"Necesito un pequeño favor". Con esta frase, la despampanante Blake Lively (31) da pie a la trama de Un pequeño favor, el thriller que esta semana se estrena en nuestro país. Junto a Anna Kendrick (33) interpretan a un dúo de amigas, de esas amistades que se dan pasados los 30, que bien podrían ser vecinas, compañeras de trabajo, de cursos o mamis del cole… Justamente de mamis del cole se trata.
Con hijos que son íntimos amigos, la productiva y correcta vlogger Stephanie Smoothers (Kendrick) y la empresaria de la moda Emily Nelson (Lively) se ven envueltas en una relación de atracción y contrastes constantes. Un pedido de Emily –hacerse cargo de su único hijo, nada menos– y su desaparición repentina hacen de este film una bomba de suspenso similar a lo que supo ser La chica del tren el año pasado y que remarca todos los vaivenes que una relación entre mujeres puede tener.
La película hace hincapié en la vida en los suburbios y está llena de giros, secretos y revelaciones donde la lealtad se pone en juego. Los productores saben a qué juegan.
Basada en la novela homónima de Darcey Bell (2017, traducida a 24 idiomas), la película combina temáticas actuales como la amistad en pleno siglo XXI, las redes sociales, el mundo laboral y mucho glam. Bonus track: coctelería, porque –Martini en mano– Lively se muestra como una especie de Gatsby femenina y en versión aggiornada. Una trama por la que los productores se aseguraron de adquirir los derechos cinematográficos antes de que el libro fuera lanzado (¡tanta confianza le tenían!) y suspenso que muchos adivinan similar a films taquilleros como Perdida.
HOLLYWOOD 2018. Así, Anna Kendrick te presenta a Stephanie, una vlogger a lo Julia Child, madre soltera cuya vida gira alrededor de su hijo y una exposición online en busca de aprobación que poco y nada tiene en común con la enigmática Emily (Blake Lively), su trabajo de alta costura en Manhattan –atención: si ves el film vas a querer usar los smokings de Blake– y la cuasi perfecta vida familiar del lado de Sean, su marido escritor (Henry Golding, de Locamente Millonarios).
Ambas componen un dúo tan disímil como potenciado y crean en poco tiempo un inesperado nexo de lealtad. Con esta situación de por medio, plantea interrogantes tales como ¿qué pasó con Emily?, ¿qué oculta?, ¿dejaría atrás a su hijo?
"Me gusta que esta historia vea cómo diferentes mujeres deciden entre carrera y niños. ¿Qué es lo que cedemos en ambos lados y qué perdemos cuando lo hacemos?", reflexionó la guionista Jessica Sharzer. Así, adelantó "en Stephanie y Emily tenés dos mujeres muy diferentes –una madre que se queda en casa y una ambiciosa mujer de carrera– que nunca habrían sido amigas si no hubiera sido por sus hijos. Estoy muy interesada en estas distinciones y la forma en que las mujeres todavía se sienten forzadas a elegir una u otra cosa", señaló Jessica.
Con la complejidad de la amistad entre mujeres como eje, el casting no pudo haber sido mejor. Una menuda Anna y una Blake que sólo se conocían por haberse cruzado en tiempos en que Kendrick trabajó en Las Voces en 2014 junto a Ryan Reynolds, marido de Blake.
La dupla tuvo química al instante. "Imaginate trabajar junto a Blake, imponente, bella y bien vestida!", se rió Kendrick desde su 1,57 m, parada junto al 1,78 m de su nueva compinche y amiga. Anna adelantó que en el film (¡el guion lo pedía!) existe un beso entre ambas. Sí, sí.
"Todo lo que pienso en las escenas de besos es ¿quién tiene una mentita?", confesó la actriz. "Y creo que Blake es de las mías porque nunca me pasó de tener a un hombre en busca de un chicle o una menta. ¡Creo que fuimos las dos personas más mentoladas que jamás se hayan besado en la historia de los Estados Unidos!". Ambas representan a una generación que es mirada con atención. Un intermedio entre las new faces y aquellas estrellas que una identifica por su nombre de pila en Hollywood.
Desde el estreno internacional del film a fines de septiembre la dupla no para. Interactúan juntas en giras, entrevistas y premieres por el mundo. Aseguran sentir admiración mutua. Kendrick, la abanderada de la comedia indie, con sus films ácidos, llenos de humor negro camuflado detrás de su rostro angelical, supo lucirse en el Hollywood comercial con trabajos como Amor sin escalas (con nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto incluida) y thrillers como El contador con Ben Affleck. Y Lively, a quien le costó sacarse la etiqueta de Gossip Girl, ya mostró que puede ir más allá, pasando por filmes de aventuras como Linterna Verde (donde conoció a Reynolds), Atracción Peligrosa o Cafe Society de Woody Allen.
Blake además se transformó en todo un ícono fashion que colaboró con el armado del look de este personaje tan glamoroso como imprevisible. "Emily parece una chica muy provocadora e imperturbable, pero luego descubrimos que también es increíblemente vulnerable", detalló la actriz. Acerca de su nuevo rol (impensada villana), Blake fue más allá y marcó cómo son las interacciones de hoy en día, "quiénes somos y cómo pretendemos ser ante los demás".
textos PAULA IKEDA (pikeda@atlantida.com.ar) fotos FOTONOTICIAS/ GENTILEZA LIONSGATE
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