A Mercedes Funes (39) se la ve tan feliz y enamorada que la cara se le ilumina cuando recuerda el momento exacto en que conoció a Cecilio Flematti (44), su actual pareja. "Debo decir que somos novios gracias a un taxista que llegó tarde a buscarme a la radio. Yo había ido a una entrevista en el programa que conducía Cecilio, terminamos y salí a esperar que pasaran a buscarme, pero el auto estaba demorado. En eso salió él –con un traje en la mano porque se iba a otro trabajo– y me preguntó: '¿Querés que te acerque yo hasta tu casa?'. Acepté y bueno, ese fue el inicio de nuestra historia de amor", cuenta Mercedes a quien este año no vimos en televisión –Esperanza mía, Aliados, Padre coraje son algunas de las tiras en las que participó– sino que está en teatro, dirigida por Guillermo Francella.
-¿Les gustaría casarse y tener hijos?
-¡Obvio! ¡Queremos todo y pronto! ¿Viste que cuando estás enamorada y feliz morís por el combo completo? Bueno, con Cecilio nos pasa exactamente eso. Llevamos más de un año juntos, convivimos y Cecilio tiene un hijo, Lorenzo (16), a quien amo y que pasa mucho tiempo con nosotros. Así que estaría buenísimo terminar de formar esta familia –que ya somos– con un hijo nuestro.
-¿Te preocupaba que Cecilio ya tuviera un hijo? ¿Temías que Lorenzo no te aceptara o fuera obstáculo en la pareja?
-¡Para nada! Yo sé que muchas mujeres sin hijos prefieren hombres que estén en la misma situación y hasta te dicen "huí de los separados con hijos". No es mi caso. Yo lo conocí a Lorenzo al poco tiempo de estar con Cecilio y tuvimos onda desde el día uno. Es más, a las pocas semanas surgió la posibilidad de ir nosotros dos, solos, a un recital y fue algo mágico: una salida increíble, genial, que disfruté mucho. Tenemos una relación hermosa. Y no sólo eso: Lorenzo tiene una madre divina, una mujer piola e inteligente con la que me llevo bárbaro. Todo fluye entre nosotros sin ningún conflicto.
-Cecilio no es actor, ¿cómo lleva el tema de los celos? No debe ser simple estar con una actriz que tiene que interpretar escenas de amor, algunos desnudos…
-Mmm, no te voy a mentir: un poco le cuesta. ¡Pero me conoció así! Yo soy actriz desde los 10 años. Cada vez que me llega una propuesta laboral suspira aliviado cuando el personaje tiene pocas escenas románticas (suelta una carcajada). Con Perfectos desconocidos está feliz, ¡quiere que la obra siga siendo un éxito y hagamos diez temporadas más! (vuelve a reírse)
No podría volver a casarme con un actor porque sufriría mucho de celos.
-¿Y vos sos celosa?
-Sí, bastante. ¡Por eso no me cuesta entenderlo! Yo ni loca estaría con un actor.
-¿Cómo que no? ¡Si estuviste casada con Nicolás Vásquez (41)!
-Sí, pero fue hace diez años, yo era muy chica, distinta… no sé. ¡Siento que fue en otra vida! Hoy te digo que no podría volver a casarme con un actor porque sufriría mucho de celos.
-Sé que cuando falleció Santiago (27), el hermano de Nicolás Vásquez –N. de la R.: murió el 16 de diciembre de 2016 de un paro cardiorrespiratorio cuando estaba de vacaciones en Punta Cana–, te comunicaste con él.
-Sí, por supuesto. Es muy duro lo que le pasó a Nicolás y a su familia. Yo sé que no hay consuelo en momentos así, pero sentí la necesidad de hablar con Nico, de mandarle un beso enorme a sus padres que son dos grandes personas. Yo a Santiago lo conocí desde muy chiquito, compartí mucho con él, lo quería de verdad. Hace unos años me lo crucé en Pol-Ka y nos sentamos a tomar un café, me contó lo bien que iba su carrera y me puso tan feliz verlo tan grande, maduro, haciendo lo que le gustaba…
-¿Vos y Nicolás mantuvieron el diálogo después de separarse?
-No, no, para nada. No hablamos más. No es que somos amigos y nos juntamos cada tanto a tomar un café. Pero pasó mucho tiempo y siento que ahora está todo bien entre nosotros, y cuando murió Santiago tuve ganas de estar, de acompañarlo un poco.
-En Perfectos desconocidos tu personaje propone un juego muy particular: dejar los celulares sobre la mesa y compartir en voz alta cada uno de los mensajes y llamados que entran. ¿Participarías con tu pareja de un juego de ese estilo?
-Nooo… es algo que jamás haría. ¡No me divierte en lo absoluto! Ocurre que además en la obra mi personaje tiene un nivel de cinismo sorprendente, ¡es una mina muy jodida en serio! La impunidad y maldad con que se maneja es increíble, todo bajo la apariencia de ser una mujer de lo más espontánea y honesta. Yo soy lo opuesto a eso.
–La obra la dirige Guillermo Francella, ¿cómo te sentiste dirigida por él?
-Ante todo sorprendida. Porque, sinceramente, antes de arrancar pensé: nos dirige un actor –y más uno como Guillermo, tan relacionado a la comedia– seguro que nos vamos a matar de risa en los ensayos. Y no fue así. Guillermo es un director sumamente exigente.
-¿Querés decir que los tuvo al trote?
-(Se ríe) Y, sí. Un poco cortitos nos tuvo a los siete. Ojo, también nos divertimos, tal como yo esperaba. Pero Guille tiene una mirada muy minuciosa sobre la obra, fue estricto desde el primer día con que supiéramos la letra y, ante todo, no le gusta nada la improvisación. Creo que todos llegamos con la idea de que a Guillermo podía divertirle que agregáramos algún comentario simpático a una escena y nada que ver: él nos dejó claro, desde el primer día, que consideraba que la obra era un trabajo de relojería muy exacto y que debíamos encontrar el humor sólo en ese espacio, sin sumarle algo gracioso de nuestra autoría.
-Entrevisto a muchos actores que me cuentan que hoy, antes de filmar una escena de sexo, hablan con su compañera para ponerse de acuerdo sobre cómo interpretarla sin incomodarla… ¿Creés que esto es producto de las denuncias de acoso que han aparecido en el último tiempo?
-Mirá, hace unos años estaba muy naturalizado que cualquier productor o actor podía desubicarse con total impunidad porque las mujeres no hablábamos, aceptábamos la humillación en silencio. Yo una vez fui a un cásting y un productor me pidió que me desnudara porque quería verme bien para decidir si yo daba o no para el personaje. No quise y me dijo "tal actriz lo hizo". Obvio que no me dieron el personaje. Creo que estas situaciones van a dejar de pasar y lo celebro con orgullo y felicidad. Mi novio dice algo con lo que coincido: "Tantos años se las hemos hecho pasar tan mal a las mujeres que ahora banquémonos calladitos que estén enojadas con nosotros. ¡Hasta con lo que nos portamos bien! Nuestro deber es comprender, acompañar y respetar. Nada más". Creo que eso es, exactamente, lo que deben hacer.
Texto: Juliana Ferrini. Producción: Paola Reyes.
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