La periodista Lucía Trotz, el exfuncionario Miguel Bomchil, Cynthia Sonaridio –la mujer del senador Luis Naidenoff– y su hijo Joaquín. Todos ellos murieron en sus casas en las últimas semanas por inhalar gases tóxicos.
Monóxido o pérdida de gas de red. En cualquiera de los casos este tipo de accidentes ocurren con mayor frecuencia en épocas de frío, cuando todos prendemos los sistemas de calefacción para dormir a una temperatura agradable o buscamos la manera de mantener la casa a un clima amigable.
¿Por qué pueden ocurrir estos accidentes fatales? "El monóxido es un gas conocido como 'el asesino invisible' porque es incoloro, inodoro e insípido y esto dificulta que la persona se pueda dar cuenta; además, genera la intoxicación de tal manera que al entrar en la sangre produce hipoxia, es decir, falta de oxígeno en el organismo", explica el doctor Mariano Díaz (M. N. 100.179), especialista en toxicología del Hospital Posadas y del Hospital Ricardo Gutiérrez.
Por su parte, el Dr. Carlos Damin (M. N. 8.1870), a cargo del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández, suma la diferencia entre monóxido y escape de gas de red (propano, metano y butano). "A ese gas se le agrega azufre para que tenga olor y pueda ser percibido. Ese gas no mata, en general por inhalación. Si alguien dormido empieza a sentir olor a gas, se despierta, abre la ventana y puede salir".
Es indispensable realizar controles anuales a los artefactos domésticos como cocinas, hornallas, calefones, estufas infrarrojas, estufas de tiro balanceado, salamandras, hogares y cualquier otro que tenga llama a la vista. Según coinciden los gasistas matriculados consultados, estos chequeos reducen muchísimo los riesgos.
Damin refuerza la idea de que "el monóxido puede salir de todos los artefactos que tengan llama, desde un hogar a leña hasta una hornalla. En cualquier caso, si la llama es amarilla quiere decir que hay pérdida de monóxido, que es distinto de un escape. Los calefones, el horno y las hornallas pueden tener los dos problemas, la diferencia es que un olor se siente y el otro no".
QUÉ HACEMOS. Una de las medidas más efectivas contra el ambiente viciado es abrir las ventanas al menos 5 centímetros. Eso permite que el aire circule y que, si hubiera alguna pérdida, no genere riesgo para la salud.
"La gente puede morirse en pocos minutos por el monóxido porque se difunde rápido en el aire. Por eso es fundamental abrir las ventanas, así el aire se renueva y no se produce la muerte", agrega Damin, también director de la Fundación Fundartox.
Entre los síntomas más frecuentes por inhalar monóxido están el dolor de cabeza frontal e intenso, que viene acompañado de náuseas, vómitos, mareos y hasta pérdida de conocimiento, convulsiones o síncopes en los casos más graves. Puede, incluso, si no es tratado a tiempo, dejar secuelas neurológicas crónicas como déficit intelectual, trastornos en el rendimiento y parkinsonismo.
Damin señala que, en cambio, "la pérdida de gas no genera ningún síntoma de estos, sino sensación de ahogo porque el gas entra y sale del organismo".
Mucho se habló estos días de la importancia de que la llama de los artefactos sea azul. ¿Por qué? "Para la combustión, el gas necesita la misma cantidad de oxígeno que de gas de red. Si le empieza a faltar oxígeno se pone amarillenta. Si, en cambio, le sobra oxígeno, empieza a apagarse. Por eso los controles anuales con gasistas matriculados son tan necesarios. Debemos encontrar el punto justo regulando la toma de aire y la inyección de gas", explica Paula Skulski, gasista matriculada (M. 27.660) y socia de Matrigas, empresa especializada en instalaciones de gas.
Además, destaca que las rejillas de ventilación –deben ser de 100 cm2– salvan vidas porque permiten una ventilación directa al exterior. ¿Cuántas se deben colocar por ambiente? "Se calcula de acuerdo a la cantidad y al tipo de artefactos. En una cocina, por ejemplo, debe haber una rejilla en la parte superior (el monóxido de las hornallas sube) y al menos otra inferior –arriba del zócalo– para que entre el oxígeno que necesita el calefón para funcionar (los gases salen luego al exterior por el conducto)", destaca Leonardo Céspedes, también gasista matriculado (M. 26.468).
Y agrega: "Si el artefacto -sea estufa de tiro balanceado o un calefón- mancha con hollín (color negro) el lugar donde se apoya es porque tiene alguna fuga de monóxido".
Buena ventilación, control anual de los artefactos por parte de un gasista matriculado y prestar atención a síntomas o cuestiones como la coloración de la llama son la fórmula para tener una casa calefaccionada y segura.
CONTROLES
x Calefón: revisar el color de la llama, el engrasado de ciertas partes, que los conductos no estén obstruidos. Costo aprox.: $ 1.000/1.500.
xCocinas: se debe verificar la válvula de seguridad, el quemador y las hornallas, que por la misma grasa de la comida va obstruyendo la entrada del aire. Costo aprox.: $ 800/1.000.
xEstufas de tiro balanceado: son el método más seguro, pero requieren control de la salida al exterior que no debe estar bloqueada (para que entonces el monóxido no quede adentro del ambiente) y que el visor (la tapa de vidrio delante de la llama) esté en buenas condiciones. Costo aprox.: $ 1.000/1.500.
x Hogar/Salamandra: se debe verificar que la salida de la chimenea no esté obstruida y que la instalación del conducto esté bien hecha hacia los cuatro vientos. Costo aprox.: 800 pesos.
x Losa radiante: funciona a través de un sistema de cañerías que generan el calor y otras que evacúan los gases tóxicos. Hay que asegurarse de que los gases tóxicos tengan un canal de salida.
Dónde ir
x Ante dudas o consultas las 24 horas se puede ir o llamar al Centro de Toxicología del Hospital Posadas (4658-7777 o 4654-6648) o al Hospital Gutiérrez (4962-2247 o 4962-6666).
Textos: Carolina Koruk (mcarolina_k@hotmail.com) Fotos: Latinstock
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