Vivía en Buenos Aires hasta que se casó y se fue a vivir a San Martín de los Andes. Preocupada por la hiperinflación y con una hija de apenas 15 meses, buscó nuevos horizontes junto a su marido: se instaló en Sidney como jefa de capacitación en el prestigioso Westpac Banking de Australia.
"Me gusta mucho enseñar y entender por qué la gente hace lo que hace, por eso creé el Instituto About my Brain en 2009 con la idea de democratizar el liderazgo", explica Silvia Damiano apenas termina de proyectarse la película que la llevó a viajar alrededor del mundo y que muestra qué se espera y qué ofrecen los líderes de este siglo.
-¿Qué significa ser un neurolíder?
-Ser una persona que se sabe liderar a sí misma, que entiende su cerebro, puede tranquilizarlo y eso le permite comprender los procesos cerebrales que posibilitan que sus colaboradores desarrollen sus tareas.
-¿Un neurolíder mejora el rendimiento de su equipo?
-Claro, es como un buen profesor en el colegio: te inspira, te escucha, te apoya. Tal vez tus ideas no se pueden implementar, pero si vos tenés un jefe con esas características rendís mucho más. El liderazgo es la base de la sociedad.
-¿Qué significa "democratizar el liderazgo"?
-Que el liderazgo patriarcal ya no funciona. De repente alguien más joven tiene que liderar un proyecto y el líder habitual que tenía la posición superior debe hacerse a un costado. Hoy el liderazgo puede provenir de cualquier parte de la organización.
-En tu película rescatás el tema de la intuición, un concepto tabú en los negocios.
-En los próximos 5 años el 82 % de los CEO a nivel mundial va a tener un ayudante artificial que escaneará todos los datos para que ellos tomen las mejores decisiones. Sin embargo, si no desarrollan la intuición, los datos duros no necesariamente les harán tomar las mejores decisiones. Esa es la lucha en el mundo de los negocios. Yo creo que hay que conectarse más con la intuición y balancearla con los números. En los negocios la palabra intuición fue tabú durante muchos años, pero ahora cada vez hay más gente que habla de esto, se vienen los líderes intuitivos.
-¿La decisión desde la intuición es más rápida que la que puede dar el cerebro?
-Hay dos sistemas para decidir: uno es el más intuitivo y el otro es mucho más consciente, calibrado, más lento, el cerebro. En un mundo ágil lo que estamos diciendo es que un líder tiene que estar más conectado a la intuición para poder operar rápidamente, porque si espera a juntar todos los datos disponibles, quizás la toma de decisión sea mucho más lenta. No es una cuestión de dejar de lado los números, sino de integrar las señales que te proporciona el cuerpo, prestarles atención y calibrarlas con otro tipo de información, que es la que suele haber en el mundo de los negocios.
-También hablás de la era de la imaginación, ¿de qué se trata?
-En la era de la imaginación un CEO requiere no sólo tener visión, sino además ser creativo y desarrollar su potencial para poder invitar a los demás a que también lo sean. Cuando uno entiende cómo funciona la creatividad, se da cuenta de que no es una cuestión de sentarse en la computadora y trabajar sin tomarse recreos, porque la creatividad se produce cuando uno cambia las ondas cerebrales. Necesitamos producir más ondas Alfa, que son aquellas que se dan en los momentos de relajación durante el día, para que el cerebro origine ideas o mejoras que se pueden aplicar a lo que uno está haciendo.
-¿Qué aportamos las mujeres líderes?
-Creo que el liderazgo en el siglo XXI es femenino porque estamos teniendo cada vez más importancia y nuestro cerebro es ligeramente diferente al de los hombres: somos más consensuales, más empáticas, nos gusta socializar nuestras ideas y esto es diferente a cómo funcionan naturalmente los hombres. Hay un empuje significativo a que haya más mujeres en puestos tope.
APRENDER A SER NEUROLÍDERES. Todas podemos aprender a ser líderes ocupándonos de mantener saludable nuestro cerebro. Según el aporte de los últimos descubrimientos de las neurociencias, sostener ciertos hábitos optimiza su funcionamiento y permite que tomemos mejores decisiones, manejemos nuestras emociones y que, en definitiva, lideremos nuestra propia vida. "Uno de esos hábitos positivos es la meditación: si uno practica todos los días, el cerebro aprende a calibrarse y a aumentar el silencio entre los pensamientos para no enloquecerte cuando estás en medio de muchas actividades. Es cuestión de cerrar los ojos 20 minutos a la mañana y cuando aparecen los pensamientos, observarlos –no anularlos– y dejarlos pasar. Al principio quizás es bueno aprenderlo de manera guiada y luego se convierte en un hábito, como lavarte los dientes".
-¿Cuáles son los otros hábitos para convertirnos en buenas líderes?
-Respetar las horas de sueño; si descansás sólo cuatro horas, tomás malas decisiones y estás de mal humor. Cada uno tiene que ser su propio conejillo de Indias y descubrir qué lo mantiene calmo y balanceado. Además, socializar es fundamental, el cerebro es un órgano social y, si no mantenemos la sociabilidad, sufrimos de depresión. Por último, alimentarnos bien. Si no comemos la comida apropiada se ve afectada nuestra salud intestinal y eso repercute en nuestra salud mental. Es algo que no se sabía y está en pleno desarrollo.
Textos: Carolina Koruk. Fotos: MAXI DIDARI