1994 y Martín en 2001-, cuando comenzó a sospechar que quien ya era su ex cometía abusos sexuales contra sus tres hijos. Los chicos estaban viviendo un infierno. Bustince aprovechaba las visitas de sus hijos para cometer los delitos sin olvidar que, además, era violento verbal y físicamente con ellos. Bertoncello denunció a Bustince por abusar sexualmente de sus hijos en 2006).
-Aclaremos la historia. ¿Qué momento recordás como el primer abuso o cuándo notaste que algo raro sucedía?
-Cronológicamente tengo los hechos medio borrosos, hago terapia desde siempre y me dicen que es normal que pase eso. Por relato de mi mamá, sé que la violencia comenzó cuando yo estaba por nacer. Ella rompió bolsa y mi papá le hizo un tacto vaginal, porque quería ser el primero en tocar mi cabeza. A raíz de eso, mi mamá tuvo una infección intrauterina y casi se muere. Pero la psicopatía de él hizo que siguieran juntos. Aparte de eso, tengo recuerdos de violencia hasta los 12 años, cuando decidí no verlo más. Naturalicé los abusos sexuales durante mucho tiempo. Los pude denunciar recién cuando declaré en el juicio en 2014, antes nunca había podido hablar.
-¿Vos presenciaste abusos contra tus hermanos?
-Sí, lo que yo vi fue cuando le cambiaba los pañales a Catalina. Ellos contaron en Cámara Gesell que mi papá los abusaba cuando iban al baño o cuando los bañaba. Usaba momentos íntimos y no tanto, porque el abuso de mi hermana fue delante mío.
-¿Cómo lo supo tu mamá?
-No recuerdo bien. Y sé que fue difícil llegar a hacer la denuncia cuando empezaron esos abusos. Pero sé que una vez mi mamá llevó a Catalina a un hospital cuando volvió de la visita, porque tenía una vulvitis. Mi hermana siempre volvía con irritación vaginal de la casa de mi papá. La llevó a una médica de La Plata, que al ver el cuadro le dijo que "hasta no ver una gota de sangre cayendo de la vagina de la nena, no asentaba ninguna denuncia". En ese momento mi mamá se dio cuenta que tenía que hacer otra cosa… Llegaron visitas a especialistas y con el tiempo, cuando mis hermanos tenían entre 7 y 8 años, se terminó todo. Y empezó la etapa judicial.
-Santi: ¿vos qué querés ahora?
-Yo hablo por mis hermanos y por mi mamá. Primero queremos que mi papá cumpla con la condena, que esté en la cárcel. Lo quiero sacar de mi vida. Y queremos aprovechar esta ola mediática para llegar un poco más allá de nosotros y presionar a la justicia para que dejen de hacer la vista gorda ante casos de mujeres y chicos abusados, para que empiecen a cambiar las cosas. Y a las niñas y niños abusados, que griten, que se rebelen, y que la justicia cambie y los empiece a proteger. A nosotros no nos cuidó. Y que se haga justicia.
texto FABIANA POLINELLI fotos FABIÁN MATTIAZI/GENTILEZA SANTIAGO BUSTINCE
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